:: final - epílogo:: // gracias

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Alan dejó el bolígrafo de tinta azul en la mesa y guardó la última carta en un sobre antes de meterla en lo profundo de su cajón, en su guardaropa. Respiró profundamente y trató de no llorar.

Era increíble que alguien se haya vuelto tan importante para él, cuando, en realidad, no la conocía.

O eso creía él.

Pero sí la conocía.

Un veinticinco de julio a las tres de la tarde, Alan se dirigió a la casa color beige que recordaba. Tocó la puerta tres veces y sólo pasaron dos minutos cuando una señora de unos cuarenta y cinco años apareció. Vestida con unos jeans bastante oscuros y una blusa suelta en negro, unas marcadas ojeras y cicatrices por su cara, la señora frunció el seño.

—Hmm, hola. So... soy Alan. —Por alguna razón se encontraba nervioso. —Quería saber que ha pasado últimamente con S... Snow. —La señora tragó saliva y sacó de sus manos los guantes de cocina que llevaba puestos.

—¿Eres su amigo? —Preguntó ella. Alan en definitiva no lo era, pero sabía que la mujer no le brindaría información si él negaba, por lo que asintió. —Pasa. —Abrió por completo la puerta y pasó. —Siéntate, estoy terminando unos aperitivos. —Y antes de irse, dijo: —Por cierto, Alan, me llamo Norma. —Ese nombre resonaba en su cabeza.

Norma volvió y Alan predecía que algo no andaba bien. —Como sabrás, ella ha estado faltando mucho a sus clases y es porque ya no concurrirá a esa escuela. Antes de que hables, déjame explicarte algo. Las cosas en esta casa nunca estuvieron bien; el padre de Snow, Phil, es abusivo. Consume alcohol y drogas diariamente, y cuando llega a casa, nosotras sufrimos las consecuencias. O, mejor dicho, las sufríamos. Logré deshacerme de Phil unos años atrás, pero fue peor, porque, cuando nos encontró, descargó toda su furia contra nosotras. Snow, hace unos tres meses se... ella... —Norma quedó en shock y comenzó a llorar muy fuerte. —Se ha suicidado. No aguantaba a su padre y él se ha fugado, no sé dónde ha ido a parar y espero que no vuelva en su vida. Gracias a él, mi única hija acabó con su vida. Snow era golpeada y... violada. Nunca pude hacer nada para pararlo, me amenazaba con matarla y sé que Phil era capaz de hacerlo, porque ha matado a más de uno. Hace una semana que lo he denunciado. No me importa que me mate, mi alma se ha ido a la tumba junto a mi hija. La encontré en su cama, más pálida de lo que era, incluso, con jeringas desparramadas por el piso, cucharas, encendedores, alcohol, marihuana... sobredosis. Los doctores dicen que se ha emborrachado antes de drogarse. Sé que ella no tenía todas esas drogas; eran de su padre. —Norma tomó un respiro y se paró. —Espérame un momento. —Ella subió las escaleras cuesta arriba y Alan se derrumbó. Lloró inconsolablemente por lo que parecieron horas pero sólo eran minutos. Lloró por la pérdida de alguien con el que no habló ni por un segundo, lloró por el dolor que consumía no sólo a él, sino que también a la madre de Snow. Respiró profundamente y comenzó a mirar la casa algo más calmado. 

El color blanco adornaba todas las paredes de la casa. Una cocina americana color marrón claro, una habitación, un baño y un extenso living; una típica casa estadounidense. Pero aún así, la casa parecía muerta. Ninguna decoración, ningún libro, ningún color más que los mencionados, ningún ruido... 

Norma bajó con una caja de madera algo grande y se sentó; supuso que eran recuerdos y acertó cuando la mujer abrió el cofre. 

Fotos, cartas, objetos, y la mayoría de su ya fallecida hija. Comenzó a sacar todo mientras Alan agarraba. Veía imágenes de ella de pequeña y cómo cambió a través del tiempo, cómo fue entristeciendose, y cómo su familia fue quebrándose. Snow nunca la pasó bien en esta casa.

Pero una foto le llamó la atención a él, una foto de ella y un pequeño en el kinder. Un pequeño pelirrojo con hoyuelos, los dos muy felices. Pero ese no era un pequeño cualquiera.

Ese era Alan.

Y él estaba seguro de eso. 

Palideció y Norma lo notó.

—¿Qué pasa...? —Pero él no la dejó terminar.

—Soy yo. —Dijo, interrumpiéndola.

—¿Qué?

—Soy yo. —Volvió a repetir.

—¿Eres tú? Pero... ¿cómo? ¿Estás cien porciento seguro, querido? —Él asintió repetidas veces.

—Estoy segurísimo, Norma. Soy yo, mis fotos te lo pueden comprobar. Y creo recordar que también tengo esta imágen. 

—Oh Dios, es mucha coincidencia. —Norma tomó una larga respiración. —¿Quieres un poco de agua? Sé que esto no es nada fácil. —Él asintió, pero no se quedó sentado, sino que subió las escaleras mientras Norma estaba en la cocina. 

Se paró enfrente de la habitación negra, que decía, con aerosol verde, "no entrar". Sabía perfectamente que esa era la habitación de Snow. 

Con un simple giro, la perilla abrió la puerta, dejando ver una cama desarmada, un piso sucio y paredes pintadas con grafittis y aerosoles. 

Comenzó a mirar detalladamente los objetos desparramados, muebles y posters. Vaya que le gustaba música mucho más fuerte que Nirvana. Levantó fotos muy viejas de ella y su madre. Parecían tan felices. Sintió un dolor punzante en el pecho.

—Si no recuerdo mal, esa foto fue de nuestras vacaciones, cuando ella tenía unos catorce. —Norma le sonrió y Alan asintió. —Mira, tengo que ir al trabajo, ese dinero paga mi comida y no puedo quedarme deprimida, de brazos cruzados. Si quieres te puedes quedar, por mí no hay problema, pero cuando te vallas hazme el favor de cerrar la puerta. —Él negó.

—Yo me iré, prometí ayudar a mi madre con la limpieza a cambio de dinero. —Ella rió. —Volveré para visitarla y seguir charlando. —Norma y él bajaron las escaleras y, al abrir la puerta, se saludaron para luego cada uno irse por caminos diferentes.








Pero aquí no terminaba todo:

Alan se graduó, algo triste, pero pudo conseguir una beca para estudiar ingeniería en una muy buena universidad del pueblo.

Alan siguió visitando a Norma todas las semanas.

Alan encontró el amor en la universidad y pronto se mudaron juntos.

Alan encontró un buen trabajo estable.

Alan se enteró que a Norma le descubrieron leucemia.

Norma murió de leucemia.

Janne, la novia de Alan, quedó embarazada a cinco años de haberse enamorado.

Janne y Alan se casaron cuando ella estaba de cuatro meses.

Janne y Alan tuvieron a las pequeñas Cherry y Lily, gemelas.

Janne y Alan compraron un auto familiar y una perra, Mia.

Janne y Alan fueron felices, viendo cómo sus pequeñas crecían.

Alan casi mata al primer novio de Cherry.

Alan nunca olvidó a Norma.

Alan visitaba habitualmente la tumba de Snow.

Alan nunca olvidó a Snow.








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primero que nada quiero disculparme por la mierda de final, la imaginación no es mucho lo mío pero bUE. es la primera novela que termino qUE EMOCIÓN bueno basta chicos.
quería agradecer a las que estuvieron desde el principio, a las que estuvieron desde la mitad y a las que estuvieron desde el final. a las que votaban y comentaban♥ y bueno, nada, eso
si hago una novela nueva no sé si va a ser así so sorry seguro que van a ser fanfics

y nada zuripantas, espero que encuentren a su alan soon

las amo

hasta lueguiS ahre

pd: quería saber si alguna es piola y hace una portada para la novela, como para que no quede con esta mierda que hice yo. que pegue con la temática, nada de colores vibrantes ni rositas. no sé, preguntaba nomás

pale babyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora