14. Viernes. Clima lluvioso.

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Sentí a Soobin removerse en la cama, discretamente mire la hora en el reloj de mesa que tenía, 3:56 am.

Él se levantó y fue al baño, luego volvió a la cama y se acostó de nuevo a mi lado.

Había pasado la noche aquí con el pretexto de que era muy tarde y no habíamos estudiado casi nada por hacer otras cosas.

Como besarnos y tocarnos.

Aún no podía borrar la imagen de Soobin corriéndose en mi mano y luego repitiendo el acto otras veces más, del tal manera que ya nada salía de mi pene, estaba seco.

Había escuchado que las mujeres podían tener varios orgasmos mientras que los hombres estaban limitados, en ese momento les tenía algo de envidia.

Pero dejando eso de lado, Soobin, su rostro, sus labios rojos e hinchados, su cabello alborotado, el sudor, su pecho subiendo y bajando.

Demasiado excitante, no era los mismos que hacerlo con una persona experimentada, las reacciones eran diferentes.

Soobin era diferente, tenía una bonita sonrisa y belleza descuidada, no era un adonis pero tenía algo que llamaba mi atención, tal vez era su misma sonrisa, tal vez era su redonda y pequeña nariz, su olor a vainilla, su inocencia... no tenía idea, incluso podía ser un conjunto de todas esas cosas y yo no lo sabía.

Pase mis dedos por su cabellera, Soobin se dio la vuelta y me abrazo, enroscando sus piernas con las mías.

—Hace frío —se quejó. Podía escuchar la lluvia de afuera y un poco de ruido de la ciudad.

Los padres de Soobin aún no habían llegado, él me había dicho que se estaban separando, que su papá tenía un romance con otra mujer.
Y que su madre estaba haciendo lo mismo, yo no dije nada, no tenía palabras, pero también le confié cosas que no les había dicho antes a ninguno de mis amigos; como que mi hermano mayor peleaba mucho con mi madre y por eso decidí vivir alejado de ellos, que nuestro padre nos había abandonado hace muchos años o que mi madre era alcohólica.

Sus manos acariciaron mi pecho y me beso un poco, escondidos entre los cobertores pegue su cuerpo más al mío y deslice mis labios por su cuello y mis manos por su espalda baja, el gimió despacio en respuesta, también tocándome a mi, se había vuelto demasiado atrevido pero también tenía un aire de inocencia en sus toques.

Baje su pijama hasta las rodillas e hice los mismo con la mía, que era de él pero me la había prestado.

—Quiero follarte. —susurre en su oído, su cuerpo se removió nervioso cuando empecé a frotar mi intimidad contra la suya.

—¿Vas a detenerte si no me gusta?

—Lo haré —le dije acomodando algunos mechones de su cabello.

—Tengo algo de miedo.

—Voy a hacerte ver fuegos artificiales, te lo aseguro.

Lo siguiente fue intenso, choque de pieles desnudas, cuerpos calientes, besos desesperados, gemidos fuertes, nuestras bocas comiéndose la una a la otra, sus uñas enterrándose fuertemente en mi espalda mientras lo preparaba con mis dedos.

Y cuando me enterré en él, el que vio fuegos artificiales fui yo.

Lo jodí de tantas formas posibles, debajo y sobre mi, de lado, boca abajo, Soobin tenía bastante energía.

—Mierda —dijo desesperado moviendo sus caderas. —Se siente bien ahí... ahh...

"Yeonjun, Yeonjun, Yeon..."

Mi nombre saliendo de sus labios entre gemidos fue gratificante.

Hasta que me corrí y caí muerto en la cama, agotado, cansado y pegajoso.

Había cumplido mi reto y no tenía pruebas de nada.

Al salir el sol él mantuvo su rostro colorado todo el tiempo, le di un beso en los labios cuando lo dejé en su salón y luego camine tarareando bobamente hasta el mío.

𝑆𝑜́𝑙𝑜 𝑢𝑛𝑎 𝑠𝑒𝑚𝑎𝑛𝑎 "𝑌𝑒𝑜𝑛𝑏𝑖𝑛"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora