SecuestroEl ambiente animado de la fogata lo hizo sonreír. La mano de Piper entrelazada con la suya y la seguridad de que, al menos por un tiempo, las aventuras se habían acabado le sentaban mejor de lo que hubiera creído posible. No extrañaba para nada su antiguo hogar, aunque sabía que algún día volvería para entrar en la universidad, últimamente se estaba poniendo al corriente de sus estudios y disfrutando de sus merecidad vacaciones.
Sus vacaciones con Pipes.
Sentado en un tronco con sus manos unidas, oyendo a los campistas cantar canciones de verano, no tenía ganas de estar en ningún otro lugar a pesar de que algunos miembros de la cabaña de Afrodita le miraban mal y los lentes se le resbalaban de la nariz cada dos por tres. Nada podia arruinar su felicidad, pensó, mientras observaba a la chica que colmaba sus pensamientos.
Al notar que la estaba mirando, Piper McLean volteó y le regalo una de sus espectaculares sonrisas inmaculadas. Su cabello chocolate se agitó y sus trencitas bailaron iluminadas por la fogata. Las ganas de besarla le acometieron y eso fue lo que hizo.
Incliando su cabeza hacia ella y cerrando los ojos Jason se perdió en la bruma de su cerebro.
"Jason"
El sobresalto lo acometió al escuchar aquella voz en su cabeza y sin querer mordió la lengua de Piper.
-¡Auch! ¡Jason!- Se quejó aquella un poco molesta. Pero el chico rubio no estaba prestando atención. Aquella voz... El la había escuchado antes. La pregunta que lo acometía era donde, y quién.
"Jasooon, Jason ven"
Era una melodía lo que escuchaba, alguien cantaba su nombre como si fuera una hermosa canción de cuna. En un acto reflejo se levantó y comenzó a andar hacia el bosque.
-¡Jason!- La voz de su novia lo reclamaba con insistencia, con los ojos llenos de preocupación. El hijo de Júpiter se detuvo y sacudió la cabeza aclarando sus ideas. -¿Estas bien? ¿Que te ocurre?- Preguntó Piper.
"Jason, Jason Grace"
Aquella voz le embotaba los sentidos y le impedía pensar correctamente, le quitaba el libre albedrío y lo hacía desear permanecer a su lado para siempre. Ni siquiera los ojos hipnóticos y multicolor de la hija de Afrodita podían arrancarlo por completo de aquel sopor. Su boca se movió sola antes de que pudiera evitarlo y sin darse cuenta realmente de lo que pasaba a su alrededor dijo:
-Estoy bien Pipes, solo que recordé algo, volveré en un momento- La cara que Piper puso no fue de convencimiento, en absoluto, pero se tranquilizó un poco cuando Jason le besó la frente y tomó la espada que siempre cargaba -En serio, no me tardo nena-
-Esta bien chispitas pero como algo te pasé te dejaré doblemente ciego- Bromeó la morena dando un ligero golpecito a los lentes de su novio. Jason asintió y dándose la vuelta se internó en el bosque.
Todo estaba muy tranquilo, al parecer no había monstruos por esa zona, cosa rara ya que la fogata estaba relativamente cerca ¿verdad?
"¿Viennes Jason?... Jason... Jason"
Cada vez más cerca de la playa el chico rubio se dio cuenta de que en realidad la voz no sonaba en su cabeza sino que provenía de una silueta que se recortaba contra el mar. Era una chica, con el cabello negro como la pez y estaba de espaldas por lo que solo podía ver eso y su cuerpo, el cual tenía una cintura delicada y una apariencia atlética y proporcionada, era delgada y no había mucho más que pudiera distinguir en la luz de la luna y la penumbra del bosque.
–¿Quien eres?– Preguntó receloso pero sin ponerse en guardia mientras salía de la seguridad de los árboles y se acercaba a la orilla de las olas. La chica volteó y a Jason le flaquearon las piernas de la impresión al ver su rostro.
Era una obra de arte de la naturaleza. No había una manera más adecuada de describirla que como eso. Algo superior en belleza, incluso, que la misma Afrodita.
Había algo de indómito, de salvaje, en su mirada, una dureza anormal, como si hubiera visto el Tártaro y regresado, ver lo peor de lo peor. La elegancia y el misterio impregnaba sus movimientos mientras caminaba hacia él. La sensación de peligro y ansia se mezclaron en el interior de Jason. Sentía un hambre inmensa de estrechar aquel cuerpo entre sus brazos, besar aquella boca carnosa y roja, mirar por siempre aquellos ojos de un color que el mar cubierto de luna intentaba imitar.
–Tardaste mucho Jason–
Su voz era increíblemente melódica y tenía una cadencia extranjera que le recordaba un poco a los turistas irlandeses.
–Lo siento mucho– Dijo él con sinceridad. No podía explicar el miedo a que ella pensara algo malo de él, era casi primitivo como si hubiera sido creado para servirle y complacerla. Ella soltó una risa seca y negó levemente con la cabeza como si no pudiera creer lo que él había dicho.
–Anda, será mejor que te duermas Thunder costará menos trabajo así– Dijo después de una pausa en la que el mundo parecía haberse detenido también.
Lo último que Jason pensó antes de dejarse llevar por el repentino cansancio fue que habia escuchado ese apodo hacía mucho tiempo en un lugar que no era Roma.
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Los Heroes del Olimpo y El Clan de los Condenados
FanfictionSer semidios nunca es fácil. Percy Jackson, Hazel Levesque, Jason Grace, Leo Valdez y Nico DiAngelo creían que después de dormir a Gea todo volvería a la normalidad. O al menos tan normal como puede ser la vida de un semidios. Mas después de un sec...