𝕺𝕹 | Jugáremos a las escondidas

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Capítulo siete

—¡Es Chucky, es Chucky!—sammy se balanceaba de un lado a otro con mi brazo, era un tanto molesto.

Junior suspiro y luego se dirigió a la cocina. No lo detuve, era obvio que no había nada ahí.

—¡Carajo!—Junior exclamó, haciéndome sobresaltar.

—¿Qué? ¿Qué pasó? ¿Estás bien?—pregunté llegando hasta él.

La ventana se encontraba medio abierta, y el causante del estruendo había sido un gato callejero.

Bien, no nos vamos a morir. A menos que alguno le tenga alergia a los felinos.

—¿Te dan miedo los gatos?—le pregunté, hincándome frente al animal.

Tenía una pata lastimada y no dejaba de maullar.

Intenté acercarme, pero terminó escondiéndose debajo de la barra.

—No veo muy bien así, ¿podrías pasarme mi teléfono?—estire el brazo.

Me quede con la mano en el aire.

—¿Junior?, ¿el teléfono?—abrí y cerré la palma de esta.

—No está aquí—habló—, y tampoco Sammy.

Suspiré.

—Bueno, entonces hay que buscar a tu hermano—coloqué mis manos dentro de las bolsas del pantalón, y en eso regreso la electricidad.

Genial.

El gato comenzó a maullar otra vez, Bree definitivamente va a molestarse muchísimo conmigo.

—Tenemos que sacar al gato, tú encárgate de eso y yo buscaré a Sammy—lo miré.

Junior se hincó y acarició con cuidado el pelaje del animal.

—Me quedaré con el, nunca he tenido una mascota.

Sonreí enternecida.

—Bueno.

Me limpie las manos en mi camiseta, y luego salí en búsqueda de Sammy.

—¿Sammy, dónde estas?, ya es hora de tu siesta.

Camine por la sala, nada.

—¿Estás arriba?—me cruce de brazos.

Escuché unos pasos sobre el corredor, tenía que ser Sammy.

—Me parece que quieres jugar a las escondidas—susurre para mi misma, ya estaba muy cansada de cuidarlo.

Subí por las escaleras sigilosamente, a medida que iba llegando al tramo final podía escuchar sus pequeños pasitos cesar.

—Oh Sammy...¿dónde estás?—canturré.

Escuché su risa en el pasillo.

Me divierten los niños, pero ya no tengo la edad para esto.

Camine hasta el ruido, aún se me hacía muy extraño que tuviera ganas de jugar.

Abrí la puerta, estaba oscuro.

—¿Sammy?

Sentí un escalofrío al escuchar su risa otra vez, así que encendí la luz de la habitación y me acerque al closet.

Sonreí.

Camine en silencio hasta allá, y una vez que estuve frente a este abrí ambas puertas.

—¡Te encontré!—exclame, topándome con el muñeco pelirrojo.

Mi corazón se convirtió en una maraña de emociones. Todas negativas, ¿acaso me estoy volviendo loca?

—¿Me estabas llamando?

Giré ligeramente mi cabeza y cerré el closet.

Sammy.

—¿yo?...ah, sí, es que ya es tu hora de descanso—trague en seco.

Me aleje del closet y apague la luz.

Ya quiero irme a casa.

—Vamos, a dormir pequeño.

✗ One Night | Junior WheelerWhere stories live. Discover now