Capítulo 37: Venganza, Dulce Venganza

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Esa mañana, a Severus le despertó un movimiento del cuerpo que tenía sobre sus muslos. Aun sin haber reaccionado el todo, tardó un rato en recordar lo sucedido la noche anterior; pero cuando lo hizo su mano derecha se movió con decisión y cuidado hacia la cabeza de Harry, quien aun dormía, recostado sobre sus rodillas como si fuesen una cómoda almohada, con las piernas dobladas, acurrucado sobre su propio cuerpo. Entonces acarició ausente los rebeldes cabellos negros.
Severus nunca llegó a estar seguro de si fue su caricia o si simplemente Harry escogió ese preciso instante para volver del mundo de los sueños. Le observó desperezarse con lentitud, estirando las piernas y los brazos a un tiempo, mientras ocultaba un bostezo girando el rostro hacia su pecho, en un movimiento un tanto felino.

Poco después Harry empezó a sentir una respiración bajo su cabeza, y recordó quién era, recordó que ese acogedor regazo en el que estaba recostado no era otro que el de su ex profesor de pociones. Un atisbo de sonrisa apareció en sus labios, aún ocultos entre los pliegues de la túnica del hombre que en esos momentos dejaba de acariciarle la cabeza.
Entonces, Harry se volvió a estirar, giró la cabeza para dejar que su rostro enfocase hacia arriba, apoyando la coronilla sobre las rodillas de Severus y después abrió los ojos, dejando así que la luz de sus preciosas y profundas esmeraldas iluminase toda la estancia. Lo primero que vio fue esa negra mirada. El fugaz pensamiento de que no podía haber mejor manera de empezar un día, sobre todo en contraste con lo mal que había acabado el anterior, le hizo acurrucarse aun más contra su cuerpo.
Finalmente comenzó a incorporarse poco a poco, hasta quedar a su lado, recostado sobre su pecho. Deseando que ese momento nunca terminara.

-Buenos días -murmuró, al rato, aun adormecido.

-Buenos días, bella durmiente -bromeó Severus, que había puesto sus brazos alrededor del pecho del chico, dándole así un pequeño abrazo. Mientras decía esas palabras se estiró un tanto hasta alcanzar las gafas que le había quitado a Harry de los ojos el día anterior, después de que se quedase dormido. Se las tendió.

-¿Sabes que Él me dijo eso un día? -susurró Harry, mientras se separaba un poco de él y se restregaba ambos ojos con las manos, en un gesto que Severus encontró totalmente tierno e infantil. Después tomó con una mano las gafas y se las colocó inconscientemente, en los movimientos rutinarios que todas las mañanas hacía sin darse cuenta.

-Lo siento, no pretendía... -comenzó Severus en un susurro; y Harry elevó una de sus manos hasta posar las yemas de sus dedos en los carnosos y entreabiertos labios de Severus, interrumpiendo así sus palabras.

-En tus labios suena mucho mejor -le susurró, y posó sus verdes ojos en los negros abismos del hombre. Y después, sin pensarlo demasiado, apartó ligeramente la mano de sus labios, dejándola extendida sobre su mejilla, lo justo para dejar espacio. Y entonces depositó un pequeño beso en los labios del hombre.

Severus permaneció un momento en silencio, sin moverse. No había tenido tiempo de reaccionar cuando los labios de Harry ya se habían apartado de los suyos, de forma tan rápida e inesperada como se habían acercado segundos antes.
Un cargado silencio siguió a ese momento. Entonces Severus sintió la imperiosa necesidad de decir algo. Lo que fuese. Mientras Harry se acurrucaba poco a poco contra él. Ambos parecían estar en un mundo aparte, abrazados sin darse cuenta y únicamente concentrados en respirar y sentir, hasta que finalmente Severus pareció reaccionar, vencido por esa necesidad.

-¿Se puede saber a qué espera para ir a ducharse, Potter? ¡Cómo siga vagueando llegaremos tarde al desayuno!

Harry soltó una pequeña risita al escucharle, sabiendo que cuando Severus sentía que la situación se escapaba de su control, siempre reaccionaba igual. Hablándole como si siguiese siendo su profesor de pociones. Como si Harry siguiese siendo un influenciable y asustadizo alumno. Y, realmente, lo hacía muy bien, pues por un momento, Harry había retrocedido un año en el tiempo, y se había sentido en sus clases, intimidado. Pero después de la sorpresa inicial su reacción fue rápida al recordar que si bien ese hombre seguía siendo Severus Snape, ya no era, ni mucho menos, el profesor Snape.

Secuestrado [TERMINADA]Where stories live. Discover now