» Pero puedes apostar...

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Pero puedes apostar...

(Edad, 8 años)

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↷𖡎...

Ahí está él otra vez, pensó la mujer sentada en gimnasio

El bombero soltero que todas las madres de primaria conocían; vestido de civil, sentado de forma informal, con una mirada desinteresada sobre los niños que practicaban bajo la instrucción de su profesor de artes marciales

La mujer hundió la mirada nuevamente en su libro, debatiendose si valía el intento levantarse e ir a saludarlo. Estaban solo a un cuarto de metro de distancia

Podría usar la excusa de que sus niños eran compañeros en el mismo curso básico de karate, para iniciar la conversación. Luego solo tenía que sentarse más cerca para mantener la charla mientras la clase terminaba

Decidida, la mujer se levantó, se acomodó la falda y el peinado antes de acercarse al hombre que vagamente volteó a verla cuando sintió su presencia

—¡Hola! Soy Cecile. Es un gusto.

Extendió su mano hacia él, el hombre la ignoró

—Yugo. Igualmente.

Ella se sentó a su lado y peinó uno de sus cabellos detras de la oreja mirando hacia otro lado para discimular que la había dejado con la mano colgada

Carraspeo y finalmente lo intentó de nuevo

—Vengo por mi hijo, Theo.

—¿Ah si? Qué bien.

—¿Cuales son los tuyos?

El bombero hizo un gesto con su mentón, señalando a los dos pequeños que estaban esperando su turno en la fila

—Oh, Tn y Lanni. Los conozco, son chicos agradables.

—Uh, son una ternura si los conoces.

Murmuró desinteresadamente, con sarcasmo. Cecile miró al hombre a su lado con frustración, su actitud era un poco borde, llegó a pensar que en el fondo pensaba eso era solo parte de su atractivo

Cecile intentó entablar nuevamente la charla, cuando el timbre del gimnasio sonó y la clase se dio por finalizada. Entonces un pequeño rubio se acercó corriendo a sus brazos

—¡Mamá, mamá! ¡Mira lo que hice!

Theo le mostró una tabla delgada de madera dividida perfectamente a la mitad junto a una medalla azul en su cuello

La mujer sonrió asombrada y orgullosa abrazo a su pequeño. Mientras que por su parte vio a dos pequeños más acercarse con sus uniformes blancos manchados de algo de sangre

—¡Papá mira lo que hice!

Tn mostró con orgullo su medalla junto a un diente de leche, algo manchado de sangre al igual que su mejilla. Yugo buscó de inmediato una explicación en el rubio, quien tenía una medalla igual, y un moretón en la mejilla

—A mi no me mires, solo sé que nos hicieron dar patadas a una tabla y que una de esas fue para mi.

Cecile y Theo, quienes seguían ahí los miraron aturdidos por unos segundos. Entonces la mayor esbozo una sonrisa extraña

—Jeje... Niños.

Yugo rodó los ojos y se puso de pie, tomando ambas mochilas

—Tus niños.

Respondió, bajando de las butacas con dos mocosos sin dientes. Cecile miró al bombero alejarse con una expresión confusa, luego miró a su hijo y este se encogió de hombros

Sus intentos de entablar conversación con el padre soltero y guapo se vieron nuevamente frustrados en un total fracaso

Mientras este se alejaba en dirección a la salida, con dos pequeños a sus lados

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Extra:

—Entonces cuando la tabla se rompió, vi al profesor retroceder y decirme que me quitara. ¡No vi el golpe cuando llegó y lo último que supe fue que me faltaba un diente! ¡Y que había roto la tabla!

—Fascinante.

Alegó sarcasticamente el mayor

—Aunque Lannion dijo que no contó.

—No contó por que tenias que romperla con el pie, tonta. ¡Y la rompiste con mi cara!

El adulto miró a los dos mocosos con consternación

—Detalles más, detalles menos. ¡Ahora tengo una medalla y mañana tendré dinero del ratón de los dientes! Son como dos pájaros en uno.

—Genial, premio doble.

Yugo miró de reojo a los dos niños, desde el espejo retrovisor y luego sonrió

—Oye cebolla.

—¿Qué?

—¿Eran dientes de leche?

—Hmm... Creo que no.

—Bien, si tu mamá pregunta, rompiste la tabla con la cara.

—¿Cómo va a creerme eso?

—Tú dile que lo viste en Karate kid. Y ya.

—Okay.

—¿Quién quiere ir por helado?

¡YO!

Yugo Is The Tipe Of Dad. » ❛ TPN ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora