Semblens

Cap.1 | Sueño Lúcido

"Hay un camino en las zonas desconocidas de mi mente, al estar buscando ángeles o espejos, parece que pasé por quinta vez la cerca pálida de marfil."

Mi recuerdo más antiguo es de esa noche bajo una luna azul, donde las montañas se pierden en el horizonte del mundo ilimitado de árboles. Más allá de la última estrella estaba el caos y estar incomunicados de ese caos nos traía la verdadera paz, sin vecinos que te atormentaran con la invasión sónica de su presencia.

Le conté sobre mis sueños a Mitan, aquel que burlaba la gravedad, un Sonexer, un líder; me comprobó el orden del caos, que las probabilidades ilimitadas son la prueba de que todo existe.

Durante un entrenamiento físico, Mitan llamó a mi maestro interrumpiendo nuestra clase; escuché que nuestros jinetes infiltrados fueron capturados en la Tierra, sin contactarse con nosotros desde hace más de un día.

En camino al museo de próceres, pasé por canchas de entrenamiento donde adolescentes se arrastraban sobre la hierba y jugaban al Inkor en el aire, la pelota se acercó a mí como un proyectil, tenía la sensación de que lo atraía, me impactó y resbalé.

No asistí a la exhibición y camino a casa me encontré con una sustancia, tenía una estrella colgando de su cuello, en ella había cinco rocas: Berle, Tierra, Anton, Efraya y Pagnea. Me advirtió lo que vendría después, no le conté a nadie porque fui despertado sin saber si realmente ocurrió. Salí de casa en la noche, pero ni el lugar en el camino existía.

Tenía dieciocho cuando mi hermana Filja llegó con una invitación en mano. Tras eso, fui apartado de mi ciudad natal para ir al primer ensayo de vida: Las pruebas de sueño.

Para nuestra generación era importante la estabilidad física y mental, el gobernador había acordado usar el potencial del conocimiento como armas, después de todo, de eso dependen los enfrentamientos.

Yo estaba feliz de salir de la zona húmeda todo el año a la gran sabana comercial y dispuesto a conocer nuevas especies.

En los grupos me acerqué y le pregunté al líder si podría ir con ellos, me dijo: ¡Caer es sólo aleatoriedad!

Para nuestros enemigos, somos animales que nos alimentamos de sus emociones y defecamos su miseria.

Los días pasaron tan rápido que cuando me permitieron tocar el túnel de entrada, ya había pasado una década.

Fui engendrado por un terrestre, nada sobrenatural y de pésima memoria a corto plazo, rescaté las experiencias de aquel y las hice mías.

Desde entonces estoy en una descendencia claustrofóbica en sus cabezas y encadenada en sus pies, siento que he aterrizado sin instrucciones de uso, pero sé que mis aliados no me defraudarán y me dirán que hacer en unos años.

Crecí junto a ellos y muchos me aceptaron, me sentí una hormiga más. Aprendí su idioma, aprendí sus conocimientos y debilidades que son muchas, tantas que olvidé las mías.

Puedo decir que anoche tuve un sueño desgarrador, era tan real que las manos me sudaban y, en varios minutos la lucidez era incontrolable.

Estoy en la época equivocada, en esa que debo ser el héroe de mi historia pero que sólo las futuras generaciones disfrutarán hasta que sus gases tóxicos y explosivos me borren de su memoria y yo quede en el pasado.

Emergerán entonces los críticos de mi arte que solo se burlarán demostrando lo aprendido por sus progenitores; yo en cambio, me sentiré inferior por dentro; puesto que de entre tantas capas, la revelación también asomará y no es una promesa.

Vi de repente el inicio de la era de persecución, la representación y la lógica llegó en la mañana siguiente; varias horas de eventos inexplicados cuando me pregunté "¿Esta realidad sigue siendo la mía?" pues, no oigas a un demonio psicópata en tus sueños.