𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝟕; 𝕷𝖆 𝕸 𝖊𝖗𝖆 𝖉𝖊 𝕸𝖆𝖑𝖆

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Capítulo 7; La "M" era de "Mala"



En cierto modo, todo me alegraba, porque sabía que había a quien echarle la culpa por el rayo que casi pudo habernos matado si no hubiéramos salido del autobús

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En cierto modo, todo me alegraba, porque sabía que había a quien echarle la culpa por el rayo que casi pudo habernos matado si no hubiéramos salido del autobús.

Y sí, la culpa era de Zeus.

Aunque también de Poseidón, por no tener los pantalones bien puestos y hablar las cosas con el berrinchudo de Zeus.

¿Y Hades?

Hades era el que me parecía extraño, si, el cabrón nos enviaba a las Furias, pero no me terminaba de cuadrar algo en el cálculo.

De todas formas, lo lindo era que sabías a quien echarle la culpa cuando tu día iba de mal en peor, porque significa que alguna fuerza divina anda por ahí aburrido intentando fastidiarte el día.

Así que ahí estábamos los tres, Percy, Grover y yo, pasando en medio del bosque a lo largo de la rivera de New Jersey, el resplandor de la ciudad de Nueva York poniendo amarillo el cielo de noche atrás de nosotros, y el olor  a Hudson en nuestras narices.

Grover estaba temblando y rebuznando, sus grandes ojos de cabra se volvieron rendijas de pupila, que reflejaban terror.

¡Tres Furias! ¡Las tres a la vez!

En cuanto a Percy, el estaba cayado, mirando dónde pisaba mientras avanzábamos en silencio.

Yo evitaba quejarme del dolor en la pierna, no quería parecer alguien quejumbrosa ante un par de golpes.

Además, la Furia había clavado superficialmente su garra, estaba segura de que no había sido la gran cosa.

A pesar de todo, tuve que mantenerme a los gritos con el par de chicos, necesitábamos movernos lo más rápido que pudiéramos para evitar aquellas cosas.

¡A moverse, mientras mas lejos lleguemos, más tendremos nuestros lindos traseros a salvo!

Todo nuestro dinero estaba allí me recordó Percy Nuestra comida y nuestra ropa. Todo.

Suspiré, eso no era algo que yo no supiera, el regalo que me habían dado mis amigos se había hecho nada.

Lo sé, Percy, si sólo te hubieras ido, nos abríamos manejado bien, no era necesario que  volvieras dije.

¿Qué querías que hiciera? ¿Dejar que los mataran?

No necesitabas protegernos, Percy. Íbamos a estar bien de todos modos.

Bien rebanados como pan de sándwiches agrego Grover Pero bien.

Silencio, niño cabra gruñí.

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