Capítulo 10: Suffre Bugiardo

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Me termino de cambiar y veo la hora en la mesita de luz de Liam, son las 3:54 am, tengo tiempo aún.

—¿No se rompió el condón verdad? — pregunto cuando me giro a verlo, está saliendo del baño ya limpio y con el pijama puesto.

—No, tranquila. ¿Por qué preguntas? — indaga con curiosidad.

—Porque si se rompió vamos a tener que volver a vernos de nuevo y no porque yo tenga ganas — sujeto de nuevo el picaportes de la puerta y tiro hacia adentro.

—¿No vamos a hablar?

—No hace falta, para mi esto ya se termino — salgo de su habitación y me dirijo al segundo rumbo que tenía que tomar.

A penas el escáner reconoce mi ojo, me abre la puerta para entrar en nuestra habitación. Él se encuentra dormido boca abajo con todos los cabellos revueltos y una sonrisa estúpida en el rostro. ¿Qué debe estar soñando? Entro sin hacer ningún ruido, no lo quiero despertar, pero mi intento falla porque al dar mi tercer paso ya sus ojos están mirándome con el ceño fruncido.

—¿Por qué llegaste tan tarde? — me indaga.

—Porque puedo, porque quiero y es un país libre en donde la libertad no es un delito, y aún que haya un cartel que diga que no puedo hacerlo, lo voy hacer porque soy Arlet Doonobanh — me tiro a mi cama y suelto un suspiro. Hable muy rápido.

—¿Algo más? — está medio sentado. 

Como necesito olvidarme de Liam...y mataría dos pájaros de un tiro si me acuesto con Bennett.

—Si... — me siento en mi cama y lo miro con lujuria.

¡Joder es que es muy fácil ponerme caliente con él!

—Quiero...no — me replanteo — necesito follar ya mismo contigo Bennett — suelto sin más rodeos.

Su cara de confusión y sorpresa es una maldita obra de arte.

—¿Qué? — pregunta sin creerlo.

—Que yo... — me apunto — quiero... — me acerco con pasos lentos hasta su cama - follar... — me subo ahorcajadas sobre él — contigo... — acerco mis labios a los suyos — Bennett — termino de decir para finalmente comerle la boca.

Él no se resiste en ningún momento, es más, me sigue el beso con más ritmo.
Juega con mi lengua de una manera tan ágil que ya me estoy imaginado, las increíbles cosas que podría hacerme con ella. Aprieta mis cadenas para que pueda sentir lo duro que está y de solo imaginarlo tenerlo dentro mío... un jadeo se escapa por mis labios sin aviso...¡Joder si que sabe como ponerme el maldito! Sus manos son expertas en recorrer y complacer cada parte de mi cuerpo, acierta en el blanco con cada movimiento.

— (¿Así qué te excita que te hablen en otros idiomas?) - muerde mi lóbulo derecho.

Su alemán perfecto me logra transportar a las millones de fantasías sexuales que he tenido, en donde follo con un alemán y me dice groserías al oído. De su cajón de noche saca un condón y se lo pone, me separo un poco y contemplo con deseo ese inmenso miembro que tiene escondido debajo sus pantalones.

¡Joder que lo tenía bien guardado! La incertidumbre no me deja callada.

—¿Cuánto te mide? — pregunto directa y empiezo a acariciar su pene.

Su cuerpo se tensa y hecha la cabeza hacia atrás, disfrutando de la sensación. Mi cuerpo arde, el suyo también y nuestras respiraciones son un desastre.

—No tengo idea... — gruñe cuando hago presión y empiezo a masturbarlo — Doonobanh...¡Joder! — se le escapa un gruñido.

Sigo con lo mío dándole placer a él y deleitándome con su excitación. 

Aléjate De MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora