Capítulo 5: La Fiesta.

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Capítulo 5 - La fiesta.

Hace unos meses.

—Descuiden todo va a estar bien —les decía Luz a su familia. Aunque la misma no se veía muy tranquila.

Tanto Vee como su madre temblaban mucho. Todas se hallaban acurrucadas en la sala temblando. Afuera de la casa se oían los fuertes gruñidos de esas cosas. Además de gritos de personas.

—¿Mamá todo bien? —Le preguntó Luz a su madre.

Camila simplemente le dedico una pequeña sonrisa. Esta temblaba demasiado. Había sido testigo de cómo sus compañeros de trabajo se mataban entre sí para luego todos ellos correr hacia ella para hacerle lo mismo.

Pero ella fue más rápida. Pudo llegar a su auto y conducir a casa. En dónde estaban sus dos hijas. En ese entonces habían pasado dos días desde el surgimiento de una extraña infección que volvía a las personas locas y muy agresivas.

Las que padecían este mal, atacaban hasta la muerte a sus víctimas, solo para que estas se levantarán después de muertas y también atacarán a aquel que no estuviera infectado.

Ahora habían pasado dos semanas. Dos semanas en las que ellas tres habían clavado tablas a todas las puertas y ventanas, todas las entradas estaban selladas, incluso la chimenea.

No tenían pensado salir a ninguna parte. Ya que esas cosas estaban por doquier y un movimiento en falso y su casa estaría rodeada por un ejército de muertos vivientes.

Se mantenían en silencio.

Aunque...

¡BRRRRRRR!

El estómago de Luz rugió.

—Tengo hambre... —Dijo bajando su mirada con una expresión triste.

Camila suspiro. Vee también. La comida se les había acabado y todas estaban hambrientas.

—¿Seguras que no hay nada de comer? —Preguntó Vee con una leve sonrisa de esperanza.

Pero esta se borro cuando Camila negó con su cabeza.

—Awwww... —Dijo la joven basilisco mientras bajaba su mirada. En verdad tenía hambre.

Luz también tenía hambre y cómo su espíritu aventurero que adquirió en las Islas Hirvientes aún seguía activo, además de que aún mantenía la esperanza de volver a ver a todos sus amigos sobre todo a su asombrosa novia, pues sugirió lo siguiente.

—Muy bien, este es el plan...

—No —dijo Camila cortando a su hija en el acto.

—No me dejaste terminar mamá, mira la casa de los vecinos esta muy cerca y si nos escabullimos hasta allí, creo que podemos buscar algo de comer y...

—¡Luz ya dije que NO! —Exclamó Camila en voz baja haciendo que su hija guardará silencio. —Nos quedaremos aquí hasta que alguien venga a ayudarnos y no se diga más.

—Pero Yo tengo hambre —sollozo Vee.

—Yo también —sollozo Luz.

Camila apretó sus dientes por el enojo que sentía.

—Muy bien, esperen aquí. Veré si hay algo de comer en mi habitación, ¿De acuerdo? —Pidió Camila ya más calmada.

Ambas asintieron con una sonrisa triste. La mayor se fue a su habitación a buscar algo de comer para sus hijas para que así estuvieran tranquilas por mientras venían a rescatarlas.

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