ℓαѕ αℓмαѕ ¢αℓℓα∂αѕ ѕση ℓαѕ qυє мáѕ ѕιєηтєη

67 10 29
                                        

✧・゚: *✧・゚:*:・゚✧*:・゚✧

✧・゚: *✧・゚:*:・゚✧*:・゚✧

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

✧・゚: *✧・゚:*:・゚✧*:・゚✧

❝Hoy te vi, no supe qué decir. Ya no sé disimular.❞

—Ventino.

Uno nunca termina de conocer a una persona.

Una frase tan cierta como trillada; una que hemos oído millones de veces hasta el hartazgo pero que no por ello perderá ese toque de veracidad que, en primer lugar le permite sobrevivir lo suficiente a lo largo del tiempo como para considerarse precisamente eso. Trillado, repetitivo hasta el punto de ser molesto.

Cuando las vidas de ellos se cruzaron, esta frase pareció recobrar aun más veracidad que nunca.

Pues detrás de sus voces dulces habían muchos gritos por ayuda que tuvieron que ser silenciados, por debajo de sus expresiones y facciones impasibles, sonrientes o pasivas se hallaban millones de sentimientos que únicamente pedían la oportunidad de ser liberados, en muchas ocasiones negativos que irrumpían en su paz mental y otras veces tan positivos que pareciese que la euforia los quisiese hacer explotar. Cambios de ánimo de lo más confusos que aprendieron a dominar, mas nunca se extinguieron y que parecía que ahora pretendían salir más poderosos que nunca y justo frente a una persona en especial.

La primera fue Mei Ling, quien por primera vez y más vívidamente que nunca pudo contemplar las heridas no sólo externas que Tanjiro arrastraba consigo.

La primera fue Mei Ling, quien por primera vez y más vívidamente que nunca pudo contemplar las heridas no sólo externas que Tanjiro arrastraba consigo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Después de un tiempo y por primera vez... Mei notaba en esos meses de copos de nieve que Tanjiro estaba muy raro últimamente. 

Antes mientras los meses transcurrían Tanjiro tenía toda su atención puesta en ella, escuchando sus propias palabras y charlando alegremente sobre cualquier cosa que se le ocurriera. Antes sus ojos, bellos de un cálido color rojo soltaban chispas, chispas que contribuían a brindar brillo y color a la melancólica oscuridad de su universo. Sin embargo ella notaba como esas chispas últimamente estaban perdiendo intensidad, dándoles a aquellos ojos un tono opaco que a ella no le gustaba en absoluto, como la preciosa sonrisa de Tanjiro se había ensombrecido al punto de que en ocasiones se transformaba en una extraña mueca que era imposible de ignorar. Para colmo de males, últimamente lo estaba notando más pálido, demacrado, desganado. Como si estuviese pasando por momentos extremadamente difíciles.

𝑅𝑂𝑀𝐴𝑁𝐶𝐸 𝐷𝐸 𝐿𝐴 𝑉𝐼𝑈𝐷𝐴 𝐸𝑁𝐴𝑀𝑂𝑅𝐴𝐷𝐴Where stories live. Discover now