21. Celo omega.

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¡Hola mis bonitos lectores! No hay mucho que mencionar además de que mantenganse con la mente abierta ya sea a conservar el cachorro o no, ambas posturas con validas y se me van a los extremos, dejen que procesen la situaciones los pobres, necesitan desglosar las ambivalencias.

¡Espero que le guste!

¡Espero que le guste!

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Diez, nueve, ocho.

Tiene seis años y está jugando en los pastales de Cape Cod con Griffin, lo ha inscrito en el equipo de béisbol, lo ha alabado acerca de su talento desmesurado para el deporte y eso lo ha hecho reír, Ash le ha dicho que su sueño es ser un jugador profesional solo para hacerlo sentir orgulloso, desea verlo entre las gradas repletas de fans haciéndole barra, pero no se lo dirá. Se han tomado una fotografía durante el primer ensayo victorioso, Jim les sonríe con ternura antes de invitarlos a cenar.

Click. Click. Click.

Siete, seis, cinco.

Tiene catorce años y ha llegado a la correccional, ha logrado que dos de los penados más peligrosos peleen por él, suele atar a los hombres a la punta de su meñique, actuando como una puta sedienta, los manipula sin que se den cuenta, en ese entonces Ash odiaba, quienes abusaban de él ni siquiera lo veían como un ser humano, de hecho cuando se defendía ellos se enojaban mucho, le gritaban: «¿Cómo te atreves a arruinar nuestra fantasía?». No lo veían como una persona real, pero ha tenido la desgracia de conocer a un idiota con cabeza de mármol que se ve diferente.

Shorter Wong es su nombre.

Cuatro, tres, dos.

Tiene dieciocho años y acaba de matar a su creador, hay sangre escurriendo entre colmillos, lo mató en un descuido donde aprovechó de colarse a la mansión, el cadáver lo incita a vomitar, lo repugna, se ve como un saco vacío, con los ojos vidriosos y desenfocados plasmando una paz casi religiosa, el desgraciado le ha quitado el placer a la venganza. Max está a su lado, no le pronuncia palabra alguna, tampoco lo abraza porque le aterra el contacto, pero se mantiene a su lado mientras la mansión se quema.

Uno.

Un chico terco como el demonio le está murmurando palabras dulces detrás del lente de la pasarela, lo que dificulta que tome en serio su trabajo, que esboce esa clase de pucheros solo le gatilla ganas de besarlo, es injusto, especula. Se relaja para posar, modela contra el fondo como si fuese el lienzo de Eiji y Aslan se hubiese convertido en la musa. Le sigue sorprendiendo, ahora lo vislumbra con una impresionante nitidez, pero esas pupilas jamás mostraron rastro de maldad.

Eiji lo ama.

Es tan afortunado.

—¡Eso es todo! —El click de las cámaras cesa, Jessica le aplaude para felicitarlo—. Vayan a descanso chicos, estuvieron grandiosos.

No ha reexperimentado.

Si bien, al principio se mostró reticente a sus propios avances porque ser autodestructivo es el pan de cada día, ha desaprendido el click con los traumas de su pasado, es lindo finalmente disfrutar del arte que tanto adora su conejito. Sabe que es probable que alguna vez recaiga, los estímulos pueden superponerse y así gatillar un recuerdo desagradable, daría igual, dar un paso hacia atrás no equivale a volverse a ahogar en el inicio, es un logro que se valida y agradece.

Release the bunny [Omegacember]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora