ESPECIAL

9.9K 926 602
                                    

▬▬▬░░░✦❈✦░░░▬▬▬

ESPECIAL 

▬▬▬░░░✦❈✦░░░▬▬▬

¿Qué tal si no hubiera un mañana para mí? Era una pregunta que siempre me hacía a la hora de tomar una decisión para mi vida.

Desde el día en que me diagnosticaron Trastorno Afectivo Bipolar comencé a ser una persona bastante soñadora, optimista y positiva. Cada vez que me proponía algo, trabajaba duro hasta conseguirlo porque no quería vivir con ese pensamiento culposo de no haberlo logrado.

¿Qué tal si no hubiera un mañana para mí por culpa de mi trastorno? Varias veces estuve a punto de cometer suicidios al estar atravesando episodios depresivos, pero no lo logré gracias a Noah.

Yo no tenía idea de cuánto tiempo de vida me quedaba al tener un trastorno bastante jodido como el mío y por esa razón disfrutaba cada momento, me centraba en solo ser feliz y hacerte feliz.

¿Qué tal si no hubiera un mañana para mí y me iba de este mundo sin completar mi felicidad? No tenía duda, tú alegrabas mis días, hacías que me olvidara de todo y de todos, pero sentía que nos faltaba algo más para completar esta felicidad.

A mí no me gustaba quedarme con las cosas a media, o era todo o era nada, y yo siempre escogía la primera opción. ¿Quedarme con las manos vacías? ¡No! No pensaba irme del mundo sin terminar mi tarea.

Algunas personas tal vez creían que yo era un extremista o un exagerado, y sí, sí lo era. ¿Para qué mentir?

¿Qué tal si no hubiera un mañana para mí y no te hacía saber cuánto te quise desde pequeño? Esa pregunta era la que más me inquietaba, me daba miedo que jamás supieras el cariño que sentía por ti y por eso siempre que tenía la oportunidad te lo demostraba con palabras y acciones. Solo esperaba que no creyeras que era un empalagoso de mierda.

Bueno, de hecho, sí lo era.

Para tu cumpleaños te pinté un cuadro dejando asentado de esa forma que mi promesa la iba a cumplir antes de morirme: sacar esos colores que guardabas dentro de ti. Y así lo hice: exploté esa burbuja oscura en la que vivías y te llevé la vida que merecías. Te mostré las cosas buenas que el mundo podía ofrecerte y que tú podías ofrecer al mundo.

Seguramente no tenías ni la más pálida idea de cuán feliz me hacías al observarte con esa sonrisa, de cuán feliz me hacías al dejarme tocarte, de cuán feliz me hacías al permitirme sentirte.

¿Qué tal si no hubiera un mañana para mí y yo jamás tuve la oportunidad de besarte? ¡Ni siquiera quería pensarlo! Tenía ese tonto miedo de enamorarme con un solo beso y luego herirte por no tener el control de mi mente, porque eso sucedió con mi primera novia: nos enamoramos, luego transité un episodio maníaco y le rompí el corazón. Yo no quería que la historia se volviera a repetir y mucho menos contigo.

Sin embargo, un día me di cuenta que yo ya estaba enamorado de ti y que un beso solo lo confirmaría. Por eso, lo hice. Te besé encima de esa pila de paja, ambos manchados por pinturas después de ese juego de paintball que te enseñé en menos de un día y que al final me ganaste. Te besé y exploté a causa de tener en mi pecho tantos sentimientos a la vez, fue un momento tan asombroso que jamás experimenté en mi vida.

Allí reafirmé que siempre te amé, mucho antes de volvernos a acercar para la tonta actividad de la profesora Yolanda que, por cierto, yo mismo le metí esa idea en su cabeza para estar cerca de ti. Mi plan había funcionado.

El chico camaleónWhere stories live. Discover now