Capítulo 15

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¡Hey, hey! 

De nuevo, un capítulo nuevo (Y, por ahora, uno de mis favoritos).  Quería avisaros de que quizá publique a menudo esta próxima semana, dado que luego para fiestas no voy a poder actualizar, a pesar de que intentaré avanzar en lo que se refiere a escribir. Y, por si acaso lo olvido, feliz Navidad a todos.

Os quiero, xx






Un ruido meramente familiar me despertó: La familia.

No recordaba que fuésemos tan escandalosos por las mañanas. Bostecé y estiré mi cuerpo con demasiado espacio para hacerlo. Alarick ya no estaba en la cama. Ni Dalton en la suya. Vaya, era la última al parecer.

Me levanté y fui al baño. Me miré en el espejo, devolviéndome este una versión despeinada de mí, como si hubiera metido los dedos en un enchufe. Me lavé la cara y me recogí el pelo.

Fui hasta la cocina, donde provenía todo el barullo, pero nada más entré, todos callaron.

—Buenos días —dije, todavía adormilada. Fui a servirme café listo. Fruncí el ceño al ver que nadie me respondía. Me giré con la taza en la mano—. ¿Qué? —ninguno respondió, pero todos sonreían, cómplices de algo. Y ahí lo recordé—. Oh no...

—¡Felicidades! —saltaron todos a la vez.

Sin darme tiempo a reaccionar, mis hermanas y mi madre me abrazaron.

—¡Ya tienes veintiséis! —saltó Kaia.

Gracias por el recordatorio.

—Pronto seremos socias en el club de los treinta —dijo Elsa.

Mi padre plantó un beso en mi frente y me sonrió.

—Felicidades, Lua.

—Gracias papá.

Dalton, que intentaba llamar mi atención tirando de mi ropa, gruñía, quejándose. Dejé la taza y me agaché.

—Felicidades —dijo él y me dio un beso en la mejilla. Se lo devolví.

—Gracias, peque —le sonreí.

Al levantarme de nuevo, me giré y vi a Alarick con un regalo entre sus manos. Me miraba alzando ambas cejas.

Me acerqué hasta él.

—No era necesario, Al.

Se inclinó hasta mi oído.

—Créeme que es más para mí que para ti —susurró y luego dejó un beso en mi mejilla mientras me tendía el regalo—. Felicidades, Lua.

Abrí el regalo, confusa, y destripé el papel. Mi boca se abrió, completamente sorprendida. Sacudía mi mano, no creyéndome lo que tenía frente a mí.

—¡Alarick! —comencé a dar pequeños saltos y él sonreía, contento de verme a mí estarlo—. ¡Madre mía!

—¿Qué, qué? —preguntó Elsa, acercándose.

Me giré, sonriendo de oreja a oreja y les mostré el cómic. Era la primera edición de "El increíble Hulk".

—¿Un cómic? —hizo una mueca.

UN TRATO Y POCO AMOR ✔ [ ¡¡EN PAPEL!!]Where stories live. Discover now