Capítulo 31

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—¿Algo imperdonable? —Sael no entiende nada—. Perdone, si solo íbamos a utilizar una parte de nuestra habilidad para dar por finalizado este encuentro. No íbamos a hacer nada malo y mucho menos a herirlos.

—Sé que tú tenías esa intención, Sael, no me cabe la menor duda —la sonrisa con la que le dedica aquellas palabras se borra en cuanto mira a Gael—. Pero ¿qué hay de ti Gael?, ¿en serio ibas a llegar hasta ese extremo?

—¿De qué extremo habla, Gael? —se acerca a su hermano.

—Venga, díselo.

—Mark, disculpa —le llama Justin—, Austin y yo no comprendemos nada.

—Es verdad —asiente Austin—. ¿Cómo de grave es la situación para que haya tenido que intervenir usted?

«¿Me acaba de llamar de usted? No me lo creo, si somos casi de la misma edad.» Mark no sabe qué cara poner. No tarda en centrarse en el tema principal.

—¿No vas a hablar, Gael? —le presiona—. Porque si es así, no tengo ningún problema en contarlo yo.

Éste no suelta prenda, no sabe qué decir, ni cómo expresarse. Se aprieta los puños con firmeza y se muerde el labio inferior. Su mirada se enfoca en un punto fijo del suelo.

—Muy bien, no me dejas otra opción.

—Está bien —verbaliza—. Iba a hacer justo lo que se imagina.

—¿Qué ibas a hacer? —Sael le agarra del brazo, obligándolo a mirarle.

—Sael, yo, yo no quiero que me odies por lo que voy a confesarte —agacha la mirada—. Austin, te debo una disculpa.

—¿Eh?, ¿cómo?, ¿qué quieres decir? —no comprende nada—. Si no has hecho nada malo.

—Porque Mark me ha detenido —titubea—. Si él no me llega a detener, lo más seguro es que en estos momentos, tú estuvieses de camino al hospital. No, peor, estarías muerto.

—¿Qué acabas de decir? —pregunta en un fino hilo de voz.

Un nudo se acaba de formar en la garganta del joven albino. Un escalofrío se apodera de su cuerpo durante unos minutos.

—Eh, tú, despierta —Justin lo sacude de un lado a otro, permitiéndole salir del trance—. Oye, que te he dicho que te despiertes.

—¿Y de qué te serviría matarme?

—Para ser sincero, de nada —dice—. Yo solo quería demostrarle a Sael que podía ser tan bueno como él, en algo que no fuesen los estudios.

Al oír aquellas palabras, Sael se coloca enfrente de Gael. Éste levanta la cara con un rostro arrepentido. Sin aviso, Sael alza la mano y le sacude un terrible bofetón.

METEOROS EFÍMEROS © #1 [TRILOGÍA SECRETO DE UNIVERSIDAD]Where stories live. Discover now