제 41 장

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Al salir por aquella gran puerta sintió un alivio gigante. Estaban contentos y se podía notar a lo lejos. La llegada del pequeño era felicidad para toda la familia Park.

Recordó como fue que el bebé obtuvo su nombre. Se habían acercado a la oficina de registro y ambos se sentaron frente a la secretaria. Ésta la mirada perdida y algo nerviosa.

—¿Cómo lo llamaremos? —preguntó Rubí mirándolo a los ojos.

—Jin Young —le dijo éste y besó su mejilla—¿Qué dices?

Ella asintió rápidamente y sonrió.

Esperaron al menos unos treinta minutos para obtener el carnet de identidad junto a la partida de nacimiento junto a la firma. Al terminar, subieron al automóvil de regreso a casa.

Rubí tenía los ojos puestos en el bebé que cargaba por miedo. Ese miedo era al trauma que tuvo cuando era pequeña, cuando alzó a su prima y madre la había arrebatado del brazo para que ésta no la cargara dejándola a la pequeña en el suelo. Recordó aquellas palabras ‹No te tienen que gustar los niños› que crueldad contenia aquella persona.

Miró rápidamente a Jinyoung que conducía el automóvil y quiso olvidar todo aquello pero le era casi imposible.
Ahora comenzaban las dudas. ¿Que debía hacer? ¿Debían gustarles los niños? ¿Sería una buena madre?

—¿Qué ocurre, Rubí? —preguntó Jinyoung mirándola de soslayo.

—¿Seré buena madre? —fue lo primero que dijo.

Jinyoung la miró confundido y asintió.

—Claro que lo serás, haces un buen trabajo —le alentó.

Rubí sonrió al instante y él la besó en la mejilla fugazmente.

Al llegar a casa, comenzó la instalación de algunas cosillas del bebé y adaptaciones. Era un ambiente nuevo, ya había más silencio de lo común y eran una familia completa. Nora y las niñas nuevas iban de un lado al otro, ambos presentaron al pequeño Jinyounggie frente a la mansión mientras éste descansaba.

El día transcurrió rápidamente y ya teníamos a los tres acostados en la cómoda, Rubí amamantando a el pequeño Jinyounggie y su esposo acariciaba a ambos.

Sonreían y hablaban de todo, como si hace días no hablaban... ella seguía con reposo absoluto a penas tenía permitido ir al baño.

¿Quien iba a pensar que estarían juntos? ¿O se enamorarían, el uno del otro? Era una completa locura o como un típico libro. Pero acá teníamos la realidad del verdadero amor que se sentían el uno del otro.

Estaban felices sin que nadie estuviera interfiriendo entre ellos. Su hermanastra ya estaba en su lugar luego de aquella orden de restricción. Y no había nadie que podía dañarlos.

Tanto habían sufrido, en especial Rubí luego de aquél insidente que quería olvidarlo. Y la llegada de su pequeño Jinyounggie era felicidad para la familia.

—¿Cómo crees que será el niño? —preguntó Jinyoung tímido.

—Quizás igual a tí, alguien responsable... atento y con mucho amor —dijo ella acariciando la cabeza del pequeño a lo que Jinyoung se detuvo a mirarla.

—¿Eso piensas de mí? —preguntó a penas.

Rosé rió tímida y asintió.

—Ya sabes que pienso de tí. Y quiero que el niño sea igual a su padre —se sinceró.

—Es muy parecido a mi, mírale los ojos... los labios y las orejitas —le señaló él con una sonrisa.

—Lo es —afirmó ella contenta.

Casada con un mayor✎Jinyoung  [got7]Where stories live. Discover now