Capítulo XIII: Reacción...

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Cuando el espíritu del fuego vio salir a su azabache amiga, sintió en su interior la necesidad de relajar un poco las aguas por lo que invitó a Ayame, la amiga de la azabache, a salir para poder relajarla. Dieron unas cuantas vueltas y al final decidieron volver. Durante ese paseo hablaron sobre aquel tema que desató una gran tormenta en tan sólo cinco segundos y finalmente Ayame tomó una decisión.

–Kagome se pondrá muy feliz con esto –dijo Fuyu sacudiendo su anaranjada cabellera –apuesto que nos hará helado para celebrar.

–Eso espero, aunque para ser sincera, aun no pruebo el helado que hace Kagome –sonrió apenada.

–Le queda delicioso, ya verás –fijó su vista a la entrada del dormitorio donde vivían Kagome y Ayame y vio como un platinado salía de ahí –oye, ese que va ahí ¿es InuYasha?

–Es cierto ¡hola primo! –le gritó pero éste le ignoró –qué extraño, me ignoró ese tarado sin cerebro.

–Se nota que está enojado, quizás qué fue lo que le pasó... –se puso a pensar las posibilidades y una de ellas lo golpeó en la cara –Kagome...

–Tienes razón, no será que... –comenzó a temblar.

–Por esa reacción la probabilidad es demasiado alta –posó su mano en el hombro de la chica –pero, no hay que sacar conclusiones apresuradas es mejor ir donde Kagome.

–Sí, no hay que perder el tiempo –Ayame tomó valor y junto con Fuyu se dirigieron dónde estaba la azabache.

En otro lugar iba un platinado completamente descontrolado por el dolor y la confusión que aprovechando que las puertas del instituto estaban abiertas para poder volver a casa por el fin de semana. No quiso llamar un taxi o irse en autobús, sino que prefirió correr, ya que cada vez que él tenía problemas de cualquier clase; hacía actividad física. A pesar que el instituto estaba tan sólo cinco minutos en auto, InuYasha llegó en el mismo tiempo corriendo. Este chico era tan veloz que por poco le faltó saltar por sobre los techos de las casas y lo hubiera hecho si él no fuera humano.

Cuando llegó recuperó el aliento en la entrada y posteriormente entró. Se percató que el auto de su hermano estaba estacionado, lo que significaba que Sesshomaru, el rarito como él le decía, estaba en casa y así era, porque estaba en el sofá corrigiendo pruebas.

–¿Y esa cara InuYasha? Pensé que ya te habías acostumbrado a reprobar matemáticas –se burló de él.

–No es por eso que estoy así –se acomodó en el otro sofá.

–Bueno eso se puede arreglar –buscó entre los exámenes que tenía a su lado –aquí está tu examen, veamos que tenemos –lo observó y comenzó a corregirlo –malo, asqueroso, terrible, mejor no digo nada puedo ofender a un diccionario. Felicidades InuYasha reprobaste el examen.

–Me alegro por ti –miraba sus manos sin prestarle atención a su hermano.

–No me digas que esa chica mmm... –buscó nuevamente entre sus pruebas la de la chica –Higurashi, la que te tiene así de deprimido.

–Tú deberías decirme los números de la lotería para ganarme el premio gordo –sonrió –pero, así es, tienes razón, todo es por ella. Está embarazada.

–¿En serio? –esto lo tomó por sorpresa.

Sesshomaru posee una habilidad muy peculiar, él puede ver las energías de las personas, ver a veces en sus sueños el futuro, entre otras cosas. Cuando InuYasha mencionó que era esa chica que tiene en un aura el poder del hielo estaba embarazada le sorprendió mucho, puesto que él no había visto ni soñado con algo parecido. Quizás se trataba de un falso positivo. 

I just feel the cold [InuYasha] *PAUSADA*Where stories live. Discover now