Capítulo II

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Tarde del 14 de diciembre, año 3213, 8 años en el pasado.

Estoy corriendo entre los árboles, respirando el frio aire haciendo que entre a mis pulmones y me arda la nariz. De repente sentí un golpe en mi costado izquierdo haciendo que callera al suelo, por reflejo cerré los ojos y me queje del golpe recibido, levante la mirada hacia lo que sea que me hubiese tirado.

Sobre mi había un lobo negro de lo que yo diría 1.60 metros de altura, ni yo media eso. El pánico entro en mi cuando comenzó a gruñirme y a mostrar sus dientes.

—Disculpa, eh no te recomiendo hacer eso la verdad... Yo solo salí a correr por el estrés y ya tu sabrás, además no tengo buen sabor. Si le preguntas a alguien del reino seguro que te lo podrán decir —mencione a punto de gritar del miedo.

Malditos instintos salvajes de salir corriendo, me moví intentando acomodarme pues una piedra estaba lastimando parte de mi espalda.

—No es lindo que tu ropa se moje sabes... —.

Apenas me moví un poco el lobo tiro un mordisco y me mostro mejor sus dientes.

—Ah, que bonitos dientes tienes. Aunque son demasiado filosos para mi gusto y para que me estés amenazando con ellos —solté un comentario sarcástico. —Ay no, perdón a veces se me van esos comentarios.

No puedo ser mas tonta, estoy a punto de morir y no puedo hacer nada para evitarlo.

Noche del 12 de diciembre, año 3213, 8 años en el pasado.

—Ey, si vas a matarme ¿podrías hacerlo rápido? —mire hacia mi derecha cerrando los ojos.

Un rugido se escucho entre el bosque y dejé de sentir el peso del lobo sobre mí, abrí los ojos es busca de el animal y lo encontré en el suelo siendo aprisionado por un leopardo de las nieves. El leopardo le estaba mostrando los dientes al lobo mientras que sus garras de las patas se le enterraban en el oscuro pelaje al animal.

El leopardo de las nieves me miro, sus ojos me pedían que me fuera pero yo no lo dejaría.

—Eres un idiota si piensas que te dejare Bekken —apreté los puños.

El leopardo rugió mostrándome ahora sus dientes.

—Apenas hace un par de meses que te transformaste, no voy a dejarte —dije seriamente.

—¡¿Se puede saber qué diablos estás pensando?! —se escuchó su voz en mi mente.

—¡Recién eres un cachorro aprendiendo a manejar esa forma! —le grite de vuelta.

—¡Esto no es un maldito juego Mare, tu aun no te transformas y no lo harás si no te vas de aquí —dijo alterado. —El pueblo ya perdió a uno de sus gobernantes, no puede perder al sucesor.

—Entonces también lo sabes tu —lo mire. —Si me estas tratando así por dejarte ese día solo en el bosque perdón.

—¡Tonta ¿acaso no lo ves?! Estamos intentando protegerte y tu no lo pones muy fácil —.

—¡¿Quieres que me vaya?! Me iré entonces —.

Antes de que pudiera dar media vuelta y salir corriendo, el lobo logro zafarse del leoparde de Bekken y salto hacia mí. Iba dispuesto a matarme a como diera lugar y no me daría tiempo de esquivarlo, por acto de reflejo moví mis brazos para defender mi cara y parte de mi pecho.

Un chillido de dolor rompió el poco silencio que había quedado, baje mis brazos para saber lo que había ocurrido. Bekken estaba delante de mí protegiéndome con su cuerpo, en su lomo el lobo había causado una gran herida.

—¡Bekken! —intente tocarlo pero rugió.

—¡No te acerques y vete! —.

Salí corriendo hacia lo que quedaba del reino, la noche estaba presente acompañada de los sonidos de algunos animales salvajes y uno que otro pájaro. Cuando llegué a la placa central del reino pedí ayuda a los guardias.

—¡Por favor, deben de ayudarme! —suplique.

Ninguno quería ir al bosque a ayudar a Bekken.

—¡No podemos dejarlo, es uno de los nuestros! —grite volviéndome a alterar.

—¡¿Qué está pasando aquí?! —una voz autoritaria sonó detrás mío.

Los guardias hicieron una reverencia y yo mire a mi padre.

—¡Papá! Tienes que ayudarme, es Bekken, esta herido y hay un lobo queriendo matarlo —.

—¿Dónde está? —dijo mi padre antes de salir corriendo en su forma felina.

StuermWhere stories live. Discover now