Capítulo 4

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                       ¡POR FIN VIERNES!

Me levanté más temprano de lo habitual, para decidir un atuendo diferente qué usar en la oficina a lo de costumbre además de dejar preparado lo que llevaré por la noche. Llamé a Fernando para cancelar que pasará por mí, necesitaba tiempo para ordenar mis atuendos, estoy tan nerviosa y emocionada.
Me decidí por vestido para los dos horarios.
Un vestido salmón, de tirantes y ligero durante el día para aprovechar la primavera con botines negros y cabello recogido por si hay que hacer alguna visita a los proyectos.

...

–¡Wow! Te ves increíble.— levantándose de su silla para rodear el mostrador.
–Quería verme bien desde ahorita— comenté apenada mientras pasaba mi mano por el vestido.
–Pues te ves muy bien. ¿Es el mismo que usarás hoy por la noche?
–No, iré a cambiarme al terminar la tarde.

La sorpresa de Sandy se debe a que muy rara vez me visto de esta forma, por lo regular soy más práctica y menos coqueta, pero hoy quería darle un giro a mi aspecto. Sorprender a mi cita.

...

Mientras estoy haciendo algunos apuntes en la agenda que está en el pizarrón de la pared de mi oficina, alguien llama a la puerta.

–Adelante.
–Nath, ya tengo lo que...— se queda de pie mirándome.

Me giro sobre mis talones y no puedo evitar sonrojarme, Fernando está tan atractivo el día de hoy, me miraba de una manera como nunca antes.

–¿Si?— dije con una pequeña sonrisa.
–Perdona es que te ves muy linda hoy… No es que otros días no te vieras linda... Es que hoy es diferente... Lo que quiero decir es que ese vestido te hace lucir muy bien... Olvídalo, no sé lo que digo— dijo en tono nervioso.
–¿Ya quedaron esos documentos?— señalé al folder que sostenía en la mano.
–¡Ah! Sí —camina hacia mí sin dejar de mirarme y aún sin entregarme el folder. — Me gustas mucho.

Me quedo petrificada mirándolo sin más que decir.

–Perdona, fui muy atrevido… Es que ya no puedo seguir fingiendo.

Qué contestó a eso. ¿También me gusta? Creo que sí, me pone nerviosa cada que está cerca, me gusta su olor, su cabello, sin mencionar que es muy agradable conversar con él. No es muy complicado saber si te gusta alguien, O sí.

–Creo que tú también me gustas.— bajé la mirada.

Tomó mi barbilla con su mano y alzó mi rostro, se acercó un poco más y puso sus labios suaves sobre los míos, los recorrió lentamente, sentía su respiración al compás con la mía, toda mi piel se erizó y aunque solo fue un beso dulce y momentáneo fue tan intenso que desee que terminará en algo más.

–Paso por ti a las 9.— alejó sus labios de mí y me entregó el folder.

Se alejó con una sonrisa y salió, me quedé de pie por unos minutos asimilando lo que acababa de pasar y después retome mis actividades.
Terminé de revisar todos mis pendientes, Fernando terminó los suyos fuera de la oficina así que no lo volví a ver en todo el día, me despedí de Sandy y me fui temprano a casa, en el auto que la agencia me prestó ya que resultó que el mío tenía un severo daño en el rin.

Llegué a casa y tomé un baño, mientras estaba sumergida en la tina pensaba en el beso que tuve con Fernando, nunca imaginé que él y yo... Espero que la noche no se ponga incómoda, desde que nos besamos no hemos hablado, así que no sé qué signifique todo esto.
Aún tengo dudas, no sé si ya estoy lista para estar con alguien, pero por otra parte pienso que él es un buen chico para intentarlo de nuevo.

Esta vez mi conjunto había cambiado, opte por un vestido negro de hombros descubiertos, creo que es un clásico elegante para la noche y un poco seductor.

Sonó el timbre, abrí la puerta y  ahí estaba, con impecable traje negro y una rosa roja en su mano.

–Hola— dije sosteniendo la puerta.
—Estás espectacular— dice mirándome de arriba a abajo— Nunca creí que pudieras verte aún más hermosa— besa mi mano y me entrega la rosa.

...

Subimos a su camioneta y nos dirigimos al restaurante.
Un lugar excepcional, además de haber reservado una mesa, Fernando ya tenía previsto todo el menú, desde el vino hasta el postre.
La velada estuvo magnífica.
Conversamos un poco de trabajo, sobre nuestras vidas, la universidad increíblemente un lugar donde pasamos cuatro años y nunca nos conocimos.
Es increíble que a pesar de todo este tiempo trabajando juntos nunca habláramos más allá de cosas laborales.
Durante toda la noche ninguno de los dos mencionó lo sucedido en mi oficina, pensé que quizá se había arrepentido y solo asistió a nuestra cita por compromiso, tampoco lo mencioné, no quise presionarlo.
Terminamos la cena y me llevó de nuevo a casa, pensé que todo acabaría ahí, que al fin y al cabo solo había sido una cena y nada más, pero justo antes de entrar a mi departamento...

–Me encantó la velada— dije mientras sostenía las llaves en mis manos.
–A mí también, la comida fue estupenda aunque no mejor que la compañía.—se acercó y me acorraló contra la puerta.

–¿Puedo?— señalando con la cabeza mi boca.
–Antes no solicitaste permiso.— sonreí.

Me beso con pasión, sus labios recorrían cada centímetro de los míos mientras una de sus manos me sujetaba por la cintura acercándome hacia él.

–¿Quieres pasar?— dije entre besos.

Abrí la puerta. No estaba segura de lo que pasaría a continuación, encendí la luz, dejé las llaves sobre la mesa y di media vuelta para verlo entrar.

Cerró la puerta detrás de él, caminó y se detuvo frente a mí. Nos mirábamos fijamente, levantó la mano y pasó sus nudillos por mi mejilla.

–Me gustas bastante… Desde hace un largo tiempo.
–Es bueno saberlo al fin— sonreí

Sus manos sujetaron mi cintura y las mías rodearon su cuello, nuestros labios se unieron en besos llenos de excitación. No sé en qué momento pasamos de la sala a mi habitación, mi corazón palpitaba acelerado.
Sentada en la orilla de la cama y él hincado frente a mí, con delicadeza quitó cada una de mis zapatillas mientras miraba mi entrepierna, tomo mis manos y nos pusimos de pie, colocándose detrás de mí quitó el broche de mi cabello haciendo que este cayera sobre mis hombros, bajo mi cremallera lentamente depositando un beso en mi cuello, en ese momento mi piel se erizó por completo.
Dejó caer mi vestido al suelo, gire para quedar frente a él; retire su saco y lo besé, desanude su corbata, su mirada y la mía se encontraban a momentos, mientras desabotonaba su camisa lo besaba y cada vez que sus húmedos labios estaban enredados con los míos había una sensación que recorría toda mi espalda, un hormigueo que me hacía sentir cada vez más excitada, que contrae un poco más mi entrepierna.
Se desprendió de su camisa dejando al descubierto su torso, pase mis dedos recorriendo desde su cuello hasta su cinturón mientras lo miraba a los ojos y me mordía el labio, le quite los pantalones, me alzó en sus brazos y mis piernas rodearon su cintura, pude sentir obviamente que no era la única que estaba completamente excitada.
Terminamos en la cama, sin ropa, llegando al clímax un par de veces.
Ya había olvidado cómo se sentía está sensación de satisfacción.
Acalorados, llenos de cansancio cerramos el momento con un beso para dejarnos llevar por los brazos de Morfeo.

El Regreso De Tu LuzWhere stories live. Discover now