Día 1: El día en que nací y una infancia sin recuerdos

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— Día 1, primera Grabación, preséntate por favor y coméntame ¿Qué fue lo qué paso ?—

—Hola, soy Abby, es por Abigail, y lo que paso fue que mi vida se esta cayendo a pedazos y no hay manera de reconstruirla yo sola—

—¿Sola?— Preguntó la chica de cabello rubio 

—Absolutamente sola—

—Bien, entonces cuéntame ¿Cómo fue que empezó todo ?—

Solté un suspiro triste y agache la cabeza

—Todo empezó el día en que nací—  

Abigail Falling 

Un 9 de diciembre del 2006 una linda bebé a la que llamaron Abigail Madison llegó a darles felicidad a sus padres y también muchas decepciones.

Mi mamá no trabajaba y mi papá lo hacía todo el día, supongo que era una niña bastante feliz

—¿Supones?— 

—No recuerdo mucho de esa etapa de mi vida, lo poco que se me lo contaron— 

—¿Y cuál es el primer recuerdo que tienes de tu infancia?—

Cerré lo ojos tratando de recordar y una imagen vino a mi cabeza

—Una pequeña Abby con pegatinas por toda la cara y vinchitas de colores en su cabello, traía 2 moñitos decorados con unos lazos y estaba sentada en el patio de algún lugar—

—¿Y luego?—

—Luego una niña tal vez 2 años mayor a mi se enojó conmigo por algo y me dio con su maleta en la cara— Solté un risa recordando el momento —Y no recuerdo más de lo que ocurrió después—

La señora de cabello rubio de la cual no recuerdo su nombre me miro muy confundida y anoto algo en su libreta

—¿Por qué dices que toda tu vida se cae a pedazos?—  Antes de que pueda responder un pitido resonó por la blanca habitación en la que nos encontrábamos, era el sonido de su enorme grabadora.

—Se acabó puedes irte— Y sin más me acomodé la camiseta de colores que llevaba y salí de la habitación.

Era hora de ir a casa, en el camino iba pidiéndole a Dios y a todos los santos y dioses que la gente honra que la psicóloga que atendía mi caso no le haya comentado nada a mi madre. Al entrar a mi casa supe que ninguna de mis peticiones había funcionado.

—Todo empezó cuando nací, si tanto te fastidia vivir porque no te matas, ¿Qué estas esperando?— Gritó mi madre apenas entré

Le había contado todo, la falta de profesionalismo de ese lugar era inmensa y no les afectaba a ellos, me afectaba a mí

—Quiero ahorrarte más problemas— Dije mientras intentaba zafar las 2 trenzas que me había hecho 

—Donde que me hagas quedar mal, te reviento a golpes ese mismo rato—

—Si mamá—  Y con un nudo en mi garganta subí corriendo a mi habitación para evitar llorar. 

No lo malentiendan, mi mamá no es abusiva ni mucho menos me golpea siempre, solo se enojó por algo y tiene toda la razón. ¿Cuál es la razón Abby? La razón es que tengo que contarle mis problemas a un desconocido y nadie tiene porque enterarse que pasa en estas cuatro paredes. ¿Y por qué vas al psicólogo? Ordenes médicas. 

Ya en mi habitación limpié las lágrimas que habían caído por mis mejillas, me coloqué mis audífonos y me recosté en mi cama a pensar que iba a ser de mí en un futuro.

 — Deja de llorar que nada te hice— Mi mamá entro a mi cuarto con su teléfono en manos

—Lo siento mamá, por lo de la psicóloga, tendré mas cuidado de lo que digo para la próxima — La verdad ignoró totalmente mis disculpas porque no vino para eso 

—Tu promedio de este parcial es un desastre, un 8 te parece un buen promedio—

—Me esforcé— Y si lo había hecho, me había desvelado varias noches, había llorado, deje de comer,  me lastime...hice todo por ese estúpido promedio y aún así fracasé 

—Pues no parece, para la próxima quiero más de 9.50 o si te me vas a vender salchipapas, Bonice, chicles lo que sea pero ya para que vas a ir a la escuela si sigues así — 

—Si mamá—   

Y aquí vamos de nuevo, los problemas por la maldita escuela.














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