Objetos requeridos:
— Un espejo grande que pueda pararse solo.
— Una hoja pequeña y afilada, como las hojas de afeitar.
— Velas.
— Gran cantidad de limadura de hierro.
— Una manta de tela negra grande.
— Un gramo de hongos psilocibios (opcional).Es recomendable que este ritual sea realizado tarde por la noche para así tener una paz absoluta, libre de cualquier interrupción no deseada.
Prepara un cuarto vacío. Este cuarto debe ser usado sólo para los propósitos del ritual, y mantenlo cerrado en todo momento.
Coloca el espejo en la pared norte.
Sella el cuarto regando la limadura de hierro en una línea continúa alrededor de la habitación, asegurándote de incluir al espejo en este espacio protegido.
Come los hongos secos (sus efectos alucinógenos “rompen” las paredes de la realidad entre éste y otros planos ocultos de la existencia). Harán efecto en aproximadamente una hora y media.
Retira toda tu ropa y párate frente al espejo.
Coloca las velas a tu alrededor y enciéndelas.
Toma la hoja y hazte un corte profundo en un dedo. Cuando la sangre esté fluyendo, deja que caiga por todo el borde del espejo.
Ahora, quédate quieto y observa detenidamente tu reflejo; estudia cada centímetro de tu cuerpo, empezando primeramente por tus pies y ve subiendo poco a poco. Cuando hayas llegado a tu rostro, mírate a los ojos, y di:
“Espíritus del reino oculto, seres del mundo espejo, speculum speculorum, los invoco en este momento para que me asistan en mi búsqueda. Desde el mundo de la noche más allá de las fronteras de la realidad y el tiempo, ustedes, los antiguos, ayúdenme ahora y denme su bendición”.
Cierra tus ojos y en tu mente imagina al espejo como una puerta. Respira lentamente por tu nariz, aguanta la respiración por tres segundos y exhala por tu boca, contando hasta diez tras haberlo hecho. Camina a través del espejo en tu mente.
Encima, debajo y a tu alrededor no hay nada más que una oscuridad absoluta; estás suspendido en un vacío negro infinito. El aire está lleno de energía estática que impregna cada fibra de tu ser.
Ahora imagina una llama azul brillante materializándose en el centro de tu pecho; concéntrate en su resplandor, mírala volverse más y más brillante.
Aumentará su tamaño hasta que haya engullido todo tu cuerpo. Di, en tu mente:
“Yo soy un faro, yo te llamo. Yo soy un faro, yo te invoco. Yo soy la llave y te he abierto el camino. Sigue esta luz del espíritu y entra en este reino terrenal”.
Acto seguido, en tu mente, date la vuelta y mira la puerta espejo. Realiza el ejercicio de respiración nuevamente. Al terminar, abre tus ojos.
El siguiente paso requiere de tu total concentración.
Con todo tu ser impulsa a tu reflejo a moverse. Pregúntale en tu mente si puede mover una mano o parpadear, cualquier cosa, siempre y cuando le comuniques tus deseos a tu ser reflejado. Continúa por al menos treinta minutos, si te sientes fuerte y confiado continúa por una hora.
No esperes obtener resultados inmediatos, toma cierto tiempo dominar esto.
Si tienes éxito, podrás ver en un principio a tu reflejo temblar o contraer su rostro levemente, y si perseveras podrás ver movimientos más dramáticos.
Con esto finaliza el ritual.
Realiza esta ceremonia dos veces a la semana o tres. Al final de cada sesión cubre el espejo con la manta negra, apaga las velas y da gracias a los espíritus.
Cuando salgas del cuarto ten el cuidado de no romper el sello protector. Pon seguro a la puerta».
Revisando la propiedad hemos encontrado el cuarto descrito en la guía del ritual. Estaba localizado en el segundo piso y había sido aislado con dos pernos de bloqueo, ambos con candados pesados. Al remover estos descubrimos adentro un marco grande de madera que era un espejo, pero el vidrio había sido removido. En la inspección del marco se encontraron rastros de sangre, marcas de arañazos profundos y varias uñas rotas incrustadas en la madera.
N/a:
Esto no es mentira
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Juego Terroríficos
Random¿quieres tener miedo? aquí hay algunos juegos, que tu desidiras por ti mismo si quieres iniciarlos, pero nunca sabrás si podrás terminarlos