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Llegó la hora del entrenamiento, Yamaguchi al entrar vio a Kageyama que estaba con Yachi y Hinata, al menos esperaba poder estirar con él para pasar algo de tiempo y de paso preguntarle si pasaba algo.
Pero fue lo mismo, le dijo que estaba bien y que no pasaba nada.

Y durante el entrenamiento notó que Tsukki parecía tener mucha energía, lo cuál era extraño, pues sí entrenaba correctamente, pero ahora parecía tener demasiada energía. Volteó al otro lado y vio a Kageyama tirado boca abajo en el piso, parecía exhausto.

Tsukishima estaba muerto, tuvo que fingir tener la energía de Kageyama, lo cual lo dejó demasiado cansado.

— ¡Kageyama, levántate! —Se acercó Hinata, pues era raro ver al pelinegro así. — ¡Tenemos que seguir!

Tsukishima solo soltó un quejido, ya no quería levantarse. Pero el pelinaranja volvió a insistir moviéndolo con el pie.

— Yo acepto a las personas gays, pero no a los flojos, ¡ya levántate! —Lo tomó del brazo para jalarlo y tratar de motivarlo, pero era en vano.

Tadashi vio aquello con una de sus cejas fruncidas por la confusión, ¿desde cuándo Kageyama se agotaba en los entrenamientos? Incluso por más cansado que estuviese, siempre fingía que no lo estaba para seguir.

Acabado el entrenamiento en los vestidores notó como Tsukki lo miraba y cuando volteaba fingía no verlo, lo cual era extraño, porque eso solía hacer Kageyama, pero ahora el pelinegro ni siquiera lo volteaba a ver.




Al día siguiente no fue mejor, de hecho podría decirse que igual.

Yamaguchi había notado que Kageyama estaba muy callado, por lo general le hablaba de cualquier cosa, de su hermana, del entrenamiento, de la escuela, de algo que vio en internet, pero estos días había estado muy callado.

Tsukishima no podía ver a Tadashi porque sentía que iba a intentar besarlo o abrazarlo, y tampoco podía hablarle porque no sabía de qué hablaban ellos dos, estaba feliz de pasar tiempo con su amigo de la infancia, pero sería mejor si fuera en su propio cuerpo y no en el cuerpo del pelinegro.


Ya en el salón, Hinata y Yachi se acercaron hasta donde estaban.
— ¿Estás molesto, Kageyama? —Preguntó Yachi algo preocupada, pues estaban en el salón esperando a que el profesor llegara.

Sin embargo, Tsukishima solo negó.

— ¿Seguro? Porque estás frunciendo mucho el ceño... Más de lo normal. —Insistió Hinata, pues era extraño, porque desde que estaba de pareja con Yamaguchi tenía una sonrisa tonta.
— Incluso te pareces a Tsukishima todo amargado. —Se burló e imitó la cara que solía hacer el rubio.

Pero Tsukishima solo frunció más el ceño.

— Ya pues... —Hizo un mohín de desagrado. — Pero en serio, estás muy serio estos días, ¿peleaste con Yamaguchi o algo? —Preguntó sin descaro alguno, pues sentía mucha curiosidad.

Tsukishima vio a los dos, notando que Yachi también parecía darle la razón, lo cual era malo, si ellos lo habían notado era obvio que Yamaguchi igual.
— ¿Por qué piensan eso?

Los otros dos se vieron entre ellos de reojo.
— Bueno... Siempre sueles ir directo con Yamaguchi en cada descanso o cuando tienes oportunidad, pero ahora... —La rubia empezó a explicar algo tímida.

— Parece que lo ignoras. —Completó Hinata al ver que Yachi parecía no querer terminar su oración.

Esto era malo, muy malo, quería mantener su distancia con Tadashi ya que lo ponía muy nervioso que se le acercara tanto, pero era obvio que se malinterpretó, ahora debía pensar en que hacer para no levantar más sospechas.

— Si necesitas consejos de amor, ¡con gusto te los daré! —Se autoseñaló el pelinaranja glorioso y con bastante orgullo.
— Después de todo, gracias a mí ustedes dos se hicieron pareja.

Shoyo parecía ajeno a la mirada que le estaba dando el pelinegro, Tsukishima no volvería a aceptar ninguna de sus "ayudas", porque parecía que Hinata no conocía las palabras "discreción", "secreto" o "sutileza", pues recordaba como había soltado preguntas y comentarios tan directos y sin ninguna pizca de vergüenza.



A la hora del almuerzo, Kageyama fue a buscar a Tsukishima... O mejor dicho a buscarse a sí mismo. Pues Yamaguchi parecía muy triste y era obvio que estaba preocupado por "su extraña actitud" que en realidad era la de Tsukishima fingiendo ser él.

De nuevo tuvo que pedir hablar y notó como Yamaguchi parecía confuso, era claro que estaba curioso.
Estaban otra vez ellos dos solos, Kageyama iba a hablar, pero antes tomó un gran suspiro.

— ¡¿Qué parte de "no me hagas quedar mal", no entendiste?! —Intentó estar tranquilo, pero se trataba de Tsukishima, él cual odiaba y viceversa.

— No te estoy haciendo quedar mal. —Sabía que era mentira, pero no lo hacía a propósito, además de que sus reacciones eran involuntarias, Yamaguchi jamás se había acercado tanto a su rostro, por lo que por reflejo se alejaba de él.

— ¿No viste a Tadashi? ¡Se ve muy triste, ¿qué le hiciste?! —Lo peor es que Tsukishima estaba en su cuerpo, todo lo que hiciera, a los ojos de Yamaguchi serían como si él las hiciera.

— No le hice nada, pero no puedo actuar como tú, Yamaguchi es mi amigo y ustedes son novios, ¡no puedo pretender ser su novio! —Jamás había visto a su amigo de forma romántica y realmente no quería hacerlo, pues podría ser peligroso, podría no haber vuelta atrás y no iba a arriesgarse a eso.

Kageyama no podía objetar, pues no quería ver a Tsukishima como el novio de Yamaguchi, a pesar de que estaba en su cuerpo, no era él.
— Pues al menos trata de ser amable, no quiero que arruines mi relación.

— No lo hago. — "Al menos no a propósito". — Escucha, el año pasado esto solo duró una semana, para el sábado ya estábamos en nuestros cuerpos, solo tenemos que fingir hasta pasado mañana y todo volverá a la normalidad. —Usó la lógica, pues hace un año para el fin de semana ya estaban en sus cuerpos, así que debía ser lo mismo, ¿no?

— ¿Pero por qué volvimos a cambiar? —Esa cuestión era lo que más le daba vueltas en la cabeza, ¿pues qué tal si volvía a pasar? ¿Por qué pasaba? Ni siquiera supieron porque pasó el año pasado, pero sirvió para acercarse a Yamaguchi.

— ¿Crees que lo sé? —Respondió con sarcasmo, pues no tenía idea, creyó que sería cosa de una sola vez.
— A veces creo que hay un Dios que me odia... —Pensó en voz alta.

— ¿Solo uno? —No sabía mucho de religión, pero podía asegurar que todos podían odiar a Tsukishima.

— Cállate. —Se frotó la sien desesperado.

Body changeWhere stories live. Discover now