✧꙳𝙼𝚒𝚗𝚜𝚞𝚗𝚐'𝚜 𝙿𝚊𝚛𝚊𝚍𝚒𝚜𝚎꙳✧ 「𝙼𝙸𝙽𝚂𝚄𝙽𝙶」

𝚂𝚕𝚎𝚎𝚙𝚕𝚎𝚜𝚜 𝚗𝚒𝚐𝚑𝚝𝚜

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Lee Minho, conocido en la escuela como el típico chico rudo, misterioso y arrogante que se ganaba la atención de todos sus compañeros con su simple presencia. Todos sabían quién era Minho, era un pecado no saberlo, y es por eso mismo que nadie se metía con él en ningún sentido. Su grupo de amigos era muy reducido, no necesitaba socializar con más personas para sentirse a gusto, además, le encantaba ser el centro de atención de los demás, haciéndolo sentir poderoso.

Pero como todos, él también tenía una debilidad. Nadie sabía sobre eso, decirlo en voz alta era arriesgado, y claro que no dejaría que lo utilizaran en su contra.

Todavía recordaba exactamente el momento en el que descubrió que existía algo que podría acabar con él rápidamente sin esfuerzos, y de solo pensarlo, causaba que en sus labios se formara una sonrisa de manera inconsciente.

Fue hace unos meses atrás cuando las clases de último año iniciaron, se encontraba con sus amigos frente a su casillero, riendo, muy seguramente burlándose de alguna catastrófica anécdota de Chan. Minho se encontraba de buen humor esa mañana debido a que nadie había intentado acercarse para molestar, hasta que de repente, alguien chocó contra su espalda, causando que se inclinara hacia adelante hasta empujar levemente a Hyunjin quién también se encontraba sorprendido. Sintió su pecho llenarse de enojo, escuchando las risas burlonas de sus amigos.

—Cierren la boca, idiotas—los miró amenazante, acomodó su camisa de uniforme y se giró hacia el causante de tal acción.

—¡Lo siento!—exclamó el menor, haciendo el amago con sus manos de limpiar su camisa aunque no la haya ensuciado en lo absoluto, solo quería ayudar en algo porque el pelinegro parecía molesto—¡Fue un accidente!—se sonrojó al notar que no dejaba de mirarlo.

Minho se encontraba en un tipo de trance desde el momento en que sus ojos se posaron sobre el castaño que lo miraba preocupado con esos ojos miel que incluso parecían brillar de manera peculiar. Sus palabras se quedaron estancadas en su garganta y todo enojo que tenía, se esfumó rápidamente, dándole paso a una extraña sensación en su pecho.

—Está bien—logró decir en un murmullo casi inaudible—No hay problema.

El castaño asintió, mordiendo su labio inferior con cierta duda. Miró las sonrisas burlonas de los demás presentes y decidió irse de ahí con su amigo quien fue el culpable de toda esa bochornosa escena.

—¡Eso me pasa por ir jugando contigo, Félix!—lo regañó, pasando a un lado de Minho con el ceño fruncido.

—No te enojes, Jisung—respondió, haciendo un puchero—No es mi culpa que seas un debilucho.

Las voces se hicieron más lejanas con cada paso que daban, pero Minho logró escuchar el nombre de ese pequeño castaño, siendo suficiente esa información, no lo olvidaría nunca.

Desde ese día, Minho se dio cuenta de que toda esa fachada que lo hacía ser quien era, podía caer fácilmente, y no por cualquiera, sino por el chico más alegre que había visto, por Han Jisung quien cautivó todos sus sentidos desde el primer día, obligándolo a ser ese tipo de chicos que siempre le causaban vergüenza ajena, convirtiéndose en un sensible, cariñoso y en un romántico. Todo lo opuesto a lo que siempre estaba acostumbrado a ser.

—Toma, te traje una leche con chocolate—le dijo un día, extendiéndole una cajita mientras sus mejillas se pintaban de un suave color rojo—Supe que te gustan de esas... Pero si quieres de otra, puedo conseguirla—se ofreció, luciendo apenado.

Agradecía mentalmente que sus amigos no estaban cerca, porque si no, estuvieran burlándose por verlo de esa manera, tan avergonzado y nervioso por un chico.