⟨⟨• ☯ DOS ☯ •⟩⟩

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Policía

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—Oiga, señor policía; ¿usted está aquí para derrotar a los malos?

Una niña de unos cinco años lo miraba desde abajo; grandes y redondos ojos castaños esperaban ansiosos por una respuesta. Fyodor intentó huir de este tipo de situaciones, pero una manita pequeña sostenía con timidez un pedazo de la tela del pantalón de policía que usaba.

Miró hacia ambos lados. No hay nadie sospechoso, solo personas normales cruzando la calle, charlando o con sus celulares.

Fyodor se agachó para estar a su altura.

—¿A qué malos tengo que derrotar? —preguntó, intentando sonar lo menos cortante posible.

La niña parpadeó y tarareó, buscando una respuesta. Frunció el ceño, pero, regresó al instante la mirada hacia el adulto. Con su cabeza ladeada, contestó:

—Malos son malos. Señor policía los vencerá para mantener la paz en el mundo, ¿verdad?

Fyodor asintió lentamente, haciendo como si comprendiera las palabras de la niña. Esta se sobresaltó cuando sintió una mano sobre sus cabellos.

Por algún motivo sintió ganas de correr.

—¿Y cómo sabes —los iris violetas brillaron por un segundo. Intención asesina en el aire mientras mostraba una sonrisa a la niña tensa bajo su toque— que yo no soy el malo?

La niña negó.

—Sami-chan solo lo sabe —dijo y sonrió, dos pequeños hoyuelos se marcaron en sus regordetas. Restregó su cabeza contra la mano pálida que estaba sobre ella—. No puede ser que alguien como el señor policía sea malo.

—¿Por qué? —preguntó, curioso.

—¡Porque usted tiene los ojos más bonitos que Sami-chan ha visto!

Fyodor se estremeció. Con un pequeño temblor, retiró su mano suavemente del cabello de la niña. Observó su palma con los ojos abiertos.

«¿En serio estuve a punto de...?»

Con la punta de sus dedos rozó la piel de sus párpados, acariciando suavemente, sintiendo el músculo tensarse bajo el toque.

«¿Mis ojos son... bonitos?»

Pasitos apresurados se acercaron a donde estaba. Algo extraño tocó su mano. Recobró la postura y miró hacia adelante: la mocosa había vuelto corriendo y dejó algo en sus manos.

Sami sonrió de oreja a oreja. Hizo una pequeña reverencia con su vestido como si fuese una princesa y se marchó corriendo hacia sus padres.

—¡Adiós, señor de los ojos bonitos! —se despidió antes de que sus padres ingresaran al coche.

Fyodor observó su mano, la niña había dejado algo en ella como regalo de despedida.

Una orquídea púrpura.

Era... bonita. Sus pétalos se doblaban gráciles hacia las puntas, pistilo de color dorado y las hojas de un verde profundo. Fyodor se preguntó, si sus ojos eran de este mismo color, entonces... ¿eso explicaba lo que dijo Sami? ¿Eran bonitos?

No pudo llegar a una respuesta pues un llanto descontrolado vino desde cerca. Se giró y encontró a una mujer arrodillada frente a un pequeño coche mientras intentaba calmar al bebé de dentro, quién lloraba incontrolablemente.

[In] Sensibilidad ☦ Fyodor Dostoyevski • Bungo Stray Dogs ☦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora