— ¡Hay que celebrar!—Itadori exclamaba con mucha emoción, parecía que estrellitas salían de sus ojos.
Los chicos acababan de regresar de una misión, había sido una maldición de grado especial, por poco y no la contaban. Pero, preferían no pensar en ello ¿por qué recordar una misión de la que estuvieron a punto de morir? Ni que fueran masoquistas.
—¿Por qué vamos a celebrar exactamente? —preguntó Fushiguro, de lo que cabía en su conocimiento no había ni una festividad cercana; ni un cumpleaños ni una celebración grande. Quizá sí, pero gracias a la adrenalina no recordaba con certeza.
Aunque tal vez solo era su mala memoria atacando nuevamente.
Los dos betas lo vieron fijamente como si acabará de decir una estupidez.
— ¡¡ PORQUE ESTAMOS VIVOS!! — gritaron al mismo tiempo Nobara y Yuji dramáticamente.
A veces Megumi pensaba que sus compañeros compartían la misma neurona. Aunque su hipótesis no esté muy lejos de la realidad.
—Yo estaré en mi habitación —respondió Megumi desinteresada mente.
—¡Por favor, quédate a celebrar! — suplicaban ambos betas mientras se aferraban al omega, uno en cada pierna.
—Suéltenme —dijo sin más, con su clásico tono carente de sentimiento, mientras sacudía sus piernas.
No obstante, sus amigos eran demasiados necios y tercos, parecían niños de primaria por su comportamiento.
—¿Qué sucede, Megumi? —y para aumentar sus molestias, su profesor apareció. No era que lo odiara, pero su falta de tacto, intelecto y para variar compartiendo la misma neurona que los otros dos changos que lo agarraban de la pierna; convertía la situación en una escena que provocaba dolor de cabeza para Megumi.
—Anda, celebra con tus compañeros, no hay nada que perder. ¡Será divertido! —ánimo Gojo alargando la última "o".
—Gojo-sensei —dijo molesto Fushiguro.
—¡Vamos! ¡Celebra! —le dijo mientras se dirigía a Megumi para unirse al juego llamado "¡agarremos la pierna de Gumi y el último en soltarlo pierde!"
El azabache le dió una mirada muy significativa a su profesor. A lo que el albino entendió en seguida.
—Puedes quedarte en tu habitación y no salgas —advirtió el hechicero con un tono serio, nada característico de él. Haciendo énfasis en las últimas dos palabras dichas.
Seguidamente, su profesor les lanzó una mirada a sus otros dos estudiantes para que se despegarán del pelinegro. Y sin más preguntas y reclamos, Nobara y Yuji entendieron que debían mantener sus bocas cerradas y abstenerse de preguntas. Pero eso no garantiza que ambos chicos hicieran teorías muy alocadas en sus mentes.
—Claro, sensei —mencionó Megumi para caminar presurosamente a su habitación.
—Como pude ser tan olvidadizo — se regañaba a sí mismo. Repitiendo esa frase al menos 3 veces; para luego dirigir su palma a la frente y golpearla una y otra vez. Seguido coloca ambas manos en toda su cara, y baja con claro estrés.
¡Ese día tan importante y él olvidó sus supresores!
Su celo estaba cerca, por eso decidió no quedarse en la fiesta de sus amigos, de lo contrario todo se iría al carajo.
Debía admitir que no era la primera vez que le pasaba, quizá era porque Gojo le ayudaba con eso, trayendo supresores las veces que recordaba el celo de su casi hijo.
Por más que la advertencia de su sensei sea muy clara, el recuerdo de que, al ir y venir de la enfermería nunca se topaba con alguien. Quizá una que otra persona de por medio. Pero estaba más que seguro que, si iba hasta ahí con su condición, era probable en un noventa por ciento que saldría sin un solo rasguño.
Pero aún había un diez por ciento, aunque la cantidad era menor no significaba que se podía dar el lujo de tranquilizarse.
Salió de su habitación, aún escuchaba el ruido de la celebración: gritos, vítores y música ruidosa. Hasta pudo notar que los de segundo año también estaban presentes.
Megumi, en lo profundo de su mente, realmente quería estar ahí, con sus amigos, festejando el no haber muerto.
Si, puede ser ridículo el por qué de celebrar, pero eso no quitaba lo divertido de la fiesta.
Pero sabía que esto era por su seguridad, ahora solo quedaba llegar hasta la enfermería.Entre los cajones encontró un par de supresores. Los tomó y comenzó el camino para regresar a su habitación.
Ya estaba por llegar y nada había pasado. Estaba aliviado y feliz por haber completado su objetivo sin ningún contratiempo. Al fin y al cabo, la enfermería sí era segura. Porque mayormente la que se ocupa del lugar es Shoko y ella es una beta, aunque por la hora que marcaba el reloj ella ya tenía que haberse marchado a su casa.
Estaba por llegar, cuando sintió una presencia que no era normal, era pesada y desprendía mucha energía maldita, también, de cierta forma, lograba topar cierto atisbo de dominación en aquella aura.
Era una maldición, una muy fuerte.
Maldijo en su mente toparse con esa situación. Acababan de salir de una misión resultante de una casi muerte y muchos huesos rotos, estaban cansados (al menos él). Y por si fuera poco, ¡estaba en celo!
Odiaba ser un omega, solo demostraba que era débil por su segundo género pero aún así estaba dispuesto a luchar o por lo menos pedir ayuda.
Dio la vuelta para llamar a sus amigos. No sería una sorpresa muy grata, sabía que se podían molestar por aquel ser maldito que, literalmente, arruinaba la fiesta.
Dio dos pasos a la derecha, pero justo entonces, ¡y sin dar bien el tercer paso! comenzó a sentir calor, sus piernas franquean, sabía que estaba desprendiendo muchas feromonas, lo cual era más que peligroso.
Si un alfa lo viera y actuará por las feromonas que desprendía, no dudaba que él sería el culpable de los hechos por provocar al alfa, no detener sus feromonas y no controlar su celo.
Cayó al piso e intentó gatear hasta sus amigos. ¿Sería aquella maldición la que estaba provocando todo ese intenso calor que sentía o solo era su celo actuando?
No sabía qué pensar ni qué sentir. Si le gustaba o molestaba.
No tuvo tiempo para reflexionar y lamentarse de su situación, pues cayó al frío suelo de madera, sentía un fuego arder en su vientre, sus ojos no se logran enfocar pero estaba seguro de algo.
Lo último que vio antes de perder la conciencia, fueron unos ojos escarlatas, que lo miraban con deseo y lujuria. Estaba jodido.
[ Corrección 03/08/2022 ]Besos Mágicos y Abrazos Peligrosos La Autora
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Reencarnación ( Omegaverse ) [ Sukufushi ]
Fanfiction"El primer amor nunca se olvida ", Ryomen Sukuna lo entiende mejor que nadie. Antes de convertirse en una maldición de grado especial, era un hechicero alfa muy reconocido donde conoció un Omega pelinegro. Años después comenté la peor estupidez de t...