Capítulo 5

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NOTA PREVIA: ¡Perdón por la demora! Primero perdí la clave de ingreso a wattpad de esta cuenta, y luego las ganas de vivir xD okya, solo las ganas de hacer cualquier cosa que significara trabajar frente a un computador. 

¡Espero que disfruten de este capítulo!

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No tardaron en divisar la bodega en medio de las viñas. Se veía tal cual la dejaron. Ambos soltaron un suspiro de alivio que su combate anterior, y posterior persecución, no haya despertado las alarmas de los trabajadores. Lo que menos querían era involucrar a algún trabajador inocente.

Todavía estando en la espalda del capitán, Diluc le apunta que pueden entrar por la puerta trasera, la más cercana a la cocina para no llamar la atención, a lo que Kaeya asiente.

–...puedes bajarme – dice el pelirrojo una vez que cruzan la puerta, al interior de la mansión –. Puedo caminar por mis medios.

Kaeya arrugó el ceño; –No, aún no – dijo, y explicó antes de que llegaran las protestas de Diluc –. Te recuerdo que tus pies están heridos y sin vendar.

–Estamos dentro de la mansión, no me dañará más los pies.

–¡Vamos, vamos! No puedes ser tan ciego, ¿cierto? Diluc, aun tienes que subir las escaleras. Además, ¿olvidaste la pelea? El piso y la alfombra deben estar llenas de restos de vidrios rotos que lastimaría más tus pies.

Excusas, nada más que excusas. Kaeya estaba al tanto de eso, porque, ¿qué importaba que el pelirrojo subiera unos cuantos escalones? Y también los vidrios estaban todos en el dormitorio de este, mismo donde no iba a ir. Pero, ninguna de estas razones quiso escuchar su cerebro, pues la verdad era que, sorpresivo para él mismo, quería disfrutar un poco más del calor del pelirrojo y de su cercanía. Kaeya quiso reír ante esto, nunca pensó que ese momento le atacaría el egoísmo de querer acaparar nuevamente a su ex hermano jurado.

–... está bien. Apresúrate – pero tampoco se imaginó que Diluc aceptaría sin discutir su cercanía unos minutos más... ¿quizás deseaba igual que él?

Como el dormitorio de Diluc no estaba en condiciones, este le indicó que le llevará al que estaba cerca, el cual era un segundo dormitorio principal que Kaeya reconoció de inmediato como el antiguo dormitorio de Crepus. Sin embargo, no dijo comentario alguno ante esto, solo atravesó la puerta en silencio, y así mismo, dejó a Diluc en el piso, a un paso de la cama donde el pelirrojo se sentó con cuidado, enmascarando lo mejor que pudo su mueca de dolor para luego hablarle.

–Kaeya, no es necesario que te qued-- ¡Oye! ¿qué estás haciendo? – la irritación en la voz de Diluc no hizo nada para detener la búsqueda del capitán por el dormitorio.

–¿Cómo que estoy haciendo? Por supuesto que buscando algo para curar tus pies.

–Puedo hacerlo solo.

–Sí, sí, Diluc puede solo, claro. Quédate quieto, creo que encontré algo.

Kaeya sonrió, no por el silencio ofendido de Diluc sino porque, a pesar de los años sin uso, este dormitorio estaba totalmente equipado y en perfectas condiciones, sin mencionar que limpio, por lo que tenía todo lo necesario para obligar que el pelirrojo aceptara ser curado por el capitán.

Tomando el pequeño, pero bien equipado botiquín de emergencia, se hincó frente a Diluc y con una toalla limpió y secó los pies sangrantes de este. A pesar de que ocultaba sus quejas y enmascaraba las muecas de dolor, Kaeya podía decir que sí le dolían. En un intento de no dejar ver su inconformidad, el pelirrojo hacía unas expresiones muy lindas.

ProtegerteWhere stories live. Discover now