Capítulo 07

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A veces, incluso el más estruendoso sonido en el momento correcto, podía ser nostálgico.

Una vez más, resonaron las sirenas, instaladas únicamente en la zona residencial de la universidad, que daban aviso del inicio a la última prueba: la noche del robo.

Como cada año, los aspirantes finalistas salieron en silencio en busca de sus objetivos, mientras que los hermanos debían quedarse resguardando su propia casa.

Las farolas de las calles estaban apagadas y casi no había ruido.

Jisung, como desde hacía un par de años, se quedó en la (casi de lujo gracias a sus victorias consecutivas e inversiones inteligentes) casa Delta Rho.

Normalmente eran noches tranquilas. Incluso tenían un protocolo. Fue una novedad y para ser francos, una sorpresa, que varias casas intentaran robarlos a ellos.

Nadie lo había hecho en todo lo que llevaba su mandato.

Lo común era que las tres casas principales quisieran joderse unas a otras, no que las casas más pequeñas quisieran enfrentarlos también.

Era bastante inusual.

Aún así, logró verse aburrido cuando, por cuarta vez, sus hermanos guardianes le entregaron a otro grupo de chicos que atentaron contra ellos.

– Sáquenlos de aquí – dijo mirando despectivamente a los intrusos.

¿Por qué si quiera lo habían intentado? ¿De dónde había salido esa idea?

Cuando se los llevaron y se quedó a solas, el sonido que hacía el radio, e interrumpió el silencio ensordecedor, le sobresaltó.

Tenemos nuestro premio – informó uno de los aspirantes nuevos, Sungchan.

Soltando un suspiro pesado, sacó el aparato de su bolsillo y presionó uno de los botones para responder.

– Les tomó un rato, ¿no? –

Había mucha gente alrededor de su casa. Fue extraño. Como si todos quisieran robar a Nu Sigma Tau –

Jisung frunció el ceño.

¿También a ellos?

Sí. Era extraño.

Como sea.

– Regresen a casa y aseguren la placa –

A Sungchan le tomó un rato responder.

– ¿Cuántas insignias podemos robar? –

El menor lo meditó un momento.

– Sólo una por casa, pero puedes robar a todas las fraternidades que quieras, ¿por qué? –

Estaba pensando... una de las casas tiene muy poca seguridad. Justo vamos pasando

Jisung asintió para sí mismo. Mentiría si dijera que no pensó en ello también.

Un segundo robo garantizaba una victoria más segura.

– Bien, pero envía a Taro con la que ya tienen. No quiero correr riesgos –

Estará ahí en unos minutos. Le pediré al resto que lo escolten –

– Entras y sales, Sungchan – ordenó – si no la consigues, te retiras de inmediato, ¿entendido? –

Entendido. Fuera –

Sonaba tan seguro de sí mismo.

Bien. Eso era lo que quería para su fraternidad. Ese tipo de hermanos leales, seguros, y fuertes.

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