Capítulo 01 - Academia Sol

267 16 7
                                    

París, Francia

El ballet siempre había sido parte de la vida de JiMin, había crecido con una madre dedicada a cuerpo y alma al ballet clásico. Una gran bailarina que siempre obtenía los papeles principales en el teatro, primera bailarina desde los diecisiete años. Se enamoró de un hombre extranjero que le prometió una vida llena de felicidad al casarse con él, pero ambos se equivocaron y después de ocho años de matrimonio decidieron separarse. Claire, madre de JiMin, se había quedado con la custodia completa de su hijo y de vez en cuando él podía ver a su padre, cuando este tenía oportunidad de viajar a París para verlo.

Sinceramente, a JiMin nunca le afectó no tener cerca a su papá. El ballet siempre fue su más grande refugio, empezó a practicarlo desde los cinco años, pero lo dejó mientras sus padres resolvían los trámites del divorcio y lo retomó cuando cumplió los siete años. Desde entonces, estar en la academia de ballet más prestigiosa de París le ha traído mucha felicidad, no podía ver un futuro en donde él no tuviera sus adoradas zapatillas de ballet junto a él. Se había dedicado tanto a su pasión, había renunciado a muchas cosas en su adolescencia con tal de llevar su pasión a lo más alto.

Amaba bailar.

Sin embargo, ahora que su madre, su musa, su adoración, ya no se encontraba con él ya no podía encontrarle el verdadero sentido a lo que significaba ser un bailarín de ballet. Era extraño e inusual porque de sentirse tan atrapado dentro de sí mismo, él seguía realizando los pasos que le pedían hacer. Saltaba más alto que todos, estiraba sus piernas más que todos, su expresión era perfecta, sabía transmitir sentimientos a través de su danza, sus pies eran delicados pero fuertes, se mantenían en punta más que los demás y su postura era recta y no forzada.

¿Entonces por qué al bailar no sentía nada?

Desde que su madre falleció en aquel accidente automovilístico su relación con el ballet no era la misma, no sentía emoción, su corazón no latía cuando escuchaba la música. Era como sí esa segunda muerte, a la que tanto le teme, haya llegado para carcomer todo su ser de un momento a otro. Dicen que un bailarín muere dos veces: la primera vez es cuando un bailarín deja de bailar y esta última tiende a ser más dolorosa.

JiMin dejó el ballet por dos semanas mientras trataba de asimilar la muerte de su mamá, su padre, llegó desde Corea del Sur para sacarlo de su depresión y ponerle nuevamente los pies sobre la tierra. A duras penas lo hizo, poco a poco fue recuperando las ganas de seguir bailando y así fue como se dio cuenta que nada era lo mismo.

—¿Qué te parece sí te vienes una temporada conmigo a Corea?—Propuso el Sr. Park mientras le daba un sorbo a su chocolate caliente. Estaba haciendo mucho frío en París esos últimos días.—Creo que te sentaría bien estar más acompañado.

—Es que... no lo sé.—Dijo con un leve acento francés, no muy notorio, mientras miraba sin muchas ganas a su padre, el mayor suspiró decepcionado.—He vivido aquí toda mi vida, no sé sí sea bueno para mí tener que irme de Francia como sí nada. Aquí está el recuerdo de mi madre.

—Tienes que entender que tú siempre vas a llevar a tu madre dentro de ti.—Recordó sonriéndole.—Sé que a ella no le gustaría que ahora que ella no está tú tengas que estar aquí solo. Siempre le gustó verte sonreír y alegre.

—Tampoco quiero dejar el ballet...

—En Seúl hay muchas academias de ballet, JiMin. Unas mejores que otras, incluso, hay una en la que te pueden aceptar a través de una audición. Creo que una escuela de ballet exclusiva para hombres, te sentirás más cómodo.—Sonrió.

—Tendría que consultarlo con mí maestra, se vienen las audiciones para el cascanueces y no quiero decepcionarla.—El hombre mayor asintió, comprendiendo a su hijo y su pensar.—Hablaré con ella esta tarde.

Ilusiones Rotas. - YoonMinDove le storie prendono vita. Scoprilo ora