『4』

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Un lugar silencioso contralado por una persona, un solo ruido te echa de ahí, ese lugar es: la biblioteca, uno de los lugares que suele visitar a parte de los campos verdes, aunque se sienta asfixiado por esta quieto en un lugar, los libros le hacían meterse en la trama perdiendo esa inquietud que tiene, le encantaba esa parte. Disfrutar del silencio que producía en esto lugares, al menos le da un poco de paz.

Aun recordaba al chico, desafortunadamente, después de eso no cruzaron camino, es como si él se esfumo como un humo. Pues, es el único que le hizo entrar al mundo de la lectura.

Aun recuerdo la primera vez que lo conocí.

Fue un día de nerviosismo debido que es mi primer día de escuela en una ciudad grande, llegue tarde por mi distracción a tiendas que no había visto, no falto la reprimenda de la profesora por la tardanza, no estaba molesta, estaba preocupada, ella sabía que soy un chico de isla que no conoce casi nada y tenía la preocupación de perderme en algún lugar. Hice amigos al instante, todos fueron amables conmigo a pesar de ser alguien lejano o ¿Puede que sea empatía? no lo sé, pero si estoy agradecido en esos momentos de amabilidad que mostraron conmigo, no obstante, siempre me la pasaba en la terraza, ahí podía ver los grandes edificios que me impresionaba cada día, así era todos los días, excepto por uno. En otoño donde los colores rojizos son los que atraen más la atención, vio a un rubio sentado apoyando su espalda en las rejas, es la primera vez que veía otra persona estando en este lugar; no se había percatado de mi presencia, su mirada estaba en ese libro grande que no apartaba de su vista, hay era un niño muy curioso . . . y sigo siendo curioso. Me acerqué para ver cómo es realmente, estando de lejanía solo pude ver su color de cabello.

Recordaba algunos de sus facciones, tenia: una piel blanca con mejillas de tonos rojizos, será por el frio que hacía en ese día, ojos que a mi parecer son elegantes con un color negro haciendo ser más profundo, su cabello es lacio que con una sola mirada podía sentir su textura . . . ¿Qué más? ¡A si!, usaba unos aretes rojos en solo una oreja. Parecía un modelo, que fue inevitable decirle...

'' — ¡Eres hermoso! — ese comentario salió de la nada, atrayendo la atención del rubio, que por fin aparto la mirada de su libro—.

— . . . Gracias— sonrió levemente, aumentado su nivel de hermosura, sorprendiendo más al moreno—.

— ¡Realmente eres hermoso! — se sentó de frente del rubio, su mirada brillaba ante el chico con una sonrisa—.

— emmm. Gracias. de nuevo— agradeció de nuevo por el repetitivo halago del moreno, no tenía nada que decir por lo que continuo con su lectura, dejando de prestar atención al moreno—. ''

No sé qué me ocurrió en la cabeza al decir eso de repente, en esas edades no tenía vergüenza ajena en decir eso, sí que he cambiado mucho . . . continuemos, ahí rompí el silencio que se produjo, preguntado cosas sobre el libro y otras de que: ''¿Como se divierte leyendo?'' solo había preguntado sin esperar una respuesta, pero el me la dio.

'' — Adentrándose a la lectura, intentar entender lo sentimientos que va avanzado la lectura y comprenderlo, para mi esas son lo que más me divierte en una interpretación, te hace sacar del mundo y entras en tu imaginación— sonreía mirando a la portada del libro cerrado— ''

Ahí me dejo sin palabras que las preguntas preparadas en mi mente se fueron al instante a solo escuchar su respuesta, soy como un libro abierto que un lector puede leerme fácilmente y el rubio me leyó. Me entrego su libro, sorprendiéndome por su acción, lo iba a devolverlo no quería tener una cosa de otras personas, pero me detuvo, él quería que tuviera el libro, estaba preocupado de que mi expresión haya hecho que entregue su libro y peor que lo estaba leyendo, sin embargo, me había preocupado en vano, resulto que ese libro lo había releído 5 veces y esa iba ser su 6, pero lo dejo incompleta.

El chico se iba ir que toda la conversación he hablado con él, sin preguntar su nombre, al final del tiempo lo pregunte.

'' — Mi nombre es Gon Freecss, ¿El tuyo es? — lo pregunto estando en la espalda del rubio, abrazando el libro en sus brazos—.

— Mi nombre es . . .—. ''

. . .

¿EH? no recordaba el nombre que dijo el chico en ese momento, en alguna memoria tiene que olvidarse algún dato en nuestras mentes, pero . . .

— ¿Cómo se llamaba? —mordía la punta trasera del bolígrafo, adentrándose más en sus pensamientos y olvidándose del libro que estaba leyendo—.

.

.

.

— Kurapika, lo encontré— comento feliz, al único amigo que le cae bien en toda la facultad de empresas—.

El rubio agarro unos documentos del escritorio de Killua, para revisarlo con los suyos y hacer algunas modificaciones en algo incorrecto.

— O felicitaciones . . . ¿De quién hablamos? — pregunto con una leve sonrisa, ante la mirada de fastidio de su amigo—.

— Kurapika no me hagas contarlo por quinta vez— estaba cansado de que se olvidara de algo que siempre anhelaba en encontrar, hasta en las clases lo contaba—.

— Resúmelo y así poder entender de lo que me hablas— pronuncio tranquilamente, siguiendo revisando los documentos— a, pero, sigue haciendo el trabajo—.

Killua solo suspiro, empezó agarrar otros documentos que faltaban en resolverlo y revisar algunos problemas de economía y otras cosas más que algún momento se va morir de cansancio, pero no podía hacer eso, tenía que dar ejemplo siendo el heredero de una gran compañía.

— Pues, pude encontrarme al niño que lo conocí desde pequeño, el que me cautivo con su sonrisa amigable— no miraba a su amigo, su vista está en unos papeles que va escribiendo—.

— ¿Te recuerda?

La respuesta del albino tardaba, Killua sabía que no le recordaba, porque si lo recuerda lo hubiera dado un abrazo o eso quería pensar, sin embargo, todo fue lo contrario, cuando él le dijo su nombre, un monto de preguntas le vinieron hacia él y unas de ellas ya la había preguntado, cuando se conocieron por primera vez.

— Creo que no.

— Es normal, no todos pueden recordar a alguien después de tantos años y . . . ¿Qué harás?

— Hacer que se recuerde de mi— eso ya estaba decidido en cuanto lo vio—.

— Entonces, suerte con eso... siento que la vas a necesitar— dejando los últimos documentos a un lado, para estirar su espalda estando sentado por mucho tiempo y escribiendo, había terminado—Me voy adelantado, no te tardes con esos documentos— salió del salón, que su otra parada seria la cafetería, tenía que satisfacer un poco su estómago—.

El albino seguía en ese escritorio que alguna manera se sentía como un esclavo, siendo echo para escribir documentos por toda la eternidad, siempre pensaba eso que se volvió una costumbre, algo raro, aunque escribiera palabra y numero su mente seguía pensado a la persona que le alegra con solo recordarlo.

Su corazón ansiaba en verlo una vez más en persona o en pantalla, pero eso no podrá por algunas razones: no tenía su número de teléfono, tenía otras cosas pendientes que hacer y no sabía en que sitio esta exactamente.

Aunque corriera sin un lugar fijo, esperando que algunos de las calles que recorrer apareciera, eso. . . son pocas las probabilidades, quedaría como ''el loco que corre por la facultad de psicología'' sentiría vergüenza, es mejor que sea un encuentro inesperado.

Espérala ese encuentro, aun si son de muchos días.

Continuara . . .

¿𝓘𝓼 𝓵𝓸𝓿𝓮 𝓹𝓻𝓮𝓽𝓽𝔂?Where stories live. Discover now