Un inicio peculiar

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Las pisadas del caballo contra la tierra mojada invade mis oídos, los pequeños sonidos que brinda la naturaleza embriagan el ambiente y la brisa mañanera acaricia mis fosas.

Sin nunca haber conocido este lugar la nostalgia me invade enormemente, una extraña calidez se instala en mi pecho por cada bocanada de aire que tomo. Por alguna misteriosa razón, me siento en casa.

-Hija ¿Estas bien? -Cuestiona mi padre.

-Lo estoy -Respondo vagamente y el asiente con la cabeza para continuar con su mirada al frente.

Mi progenitor era un hombre peculiar, para el gusto de muchos; su cabello azabache como el mío era un tanto rebelde, no tenía un orden establecido y su descuidada barba daba la pinta de no tener cuidado personal. Para ser una ocasión "especial", no iba vestido formalmente, nada más unos pantalones grises, una camisa blanca y el usual chaleco con mismo color que el pantalón.

El carruaje que nos transportaba era algo ostentoso, porque si bien no era nuestra intención fijar todas las miradas en nosotros, era un mal necesario para llevar todo lo necesario en nuestra mudanza.

Las horas pasaban como si fueran segundos, lo único que hacía para conservar uso de razón en el tiempo era fijar mi mirada en la amplia diversidad de los arboles, el abrupto cambio de formas y el espléndido paisaje que brindaba mi ahora hogar. 

Tras mucho tiempo de viaje, por fin llegamos a lo que supondría sería nuestra morada de ahora, los empleados que venían en las 4 carretas que nos seguían iniciaron rápidamente a descargar las cosas, mientras que mi padre y yo exploramos para encontrar nuestras habitaciones. Subiendo las escaleras daban paso a un pasillo con extensas ventanas, las cuales tenían grabados de aves en los costados del cristal. La madera que ambientaba todo se veía en perfecto estado pese al abandono de la casa,  pero lo que más destacaba era la puerta de madera roja al final del pasillo: Una con unas cerraduras inusualmente exageradas y detalles en las puertas dignas de una bóveda. Me acerqué lentamente, con sumo cuidado posé las yemas de mis dedos en los relieves de la puerta mientras que el polvo acumulado se iba desprendiendo a grandes escalas y dejaba ver el rojo vivo en el tono de la madera.

Tras observar con detenimiento los detalles de mi alrededor, me dispuse a agarrar la perilla y voltearla, lo que rápidamente causó que el fragante olor a encerrado invadiera mis sentidos. La habitación tenía aspecto de biblioteca, un espacio con estanterías y un ventanal empolvado, junto con una escalera en espiral que daba a una habitación abierta. Ésta tenía una cama doble con un ventanal que brindaba leves rayos de luz en el oscuro cuarto. Las paredes tenían tallados artísticos alrededor de cuadros, con tonos levemente extravagantes y acordes a la estética de la pieza.

Desde el "segundo nivel" se podía apreciar perfectamente el resto del cuarto, de no ser porque estaba tan escondido se pensaría que fuera una casa propia. De echo, juraría que esto fue anteriormente un estudio, debido a la variedad de estanterías y la decoración sobria. Pero por alguna razón, se sentía extrañamente acogedor.

-¿Col, estás aquí? -Se escuchó la voz de mi padre entrando al cuarto

Me asomé por la escalera y vi como miraba con asombro y nostalgia el lugar

-Aquí estoy, Pa' -Lo saludé y vi como dió un salto de la impresión.

-Vaya susto, Mocosa -Hizo una expresión exagerando, haciendo que suelte una risa.

-Bueno, estaba eligiendo mi nueva habitación ¿A que está hermosa? -Presumí ladinamente

Al decir esas palabnras vi su rostro cambiar a uno más triste, pero manteniendo su sonrisa

Mon Amour || ☾︎ ☀︎︎ ☽︎ || Diana BarryWhere stories live. Discover now