Capítulo 14

1.9K 143 113
                                    

Noviembre casi terminaba y mañana era el día. Vale, sólo era un día al año, y a todo el mundo le gustaba celebrarlo. Pero no a mí. ¿Por qué era necesario montar tanto drama para ello? Yo quería pasarlo de un modo completamente distinto. Como un día normal cualquiera. No quería una sorpresa, no quería regalos ni pastel. No necesitaba que me recordasen todo el día que me convertía un año más vieja.

Malditos cumpleaños.

Pero como me mudé a Nueva York y apenas veía a la familia, siempre accedía a ir a verles. Ese era mi primer regalo de cumpleaños: Un billete hacia Austin, Texas. Mi madre conoció a mi padre allí en un viaje hace treinta años y se enamoraron. Se casaron y tuvieron tres hijas maravillosas y un niño.

Además, no tan sólo estaría con mi familia. También con el resto. Ya sabéis, la tropa al completo. Tan sólo nos veíamos por mi cumpleaños, el de mi padre, mi madre y Navidad.  Y bueno, en alguna que otra visita ocasional importante. Pero, por lo demás, cada uno ya tenía su vida. No iba a visitarles en los demás cumpleaños. Lo sé, soy mala. A cambio, hacíamos videollamada mis hermanas y yo junto a mi hermano para saludarnos. Ellas vivían todavía en Texas, por lo que veían más a menudo a la familia.

Pedí en el trabajo tres días libres por asuntos personales como de costumbre. Me los dio con la condición de que siguiera trabajando desde allí como siempre, por supuesto. Victoria no iba a ser menos. Aún así, me vendría bien. Así no debía lidiar todo el tiempo con la familia al completo.

Hacer la maleta se convertía en una tarea imposible. Nunca sabía qué llevarme, aunque al final siempre acababa cogiendo algo prestado de mis hermanas cuando estaba alli.

Bufé, dejando a un lado esa tarea que tanto me gustaba y odiaba a la vez. Revisé la hora.

Bien, todavía tenía 4 horas antes del vuelo, así que tenía tiempo.

Envié un mensaje a Alarick, esperando que quisiera tomar café. Hacía tres días que no le veía y apenas habíamos hablado. Dijo que tenía unos asuntos y no quiso hablar sobre ello. Así que pensé que serían temas familiares delicados. Pero parecía estar ignorándome. Para mi fortuna, aceptó. Se iba a enterar.

Quedamos en un bar cerca de mi casa. Cuando entré y le vi, fui hasta él. Se levantó y me lancé a sus brazos, abrazándolo con fuerza y jadeé. Tan pronto me separé, le pegué, frunciendo el ceño.

—¡Au! —se quejó.

—¡Y más fuerte debía haberte dado!

—¿Pero qué he hecho ahora?

—Prácticamente ignorarme tres días.

—No te ignoraba —apartó la mirada.

—Sabes que yo también he aprendido a ver cuando mientes, ¿No? —enarqué una ceja.

Bufó, sin escapatoria.

—Ya te dije que tenía algunos asuntos que atender y no estaba de humor.

—Al menos habérmelo dicho —le reñí—: Hola, Ned. Estoy solucionando unos problemas en casa. Necesito unos días. Hablamos entonces. Listo.

Me miró perplejo. Le miré yo todavía más mosqueada.

—Vale, vale. Perdón —suspiró y tomó asiento, yo a la vez que él.

—Estaba preocupada. Te llamaba, pero simplemente colgabas la llamada y me contestabas ranciamente a los mensajes.

—Necesitaba unos días...

Vi que su rostro demostraba que era sincero y me sentí mal.

—Lo siento. Es que te he echado de menos —admití.

UN TRATO Y POCO AMOR ✔ [ ¡¡EN PAPEL!!]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin