sixty-nine 69

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Ambos íbamos en el auto yo conducía obviamente y Olivia miraba por la ventanilla del auto, había un gran silencio y no tenía nada que decir.

— Oli — llame su atención

— Mmm... — me miró

— Lo siento, no debí castigarte sin antes escuchar tu relató de la historia.

— está bien, ¿ya no tendré castigo? —
sonrío y negué

— pero no debes golpear a nadie, pueden salir lastimados. ¿Me oíste? — asiente
— y ahora dime ¿Porqué golpeaste a la niña? 

Frunce el ceño — porque ella dijo que mis rulos eran feos — se cruza de brazos

— Oh... — la miro —  pues tus rulos no son feos, son hermosos. Pareces ricitos de ojo, aunque los tuyos son castaños — sonrie

— Entonces la próxima le daré con el balde — comienza a reír — es broma

Rio — desde ahora en más ya no serás pulguita, serás ricitos de oro — sonrió

— ¿Y de dónde sacaste ese nombre? — me mira

— ¿No conoces el cuento de ricitos de oro? — niega

— Mamá jamás me contó ese cuento...— sonrió

— pues entonces te lo contaré yo — me mira

— ¿ahora?

— si quieres...

— bueno

En camino a casa le conté aquel cuento, le encantó, hoy pasaríamos un lindo dia. Olvidandonos  de todo lo problemas, solo Olivia y aidan, baje del auto y cargue a esta

— al departamento, el pobre departamento ya te extrañaba, mira tus juguetes en el suelo — se baja de mis brazos

Toma un peluche que estaba en el suelo — ey este es el señor bigotes, ¿qué hace aquí?

— pues tú lo dejaste hija — sonríe

— hola papá aidan — hace una voz exagerada

Me agachó a su altura — hola señor bigotes — sonrió

— papá aidan, olivia te trajo un regalo — se sienta en el suelo y me siento junto a ella

— ¿y qué se supone que me trajo? — está deja el muñeco y toma su mochila para abrirla y sacar algo de ahí

— cierra los ojos papá — vuelve su voz dulce y tierna

Cierro los ojos y siento sus manitas tapar mis ojos que estaban cerrados

— no los abras — sonrió

— no, no los abriré, pero ya dime qué es — escucho risas

— ya puedes abrir los ojos — sonrió al ver una hoja de papel el cual tenía algunos dibujos a los lados y la fotografía que ambos nos tomamos el día de su cumpleaños.

— ¿te gusta? — sus ojos se ven tan brillantes y hermosos

— ¡me encanta! — sonrió para abrarla — gracias ricitos de oro, lo guardaré por siempre

— lo hice en la noche... — se sienta en el suelo nuevamente

— estabas inspirada — asiente — pero dime una cosa... ¿De dónde sacaste la fotografía?

— De tu habitación... — sonríe

Dios esta niña se mete por todos lados

— Oh

— mamá me llevará a ballet — sonríe

— ¿ballet? Wow serás una pequeña bailarina — sonrió

Me mira — si y pobre hacer Miles de piruetas...

— ¿estás emocionada?

— si mucho

— ¿Qué tal si ese día te llevo a tu primera clase de ballet? — asiente

— si y podrías ir con mamá... — titubeó

— puede ser que si, oye Olivia... — me mira — dime una cosa ¿tu madre tiene un amigo llamado Larry? — asiente

— Mmm... Oh sí larry, él es el mejor amigo de mamá... O eso creo — sonríe

— Ya veo... Pues si ella puede tener amigos yo también puedo tener amigas ¿verdad?

Niega — ¡no!

— oye piénsalo por un momento... Irías de paseo y también pasarías días junto a mi amiga — me siento junto a ella

— Las amigas no sirven

— ¿Quien te dijo eso? — me mira

— mamá... Ella dijo que las amigas no sirven, no si ya estás enamorado de la persona correcta — desvío la mirada

— tal vez tenga razón... — suspiro — ¿quieres ir por un helado?

— si — levanta sus manos y alarga la “i”

[...]

Nos encontrábamos en el parque jugando con Olivia, ya estaba bastante cansado y Olivia aún no se cansaba

— ¡Vamos papi! — se quejó

— Ya estoy cansado, necesito una botella de agua — suspiré sentadome sobre la banca .

— ¡Ufa! Iré a jugar en los columpios — se marchó hacia los columpios junto a otros niños

No me di cuenta cuando aquella mujer se sentó junto a mi.

— Ay que bonita, ¿ella es tu hija verdad? — sonrió

— si — asenti

— Es igual a ti — sonríe

— gracias

— ¿padre soltero? — pregunto acercándose

— no, mi esposa está en la casa — sonreí

— Oh... ¿Y piensas tener más hijos? — miro a los niños

— Mmm... No lo sé — mire a Olivia la cual estaba hablando con un niño

— ¡Papi! — corrió Olivia hacia mi con una flor en su mano

— ¿Qué sucede?

— mira ese niño de ahí — apunta hacia un niño —  me regaló está flor — sonríe — ¿no es tan lindo?

— ¡Olivia! — la tomo de la mano — suelta eso — intento quitarle la flor

— ¡No! Me la regalaron a mi consigue la tuya — frunció el ceño

— nadie debe regalarte ninguna flor, rosa  o lo que sea, nadie — fruncí el ceño

— pero me dió una flor... — se quejó

— pues ahora me va a oír — camine hacia el pequeño

— oye, tú niño — mire a este — ¿ves a esa niña de ahí? — apunte hacia Olivia la cual estaba sentada en la banca cruzada de brazos y con el ceño fruncido

— si — asíntio

— Ella es mi hija, mía solo. Así que toma tu flor — le di la flor — y regalasela a tu mamá si quieres.

Me acerque a Olivia y está se dió la vuelta

— esa era mi flor — dijo molesta

— pues si quierés puedo regalarte Miles de esas flores y más lindas. — sonríe

— ¿enserio? — se puso de pie

— claro... — la tome en brazos

𝐄𝐥 𝐀𝐦𝐢𝐠𝐨 𝐃𝐞 𝐌𝐚𝐦á © Where stories live. Discover now