Elisabeth

20. Protección

-Esto te va a doler, mucho. -saco la flecha de su ala de un tirón. -Vamos tenemos que irnos de aquí Jack. -agarro su muñeca y cojo mi espada para bajar por las mismas escaleras por las que bajó la reina. -no creo que golpeen el castillo... Ah! -una roca rompe uno de los muros por los que acabamos de pasar. -Vale me equivocaba, corre. 

Mientras bajamos las escaleras siguen destrozando la torre con las catapultas. -Déjame a mí. 

Leviatán me rodea con sus brazos lanzándose al hueco que hay entre las escaleras de caracol. 

Me rodea con sus alas evitando que los escombros que caen me golpeen. 

-No pienso dejar que te hagan daño Eli. -murmura mientras aterriza con cuidado dejándome en el suelo. 

-Gracias, pero no tenemos tiempo, la reina se ha ido con la corona. -corremos por los pasillos del castillo deshaciéndonos de los guardias que encontramos. -Sé dónde está. 

Llegamos a la puerta que da al salón del trono. -Cerrada. 

Jack comienza a golpear con fuerza las puertas de roble macizo cada vez más fuerte. Las golpea con sus dos puños rompiendo la cerradura y abriéndolas de par en par. 

-Mirad a quiénes tenemos aquí, sois peores que una plaga de Nyxes. -habla la reina delante de su trono, viéndonos a los dos. Delante de nosotros hay casi un ejército completo. -Esa cosa es Jack? Por todas las hadas, en qué momento se me ocurrió dejar entrar a mi corte a un monstruo? 

-Aquí el único monstruo es usted, hace cuanto no se mira al espejo? Cada día está más vieja. 

-Cierra la boca niña. No sabes con quién hablas. 

-Créame, lo sé perfectamente. Una vieja bruja. -desenvaino mi espada lista para atacar. 

-Guardias, matadlos. -Victoria se sienta en su trono viendo cómo sus guardias se acercan a Jack y a mí. 

-Tres... Dos... Uno... -una de las paredes de la se rompe en pedazos al recibir un golpe de la cabeza de Nessy. Su ojo se ve por el agujero que acaba de hacer. 

-Nos esperabais? -pregunta Meredith entrando a la sala, pero no está sola, la acompañan algunos guardias del rey Fabián y... Mi antigua tripulación. 

Eso último no estaba previsto. Enseguida se desata el caos en cuanto todos comienzan a luchar. 

-Jack! -se gira para verme. -Ten cuidado. 

-Lo mismo digo Eli, eres demasiado importante para mí ahora. -se aleja para comenzar a pelear. 

Me muevo entre el caos con agilidad cortando sin miedo con mi espada. Recibo algunos golpes pero nada importante. 

-Basta! -un grito profundo nos detiene a todos. La reina hace un movimiento de mano expulsando a todo mi ejército y parte del suyo fuera. -Niña idiota. Sabía que serías un problema en cuanto vi quién era tu padre! Debí haberte matado en cuanto te vi por primera vez! 

Camina hacia mí con enfado. Del suelo salen raíces con espinas que envuelven mis muñecas con fuerza obligándome a arrodillarme en el suelo. El hierro del tacón de su bota resuena en la sala. 

Al estar frente a mí agarra mis mejillas con una de sus manos, siento el frío de sus anillos en mi cara, pero esa sensación va empeorando con los segundos, su mano está tan fría que me causa escalofríos, mis mejillas comienzan a cubrirse de escarcha mientras las raíces espinosas se clavan en mi piel.

-Míralo. -gira mi cabeza para que vea cómo el único guardia que hay arrodilla a Jack en el suelo y, con mi daga de oro blanco, corta sus alas. Los gritos de dolor que salen de la boca de Jack hacen que sienta su dolor. -Amor, amor, amor... Para qué sirve? Absolutamente nada. 

Siento cómo una de esas raíces rodea mi cuello varias veces y comienza a apretar dejándome sin aire. 

-Mírala Jack, está sufriendo, va a morir. Debes entender que ella no es como nosotros cariño. -la reina se pone delante de mí, pero yo solo miro a Elisabeth quedarse sin aire. -Yo fui quién te dio un hogar, ella te echó del suyo y te menospreció! Yo te crié como mi hijo! 

-Suéltala. 

-Reconoces esa planta, verdad? Sabes lo que le pasará. En unos minutos comenzará a perder visión y morirá ahogada en su propia sangre por no poder sacarla de su boca. -sonríe victoriosa. -No podrás ayudarla Jack... Así que supongo que puedo soltaros. 

Dejo de sentir el agarre del guardia y corro hacia Eli, que cae al suelo inmóvil. -Elisabeth!

Apoyo su cabeza en mis piernas agarrando sus mejillas con cuidado. Una lágrima cae de su ojo, se desliza por su mejilla y cae al suelo. -Te voy a ayudar, sí? Solo aguanta un poco. -junto nuestras frentes sintiendo cómo agarra mis manos. 

Rozo nuestras narices acercando mi boca a la suya y juntando nuestros labios. 

Devoro sus labios con ansias una y otra vez sintiendo cómo recupera su energía. Me separo de ella unos segundos para poder respirar y ver sus ojos azules, Elisabeth vuelve a juntar nuestros labios con desesperación. Sonrío en su boca sin separar nuestras frentes. 

Escucho su risa nerviosa. -Me has vuelto a salvar. 

-Sabes que solo te protejo a ti. -paso mi pulgar por el corte de su mejilla sanando lo. 

La ayudo a ponerse de rodillas a mi lado. Aún hay cortes en su piel, pero está a salvo. 

La tensión vuelve en el momento que la reina apunta hacia el cuello de Eli con la punta de una espada.