PRÓLOGO

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Eran las 11:24PM de un domingo por la noche. Cansado de las peleas en casa con su esposa, Drake llego a un bar que se encontraba en la avenida principal de Boston.

Se sentó en uno de los taburetes y con cara rezagada, pidió un escoses. Sabía que no debía emborracharse, pero en ese momento, lo único que pensaba era en que su vida era una mierda.

El chico de la barra coloco el escoses enfrente de sus narices. Drake solo resoplo y tomo el vaso con sus torpes manos.

El sonido de la campanilla de la entrada, hizo que el chico de la barra alargara la mirada. Drake sin poder evitarlo, siguió su instinto y siguió la mirada del chico.

Una mujer joven, con cabello largo y ondulado color café, con piernas largas y delgadas, entro por la puerta. Su cuerpo estaba cubierto con un pedazo de tela color azul llamado vestido, que dejaba volar la imaginación de cualquiera. Ninguno de los hombres que se encontraba allí, pudo disimular la presencia de semejante mujer que acababa de entrar por la puerta.

Drake no podía dejar de ver aquellos ojos azules que le devolvían la mirada también, como si ella lo hubiera estado esperando como una leona espera a su presa.

Se sentó justo al lado de Drake, causándole escalofríos. El desvió la mirada apenado, tenía puesto todavía el traje que se había llevado al trabajo y se sentía un poco sucio.

La mujer pidió un escoses también. Drake le dio un sorbo al suyo. Sintió la mirada penetrante de unos ojos azules, que se encontraban a su lado.Desvió la mirada de su agrio y fuerte escoses y se fijó en aquella pechonalidad que salía de ese voluptuoso vestido.

La mujer se percató de aquello y una pequeña risilla salió de su boca. Nuevamente apenado desvió la mirada, y la regreso a aquel líquido verde.

La mujer se levantó de su asiento y se acercó a él, coloco una mano en su hombro y con la otra tomo su escoses.Su corazón comenzó a latir con más intensidad. No debería de estar en un bar- pensó.- Tuviste una noche dura?- su voz era suave y coqueta.

Giro la cabeza hacia ella y comprobó que efectivamente, aquella mujer era hermosa.Labios carnosos, nariz respingada, pómulos altos y unos ojos azules listos para hipnotizarte.

Trago saliva, esperando a que su boca se moviera o emitiera un sonido, pero no lo hizo. Volvió a intentar una vez más, sintiendo que el corazón le iba a explotar. - Demasiado.- dijo con un hilo de voz.

La chica se acercó más, hasta llegar a topar sus narices. Ella sabía que lo ponía nervioso, su plan iba a la perfección. no entendía porque se ponía nervioso, ya que era un hombre muy atractivo, con aquellos cabellos rubios despeinados que le daban un aire de chico sexy, más su traje des arreglado y con aquel olor a colonia desgastada. Sin duda era un candidato para ser el chico de la noche.

Y luego lo vio.Brillando en la penumbra de una de las luces del bar, aquel anillo desgastado en su dedo.

Casado- susurro para sí. Ahora entendía porque el nerviosismo.

Ahora lo entendía todo.

Sonrió hacia un lado satisfecha e hizo conexión con los ojos cafés de Drake.Sin duda Drake era el candidato. -¿quieres ir a mi casa?- pregunto la mujer con tono de seducción.

Drake no podía moverse, lo tomo por sorpresa. Una diosa como aquella, directamente le pregunto si quería ir a su casa, sin rodeos y sin excusas. Directa. Un amigo en la parte baja de sus pantalones comenzó a vibrar gracias al ambiente que la mujer acaba de crear. Soltó el escoses y su hombro y coloco sus manos alrededor del cuello de Drake. Se acercó a su oreja izquierda y susurro - nos la pasaremos muy bien.

El amigo de Drake no paraba de vibrar y eso no le permitía concentrarse, tenía que tomar una decisión. Mientras, las gotas de sudor comenzaron a bajar por su frente. Su remoto cargo de conciencia se encontraba haciéndolo entrar en razón. Una de las gotas de sudor callo dentro de la pechonalidad de la mujer, haciendo que ambos voltearan.Y esa fue la gota que derramo el vaso de lo inevitable.

Drake se fue a casa de la mujer esperando obtener su recompensa. Y claro que la tendría, pero aquella mujer cobraba por ello.Cobraba con la humillación y con el remordimiento del siguiente día. Esa mujer iba a ese mismo bar día con día, sedienta y desesperada, buscando a alguien que la llenara. Y los hombres caían en su trampa día con día. Pensando en que solo tendrían diversión y se irían.

Drake no fue el primero ni el último. Fue uno de los más hombres que la complacían.

Porque aquella mujer, vacía, adicta al sexo y a la bebida, que actuaba como una poderosa egoísta Arpía, era Lauren Ponte, mejor conocida como la perra de Boston Hill. Sus días estaban contados y esta es la historia, de como un chico inocente llamado Matt whited logro domar a aquella leona con su sonrisa soñadora y sus hoyuelos carismáticos. ¿Cómo? De la única manera que un hombre logra domar a una mujer.Uniendo fuerzas, fuerzas en la cama.

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