༺Era una noche oscura, tan solo iluminada por la pálida luz de la luna...
Subido a una pequeña embarcación un joven pescador navegaba por las tranquilas aguas del mar. Había echado la caña de pescar, y a pesar de las tardías horas, esperaba poder regresar a casa con algún alimento para su familia.
Sin embargo, ya llevaba un buen rato allí parado, aguardando a que algún pececillo por pequeño que fuese quedara atrapado entre sus redes de pesca, pero estos parecían haberse esfumado...
Con todo, el sueño y el cansancio lo fueron venciendo poco a poco y justo cuando el joven comenzaba a dormirse algo sacudió la barca súbitamente y logró que el pescador se incorporara de golpe, alerta.
De nuevo otra fuerte sacudida estuvo a punto de hacerle perder el equilibrio y el joven tuvo que aferrarse con fuerza a la embarcación para no caer al agua.
La barca dejó de moverse y el pescador se atrevió a asomarse por un extremo escudriñando las aguas con la mirada, pero nada extraño parecía pulular por las profundidades.
Sacudió la cabeza, era tarde y él estaba cansado. Seguramente su mente le estaba jugando una mala pasada... Justo cuando comenzaba a asumir que no pescaría nada aquella noche una tenue luz en el fondo de las oscuras aguas lo sorprendió.
Estrechó los ojos tratando de distinguir de que se trataba y entonces más lucecitas aparecieron en el fondo.
Eran de un suave color azulado y se movían acompasadamente. Las luces fueron volviéndose poco a poco más nítidas a ojos del pescador y él comprendió que se estaban acercando.
La barca se sacudió de nuevo, ligeramente y de pronto escuchó una susurrante voz a sus espaldas.
Se giró de golpe, sobresaltado y entonces fue cuando la vio.
Se trataba de una mujer de hermosísimos rasgos y torso desnudo. Se había apoyado en la barca con los brazos, y de la cintura para abajo lucía una preciosa cola de pez que se sumergía en el agua.
El chico se acercó a ella de forma casi involuntaria, totalmente embelesado por su belleza.
La mujer sacudió su oscura y larguísima cabellera y le dedicó una tentadora sonrisa.
Pronto aparecieron de las profundidades más criaturas como ella y se apoyaron en la barca rodeándolo.
El joven las miró una por una a todas ellas cada cual más hermosa que la anterior.
De pronto, una extendió su brazo hacia él acariciándole el rostro y después lo agarró por la camisa atrayéndole hacia ella con delicadeza.
El pescador se dejó llevar y cayó a las oscuras aguas con un ligero chapoteo. Pronto se vio rodeado de sirenas que se acercaron a él y lo fueron hundiendo lentamente.
El joven no hizo nada por soltarse, se encontraba totalmente hechizado. Finalmente lo sumergieron por completo en el agua.
La ultima de ellas esbozó una diabólica sonrisa y después se zambulló en el agua también en pos de las demás.༻