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¿Qué diablos sería yo sin ti? Caras valientes hablando ligeramente, ocultando la verdad

¿Qué diablos sería yo sin ti? Caras valientes hablando ligeramente, ocultando la verdad

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Tobio abrió lentamente los ojos. Su garganta se sentía seca y en la parte izquierda de su cabeza sentía un dolor pulsante. Estaba cobijado, pero su disfraz seguía puesto, exceptuando las botas. 

Se sentó en la cama, sentía ganas de vomitar pero no tenía tantas fuerzas como para llegar al baño. Antes de que se levantara, Yamaguchi salió del baño con el cabello mojado. 

— ¡Kageyama, al fin despiertas!

Tobio volteó a verlo con la ceja arqueada. 

— Lo siento. Ahí tienes una pastilla y agua — Se rió literalmente. Apuntó a la pequeña mesa que separaba a las dos camas. Justamente ahí se encontraba lo que dijo.

Tobio no lo pensó demasiado, tomó la pastilla y luego el agua. Todavía no se sentía complementamente bien, pero pronto lo estaría. 

— ¿Cómo es que me siento mal si no tomé demasiado? — Se volvió acostar en la cama de manera boca arriba.

— ¡Ja! Piensa por ti mismo. Sabes que el alcohol se te sube rápido, Kageyama. Con dos botellas fue suficiente — Lo miró burlón. 

— Pero todavía no nos íbamos y estaba bien — Fruncio las cejas.

— Volviste a tomar más después de que hablaste algo con Atsumu.

Tobio recordó que fue lo que pasó. Soltó un fuerte suspiro, causando que Yamaguchi lo mirara ligeramente preocupado. 

— ¿Todo bien?

Tobio se sentó arriba de la cama, miró a Yamaguchi y este ladeó la cabeza.

— ¿Sigues teniendo tu auto?

Yamaguchi asintió confundido.

— ¿Crees que puedas prestarmelo?

— ¿Qué? ¿Pasó algo...?

— No, no. Quiero ir a ver a mi abuelo — Desvió la mirada. 

Yamaguchi se quedó en silencio durante cinco segundo, pero al ver que Kageyama no iba a decir algo más, suspiró.

— Está bien, pero asegurate de cuidarlo — Sacó la llaves del cajón de su escritorio, dejándolo en la mesita. — Si necesitas algo, aquí estoy — Le sonrió tranquilo. 

Tobio trató de devolverle la sonrisa. 

Yamaguchi se comenzó a preparar para irse a clases, dejando al fin a solas a Tobio en la habitación. 

Al sentir mejor, decidió levantarse de la cama para cambiarse de ropa. Sus clases todavía no comenzaban, pero a como estaban las cosas, estaba seguro que no iría. Sabía que estaba haciendo mal. Pero ahora mismo, era lo que menos le importaba. 

Por siempre joven | KageHinaWhere stories live. Discover now