⁴ . Único

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Bright condujo tan rápido como le fue posible, sin violar la ley, rozando el límite de velocidad. Sus manos aferradas al volante sudaban frío, su estómago dolía en un nudo que llegaba hasta su garganta, dándole náuseas y resequedad en los labios.

Se estaría golpeando contra el parabrisas de no ser porque está demasiado en otro mundo, parece que su cerebro decidió desconectarlo de otra cosa que no fuese manejar para llegar a casa junto a Win.

A punto, ¡maldita sea! a unos milímetros de distancia, con su suave y cálido aliento golpeando sobre sus labios y el corazón latiendo desbocado en el pecho contrario. Un segundo habría bastado para unir sus labios y a Bright le da mareo de sólo pensar en las consecuencias que eso habría traído.

Se insulta mentalmente con todas las palabras que conoce para dicho propósito, rechinan sus dientes por la presión que ejerce, y recarga la cabeza en el respaldo del asiento.

—No... Perdóname. —le dijo suavemente al joven y atractivo secretario.

Y la mirada de desprecio e ira que recibió a cambio no es absolutamente nada comparado con toda la cadena de eventos que hubieran venido después de besarlo, si lo hubiera hecho.

Definitivamente fue su culpa, lo sabe bien, pero con la manera en que se está sintiendo en ese momento, ya empezó a pagar su error.

»Cuando el complejo de edificios se alza frente a su vista, Bright siente que puede volver a respirar dentro del ya no tan reducido espacio del BMW que conduce.

Sin tiempo para el elevador sube diez pisos a punta de carrera, su corazón late cada vez más rápido, los pisos se hacen menos acortando la distancia y después de meditarlo lo suficiente frente a la puerta de su departamento, abre encontrando un pequeño castaño de suéter azul y medias grises que da de brinquitos en su lugar.

Win está radiante, con su lacio cabello desordenado, sus labios rosas y sus ojos brillantes y avellana. Es hermoso en cualquier aspecto que se le mire, es perfecto a sus ojos y Bright no puede pedir en el mundo mejor recibimiento que el de un dulce muchacho, un recién estrenado veinteañero que lo mira con devoción y amor en sus pupilas.

—¡Daddy! —Win corre los metros que los separan, el maletín en su mano cae al suelo cuando extiende las manos hacia adelante y el papeleo se dispersa por toda la entrada a la par que su bebé lo rodea del cuello con sus bracitos y del torso con sus largas y delicadas piernas —¡Llegaste, estás aquí!

Es lo último que canturrea emocionado Win antes de que Bright le llene de besos la cara, sacando del menor una suave y dulce risa.

No hay sonido más hermoso en el mundo, no existe músico que pueda crear semejante pieza de arte.

Su bebé es único e irremplazable.







Su bebé es único e irremplazable

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Daddy... Please!!! ლ [Adap. BrightWin] Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ