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Yoongi apoyó su cabeza en el asiento de su automóvil y cerró sus ojos. No podía creer lo imbécil que había sido. 

Lamió su labio inferior mientras recordaba una y otra vez el rostro descompuesto de ese hombre del cual no sabía ni como se llamaba. Su estómago se retorció por la vergüenza, pero como no era un hombre que se caía al piso por una estupidez es que encendió el motor de su automóvil y se enderezó en su asiento. 

Lo recordaría como una anécdota, como algo que fue vergonzoso pero que eventualmente le haría ver las cosas de una manera diferente… O algo así. 

Yoongi volvió por las mismas calles que horas antes había transitado con el corazón en la mano, tan nervioso que se había asustado de su pulso. Y como no, si nunca en sus 35 años de vida había conocido a alguien tan atractivo que te quitara el aliento con solo mirarlo. 

Y en un principio Yoongi pensó que podía ser Photoshop, porque nadie podía verse así de bien… O al menos él nunca había visto a un hombre así. 

La curiosidad había ganado pero él salió perdiendo. 

Se detuvo justo fuera de la casa de su hermano Taehyung y es que esa tarde se había ofrecido a cuidar a Eunho y a Jiwhan para que pudiera hacer sus “trámites” sin problema. Jamás le contaría que había encargado a sus niños para conocer al hombre que le había hecho fantasear toda la semana. 

Pero era un imposible, un muy, muy imposible y Yoongi estaba harto de lo imposible en su vida. Por lo que estaba decidido a dejar el mal rato atrás, olvidarlo y enfocarse en sus niños. 

Y su jefe tendría que meterse su paseo familiar por el culo porque no iría. 

—¿Estás bien? 

Yoongi entró a la casa de su hermano y el ruido de los niños, todos ellos, lo hizo sonreír. 

—Estoy bien, Jimin. 

Su cuñado le sonrió y Yoongi lo siguió para luego ambos tomar asiento en los sofás de la pintoresca sala. 

—¿Quieres algo? Tae fue a comprar comida, los niños querían comida china. 

—Mi hermano debería saber que existe el delivery. —Yoongi se rio entre dientes y cuando miró a su cuñado dejó de hacerlo. Jimin se veía serio y hasta un poco triste. —¿Pasó algo? 

Por muy extraño que fuera Yoongi era muy cercano a Jimin, ambos habían forjado una amistad durante todos esos años y muchas veces lo había escuchado y aconsejado cuando las cosas con su hermano Taehyung no andaban bien. 

—No —Jimin movió su cabeza —no puedo hablar de eso contigo. 

—Oh, está bien —Yoon se movió incómodo en el sofá y se quedó en silencio. 

Jimin parecía muy pensativo y justo cuando parecía que iba a decir algo los niños irrumpieron en la sala como un ruidoso batallón de ejército.

—¡Tío Yoon! 

Sus sobrinos Noa y Do se acercaron de inmediato a él y lo abrazaron para luego acercarse a Jimin. 

—Hola papi —Jihwan se sentó a su lado y se acurrucó contra su cuerpo. 

—Hola campeón, ¿Te portaste bien? 

—Si, el tío Chim me regaló un libro. 

—¿En serio? Eso es genial —Yoongi abrazó a su pequeño y dejó un beso en su cabello negro. —¿Le diste las gracias? 

Confía en ¿Mí? (Jinsu-Sujin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora