Acto 5

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Otro día, misma rutina.

El circo abre sus puertas, adolescentes y adultos se adentran al circo, en la entrada se encuentra el maestro de ceremonias y dueño Ercole Visconti, está sobre una caja y con su bastos apunta la entrada de su circo.

- ¡Portorosinos! ¡Asombrese, maravillese y descubran las maravillas que solo el circo Visconti les puede ofrecer! - Exclama  con orgullo.

Las personas entraban, admiraban a los actores quienes estaban en unos pequeños escenarios y sobre ellos se ubicaban sus respectivos carteles, mas adelante se ubicaban los animales, los tigres en sus jaulas, los elefantes encadenados en una pierna y el famoso monstruo marino estaba en su pecera.

Nadaba de un lado a otro, inquieto, pues a pesar de que antes la pecera le pertenecía a un hipopótamo, era demasiado pequeño, muchos se preguntaban, "¿Como un animal tan ancho cabía en este tanque tan diminuto?" 

Luca lo observaba de lejos, estaba junto a Fabrizio "El malabarista". Se encontraba sentado a un lado del escenario, pues el adulto joven daba sus demostraciones de malabares, y Luca solo esperaba el momento en el que lo necesitara. El castaño miraba como Alberto nadaba en su pecera, sobre èl habia un cartel.

"La bestia de Portorosso"

Luca bufó, ¿No se les ocurrió un nombre original?, Como sea, miraba sus hermosas escamas de color bigaro, tambien notó que estaba muy delgado, podía verle las costillas al ser acuático. Eso lo preocupó, y luego se le ocurrió una idea, traerle comida.

Se dió la nota mental.

El publico venia y siempre se quedaba a admirar al monstruo marino, se asombraba por sus colores, por su tamaño intimidante (Aunque Luca sabia que estaban de casi la misma estatura), pero en eso una señora de tercera edad comentó algo que a Luca nunca se le vino a la mente.

- Luce demasiado joven .

El castaño miró a Fabrizio, el adulto joven tambien lo miró y asintió con la cabeza, dando a entender que se podía tomar el turno libre, antes de que empezara el espectáculo, Luca susurro un "Gracias" y se dirigió a la anciana.

- Umm, Hola. - Dijo amablemente Paguro al llegar con la señora. - Disculpe pero, no pude evitar escuchar que este monstruo marino lucia joven.

- Ah, si muchacho. - Contestó la anciana misteriosa con una sonrisa. - Este macho debe tener como 14 años.

Luca jadeó. - ¿Como lo sabe? 

- Tiene el mismo brillo que tu mirada muchacho. - Observa al menor con ternura.- ademas de que un adulto puede medir hasta cuatro metros si contamos la cola.

La adulta recarga la mano en el cristal, Alberto la mira con el ceño fruncido, pero no hace nada, no muestra los dientes, ni extiende sus aletas, ningún movimiento.

- Hmm... Que curioso. - Murmura.

- ¿Que sucede?

- Este chico parece que no quiere lucir amenazante.

- ¿Sabe por que?.

- Por que no quiere asustar a su pareja. - Sonríe la anciana, mirando a Luca.

Luca y Alberto se miran entre ellos. A pesar de haber pasado 3 días, ambos sienten una conexión, sienten que estan hechos el uno para el otro. Paguro se sonroja, Alberto desvía la mirada.

La mayor se rie y acaricia la cabeza de Luca, para luego retirarse con una gran sonrisa. No sin antes susurrar algo al humano.

- Cuídalo muy bien jovencito, los monstruos marinos son monógamo, solo tienen una pareja en la vida, y parece que èl te a escogido a ti.

*~ La carpa de la luna ~*Where stories live. Discover now