polaca; trueno.

23. Burbuja y Bellota sin Bombón.

Valentina

—Si seguís viendo te vas a poner de mal humor, y yo de mal humor no te banco. Lo sabés.— advirtió Mauro sin despegar sus ojos del Counter.

—¿Por qué cinco chicas se fueron a sacar una foto con él?— interrogué al aire viendo una y otra vez la foto que circulaba por los etiquetados de Mateo.— ¡Ah no...! ¡Mirá cómo las agarra!— exclamé haciéndole zoom a la mano del morocho.— Yo lo mato.

—Son las fans, polaca. Obvio que se van a sacar una foto con él.— repitió sin darle bola a la foto que le estaba poniendo en la cara.

—¿Y a mi qué me importa que sean las fans?— hice montoncito con la mano.

Un día después de su show estaba viendo las fotos que habían sacado, y me preocupaba haberme enterado que Camilo no había salido a hacerle los coros, bastante extraño todo. Pero eso no me importa, lo que me importa es que de la nada me doy cuenta que Mateo es más cariñoso con gente que no conoce que con la que sí conoce.

—Y eso que es el primer show de diez, me voy a matar en breve.— avisé alzando mis manos a modo de defensa.— ¿Sabés qué pasó con Camilo que no salió a cantar con él?— pregunté con el ceño fruncido, pero mi amigo negó.

—No, no nos dijo nada, creo que ni apareció por el grupo.— aclaró soltando el joystick, yo bufé.— ¿Por qué no se lo preguntás vos?— insinuó dándose vuelta y estirando todo su cuerpo, como si estuviese cansado.

—Es que pasó recién ayer, capaz le pregunte mañana.

—No le dés bola a eso, el chabón la rompió sin corista.— reconoció y tenía toda la razón, pero es su amigo.— Y lo de las chicas... Vive siendo acosado por pendejitas de entre doce y diecisiete años, inclusive. Agradecé que no parecen alzadas, polaca.— argumentó apagando la televisión para solo darle enfoque a mi persona.

—No me acostumbro.— justifiqué.— Me volvieron a hablar los de la tele, quieren saber si tengo más material para darles.— informé pero Mauro negó con su cabeza al instante.

—Ya me siento bastante culpable por todo lo que hicimos, no quiero armar más bardo.— se echó para atrás.

—¿Ahora te da lástima? La idea fue tuya.— recordé para después morder mi labio inferior.

—No es lástima, Valen. ¿Mirá si se entera que yo estoy involucrado? Me mata.— insistió con miedo en su voz, yo rodé mis ojos.— Sus papás me conocen demasiado y seguro que ellos están muy mal por esa situación.

—Claro, y a mi que casi me viola y me mata con un perdón y un abrazo alcanza, ¿no?— insinué sarcástica, demasiado para mi gusto.— Qué ridículo, Mauro. Me jurabas que estabas de mi lado y ¿ahora pensás en los papás? ¿En qué clase de mundo vivo?— me pregunté a mi misma, él echó un fuerte suspiro.

—Ignacio te hizo casi lo mismo con tu papá y la pasaste como el orto, tendríamos que pensar en eso también, ¿no?

—No voy a pelear, guardo energías para cuando vuelva a casa.— avisé agarrando otra vez mi celular.

—¿Qué vas a hacer?— interrogó.

—Contestarle a Mateo.— respondí, y Mauro tomó delantera para recostar su cabeza entre medio de mis dos piernas, qué raro él queriendo ser el centro de atención en momentos tan inoportunos.

Vi que mi WhatApp estaba muertísimo, y no solo eso, sino que Venecia me contestó dos boludeces de todas las que le había puesto, y eso me dolió bastante porque es una de mis mejores amigas. Sigo sin saber si estaba enojada, así que entré a su chat y por fin le pregunté si algo le pasaba conmigo. Fue justo en ese momento que, cuando lo mandé, me llegó la videollamada entrante de Mateo, que mucho no tardé en contestar.