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Londres, Inglaterra catorce de abril del dos mil diecisiete
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Los últimos días han sido tranquilos, mi trabajo está estable, en la casa no ha pasado mucho— solo ryan molestando a natalie y reece siendo reece—. Por otro lado, me llegó una propuesta para otra película, tal vez sería bueno volver a la actuación.
Ahora mismo, me estaba alistando para ir con Henry a caminar, son las seis de la mañana y yo estoy de pie arreglando mi coleta. Es domingo y no iré a trabajar, por eso acepté.
— ¿Qué haces despierta a esta hora? — Reece me ve con el ceño fruncido desde mi puerta. Recoro su anatomía y veo que viste pijama gris con calcetas geométricas.
— Saldré. ¿Y tú? ¿No deberías estar en tu quinto sueño? — Pregunto metiendo las llaves de la casa a mi sudadera.
— Haré cosas.
— ¿Cómo cuáles?
— Cosas que hacen las personas normales, Dinora. — Pone los ojos en blanco y da la vuelta dispuesto a irse, pero vuelve recargando la mano en el marco. — Ah, y dile a Henry que gracias por lo que me dio.
Confundida camino hasta él. — ¿Cómo sabes que saldré con él?
— Todos los que vivimos aquí nos levantamos pasadas las diez, Taylor está en New York, y tus amigas tampoco son amantes de madrugar. — Dice obvio. — y últimamente pasas mucho tiempo con él.
— Bueno, tienes un punto. — Respondo chocando su hombro para cerrar la puerta de mi habitación.
— Siempre tengo un punto.
Ambos tomamos caminos separados, él a su habitación y yo a las escaleras. Mi día comienza con el pie derecho, y espero siga siendo así.
[...]
El camino es liso, y hay poco aire que mueve las ramas. Los árboles nos dan sombra y podemos sentir el ambiente mañanero.
Henry camina a mi par cuidado que no haya rocas con las que pueda tropezar. Su cabello se mueve de vez en cuando y de reojo me ve cada nada.
— Reece te agradece por lo que le diste. — Digo recordando las palabras de mi hermano.
Él esboza una sonrisa. — ¿El sarcástico e irónico Reece Dankworth me agradeció?, eso sí que es raro. — Chasquea la lengua.
— Odia casi todo, y normalmente no agradece nada, ¿Qué hiciste? — Inquiero curiosa.
Cavill se alza de hombros.— Quería un libro que claramente ya no venden en físico, yo escuché y le regalé la copia que tenía en casa.
— ¿Lees?
— Siempre que puedo, ¿por qué? ¿no soy el tipo de persona que lee? — Enarca una ceja.
Me detengo subiendo un pie en la banca para abrochar mi tenis. — No es eso, solo no pensé que te gustara.
Henry se sienta junto a mi y toma un poco de agua. El tiempo había pasado rápido, dos horas desde que salí de casa y hora y media desde que llegamos.
— Ahora ya lo sabes.
— Ahora lo sé.
[...]
El tiempo que pasé con Henry en la mañana es interrumpido por una llamada de Tom, al parecer se terminó la leche y el té y ninguno podía salir a comprarlo.
Bajo de nuevo las escaleras de mi casa y veo a Kyle jugando con Ryan en la televisión.
— ¿Por eso no podían ir al super? — pregunto pasando de largo para tomar mi bolso.
Ryan me ve con una barra integral en su boca. — Estamos ocupados jugando mortal kombat.
Ruedo los ojos. — ni siquiera son tan buenos. — cierro el ciper de mi sudadera verde.
Kyle grita por algo y voltea a verme. Su cabello está desordenado y sigue en pijama. — Somos excelentes, aunque aquí tu amigo no tanto. — Reynolds golpea su brazo y mi hermano se queja.
— ¿Algún día van a vivir solos? — Pregunto, aunque es más para mi que para ellos. El claxon de un carro se escucha y salgo de la casa encontrando el coche de Henry.
El ingles me sonríe y al entrar veo que cambió su vestimenta, una chaqueta de cuero y jeans es lo que eligió para ir al super.
— Me siento mal por andar en sudadera. — Hago una mueca reparando mi atuendo.
Cavill me mira antes de arrancar el automóvil. — Te miras bien, siempre lo haces aunque no te esfuerces. — me regala una sonrisa de boca cerrada y hago lo mismo sintiendo que dice la verdad. — ¿Quieres ir a comer antes de ir al super?, tienes que comer, no puedes sobrepasarte.
La idea me parece, así que no me niego. — Solo si me dejas manejar de regreso. — Pido recordando la última vez que manejé su coche.
Asiente. — Ni siquiera tienes que pedirlo. — Medio sonríe. — ¿Al mismo lugar de siempre?
— ¿Hay otro mejor que ese? — Enarco una ceja. — Ya sabes la respuesta Cavill.
— Siempre a la orden, Dankworth. — Acelera y cambia de carril metiéndose en el camino que nos llevaba al restaurante que ya nos reconocia.
Dejo que mi vista se pierda en los edificios y carros que pasan a nuestro lado, pensando que últimamente Henry era de esas personas que valoraba en mi vida. Se había convertido en un buen amigo, en ese que estaba cuándo lo necesitaba.
Tal vez Taylor tuvo razón al decirme que todos llegan a nuestra vida para cumplir un rol. ¿Cuál sería el rol de henry?, luego lo sabría.
