X. Visita anhelada

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🌙Don't be shy🌙

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Finalmente, luego de varios días, estaba en el mismo borde de tierra en el que la procesión nupcial le dejó. Tal como su marido le explicó, el viaje fue complicado y cansado de culminar, más con Axozer como protector, llegó sin contratiempos. El misterioso niño se encargó de espantar a las bestias y animales salvajes que moraban en el sendero, y le despidió cuando se hubo asegurado de dejarle en una zona segura.

—Mi maestro y yo estaremos cuidándote —le prometió—, y si estás listo para ir a casa, vuelve aquí, para que te escolte de regreso.

—Entiendo. Gracias, Axozer.

Sabiéndose solo, Auron respiró profundamente. Nunca se había parado a apreciar la flora de su tierra natal, pero en esos momentos la nostalgia y un sentimiento nascente de pertenencia le hicieron dar cuenta de la belleza del cielo, del olor seductor de la tierra mojada, y del caótico paisaje que alcanzaba a apreciar gracias a la altura del barranco. Una suave nube de humo se expandía desde una casita hasta el cielo; la panadería del pueblo. También veía perfectamente el pastoreo de las ovejas de Violeta. La distancia hacía parecerlo todo como una pintura al óleo, llena de detalles y solemnidad.

Auron se descalzó, queriendo que la sensación de firmeza bajo sus pies le impregnara por completo. Llevó sus zapatillas en la mano derecha y emprendió caminata por el área del Pueblo 2. A cada paso, los collares y el cinturón que vestía chocaban entre sí, con un tintineo delicado. El joven había decidido mostrar las riquezas que ahora poseía, y llevarlas encima para que su padre lo viera. Entonces sabría que los deseos que le pregonó desde pequeño se hicieron realidad. Llevaba, también, regalos para sus allegados.

Si acaso algo no le cuadraba, era la ausencia de su esposo. Entendía las reglas, pero no por ello se privaba de echar en falta al hombre del que se había enamorado. Quizás algún día lograría convencerlo de acompañarle.

—Me estás cuidando, ¿no? —Preguntó al aire y miró al cielo—. Hubiera querido que papá conociera a su yerno.

Pese a ello, Auron sonrió suavemente y besó la palma de su mano, para luego extenderla hacia adelante. Si en verdad el Cuervo le estaba observando, recibiría ese beso furtivo que había querido enviarle.

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Luzu y Lolito eran los más entregados a la labor de buscar a Auron. Le dieron la vuelta a los tres pueblos, acamparon dos noches en el bosque y revisaron en cada vivienda abandonada en la que pudo refugiarse. Los héroes de Karmaland se miraron entre sí penosamente, sopesando el momento en que tuviesen que explicar al rey Merlon y a Josecristo que Auron estaba, de hecho, desaparecido y posiblemente muerto. 

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⏰ Última actualización: Jan 31 ⏰

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