𝗡𝗶ñ𝗲𝗿𝗮 𝗽𝗼𝗿 𝘂𝗻𝗮 𝗻𝗼𝗰𝗵𝗲|One Shot

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—No. Definitivamente no lo haré, Marinette. No cuidaré de tu noviecito.—negué a la chica, ignorando su desesperación.

La joven pareció no escucharme pues el tipo estaba a punto de caerse al suelo.

—¡Por favor T/N, eres la única que puede ayudarme!—rogó de nuevo.

Volví a pensármelo, o más bien, volví a mirar al hombre que mi amiga casi llevaba en hombros. No podía ver su rostro, sin embargo el panorama era tentador. Tenía la cabeza baja, permitiendo que sus rebeldes cabellos negros y azulados cayeran y relucieran ante la poca luz que había en el recibidor. Parecía alto, de complexión atlética, y gracias a la vista que daba esa camisa desabotonada, pude notar que tenía el cuerpo más escultural que había visto en toda mi miserable vida. Sus pectorales, el torso semidesnudo, parecían de otro mundo, perfectos en si. Su piel era blanca, con una textura que incluso a la distancia en que yo me encontraba, parecía más suave que el terciopelo.

¿Dónde se había conseguido Marinette a semejante ejemplar de hombre? Aunque fuese mi amiga, no pude evitar sentir algo de envidia. Ella era siempre la chica a la que todos los hombres volteaban a ver, la chava llena de energía, quien hacía cualquier tipo de locura, la que llamaba la atención de todos y por si fuera poco, la más linda. Pero tenía ese otro lado que me hacía superar ese extraño sentimiento de parecer estar siempre un peldaño debajo de ella. Era una buena amiga, siempre había estado ahí junto a mí en las buenas y en las malas. Era amable, inmensurablemente honesta, buena en su trabajo, me comprendía y sin ella, seguramente nunca hubiese sobrevivido a una que otra depresión anímica.

Tomé aire, más por el acaloramiento que el chico me había producido que por lo que estaba a punto de contestar.

—Está bien, mételo.—me hice a un lado para dejarla pasar a mi departamento.

—¿Y si me ayudas?—preguntó con dificultad.

Al instante que toqué el brazo del chico, mis hormonas salieron disparadas.

Ese hombre tenía un aroma que mezclara virilidad con una especie de sensualidad, algo desconocido y lo que era obvio, mucho alcohol.

—¿Cuánto ha bebido?—pregunté tras dejarlo en el sofá de la sala y tratando de recuperar el aliento.

—Muchísimo. Aún no sé porque no ha devuelto. Cuida que no se vaya a ahogar, y por la mañana dale algo para el increíble dolor de cabeza que le llegará.

—Esto es una locura Marinette, no puedo cuidar a tu noviecito en este estado.

—¡Te lo agradeceré toda la vida si lo haces!—sacó su celular y consultó algo.—Ahora, tengo que irme, te llamaré temprano.

Tomó su bolso y salió corriendo rumbo a la salida.

—¿Y cuando despierte, qué le digo? ¿Qué tú me nombraste su niñera y qué después le llamas? Además, ¿por qué no lo llevas mejor a su casa?

—Vive algo lejos de la ciudad, no puedo llevarlo ahora. Cuando despierte, simplemente dile que me espere, yo vendré aquí más tarde.

Suspiré al mismo tiempo que veía la hora en el reloj. Eran las dos de la mañana.

—¿Y de pura casualidad puedo saber quien es el hombre que esta balbuceando incoherencias, ahogado en alcohol y sin camisa en mi sofá?—pregunté.

—Luka Couffaine, ¿verdad que está genial?—se burló antes de desaparecer.

¿Cómo le explicaba a Marinette que ese chico era algo más que genial? Era…superior.

Cerré la puerta para dejar mi frente descansar en ella. ¿Qué estaba haciendo mi amiga? Cambiaba de novio como de calcetines. Era la típica chica que podía irse de fiesta a un bar estando soltera, y cuando salía ya tenía nuevo acompañante. Todos esos años había sido testigo de sus insensateces, pero la que estaba apunto de suceder esa madrugada era la más extrema de todas.

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𝗡𝗶ñ𝗲𝗿𝗮 𝗽𝗼𝗿 𝘂𝗻𝗮 𝗻𝗼𝗰𝗵𝗲 (+16) | Luka Couffaine x  ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora