EIGHT

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17 de julio, 2016.

—Cada día te despiertas más temprano, apenas son las ocho, ¿a qué se debe eso?— Dinora quién ya se encontraba en su impecable y fino traje lista para ir a su trabajo, preguntó. Sostenía su tablet leyendo algo mientras desayunaba.

—Voy a salir.— respondí para luego abrir el refrigerador y sacar un yogurt. Era mi pre-desayuno.

—Mmh.— murmuró mi hermana. —hay una noticia interesante hoy en esta revista.

—¿Sí? ¿Sobre qué?— me senté en uno de los taburetes y la miré esperando que hablara.

—Escucha.— dijo. —Natalie Dankworth y Charlie Cox, ¿nuevo romance a la vista?— en cuánto terminó de hablar el yogurt que tomaba se quedó atorado en mi garganta, haciendo que lo escupiera y luego comenzara a toser como loca.

—¡¿Qué?!— me acerqué a ella y le quité el aparato de las manos para luego comenzar a leer.

—Natalie Dankworth y Charlie Cox, ¿nuevo romance a la vista? Ayer por la tarde se les ha visto a ambos actores muy cariñosos en Pacific Park, Santa Mónica, almorzando juntos, disfrutando de la atracciones del parque y tomados de las manos. Recordemos que esta no es la primera vez que se les ve juntos.— leí y continué. —tal parece ser que nuestra Reina en el Norte le ha abierto nuevamente las puertas al amor, después de su fallida relación con Ben Hardy la vida le regala una nueva oportunidad al lado del protagonista de la serie de Netflix, Daredevil, Charlie Cox quién por cierto es diez años mayor que ella... ¡No puede ser!— puse la tablet sobre la mesa y tapé mi rostro con mis manos.

La nota incluso traía fotos de nosotros y no desaprovecharon los segundos que tome a Charlie de la mano.

—¡Buenos días alegría!— volteé el rostro y miré mal
a Ryan quién entraba al comedor. —¿Qué sucede? ¿Por qué esas caras?

—Nat está saliendo con Charlie Cox.— respondió Dinora produciendo una cara de sorpresa en el canadiense.

—¡Lo sabía!

—¡No estamos saliendo!

Ryan y yo alzamos la voz al mismo tiempo.

—Oigan solo somos amigos.— rodé los ojos.

—¿Pero te gusta?— interrogó Dinora, ella y Ryan me vieron con interés.

Dudé uno segundos antes de responder.

—No, solo somos amigos.— dije. —saben que no quiero una relación.— aclaré haciendo una mueca.

—Charlie parece un buen tipo.— agregó Reynolds y yo asentí de acuerdo con él.

—Lo es.— dije. —ahora debo irme.— tomé mi celular y las llaves del auto de la mesa y salí del comedor.

•••

Charlie y yo habíamos acabado en un restaurante cercano al aeropuerto. Yo había pedido waffles con fruta y jugo, mientras que él optó con unos pancakes con chispas de chocolate y café.

—Estás algo callada.— dijo mientras cortaba su comida, llamando mi atención. —así que por ello asumiré que... lo viste.— afirmó. —la noticia sobre nosotros.

Dejó los cubiertos a un lado y me observó con atención.

Suspiré. —Lo leí.— dije. —debí saber que esto pasaría, si hubiésemos sido más cuidadosos no...

—Nat tranquila, es solo una noticia.— sentí su mano sobre la mía en la mesa y no evité retraerla para luego mirar hacia los lados.

—Sí, una noticia falsa, solo somos amigos.— acoté. Charlie apretó los labios y asintió. Se removió en su asiento para luego hablar.

—No es la gran cosa, no le des importancia.— se encogió de hombros.

—Es solo que no me gusta estar en chismes.— chasquee la lengua. Ensarté el tenedor en una fresa para luego llevarla a mi boca y masticarla.

—Es parte de ser famoso, supongo.— dijo. —la mayor parte del tiempo no respetan tu privacidad.

—Es la peor parte.— bufé.

Silencio.

Así estuvimos por unos minutos en los que terminamos de comer. Para ser honesta sentía el ambiente un poco incómodo y no tenía idea por qué, o tal vez sí, tal vez porque los demás pensaban que nuestro vínculo era amoroso, cuando no era así.

—Creo que debería irme.— murmuró viendo el reloj en su muñeca.

Fruncí el ceño. —Aún faltan dos horas y el aeropuerto queda a diez minutos.— dije.

—Es solo... no me gusta llegar tarde.— se encogió levemente de hombros.

—Oh, lo entiendo entonces vamos.— intenté levantarme pero Charlie me detuvo.

—No te preocupes Nat, puedo irme solo, el aeropuerto está cerca, termina tu desayuno.

—Yo dije que te llevaría Charlie, no pasa nada.— insistí.

El inglés asintió apretando los labios. Luego de pagar la cuenta ambos salimos del local hasta llegar a mi auto. Diez minutos después estábamos frente al aeropuerto, apagué el auto y Charlie me miró.

—Gracias por traerme, Dankworth, hasta pronto.— él bajó del auto junto con su maleta de mano.

—Hasta pronto Charlie, buen viaje.— me dio una sonrisa de boca cerrada y luego se dio la vuelta para comenzar a caminar.

Por alguna razón sentía que Charlie estuvo raro conmigo en los últimos minutos, luego caí en cuenta que posiblemente yo lo había incomodado a tal punto que se fue antes de que fuese hora.

Dejé caer la cabeza sobre el volante el cual emitió un pitido.

Diablos.

¿Debería ir y disculparme con él? No, eso seria aun más incómodo si solo eran especulaciones mías y en realidad no le gustaba llegar tarde, ¿no?

Encendí el auto y lo puse en marcha a casa donde me podía reprochar a mí misma tranquilamente.

FALLING ━ CHARLIE COX Donde viven las historias. Descúbrelo ahora