Caras vemos, corazones...

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"Hacer lo correcto" siempre fue el lema de Liu Qingge.

Ayudar a quiénes lo necesiten, pelear contra quienes lo merezcan. Incluso el asesinato, si eso significa salvar la vida de otras personas.

Y lo ha hecho, en numerosas ocasiones, incluso antes de aprender a blandir correctamente una espada ya solía inmiscuirse en peleas si su deber moral se lo exigía.

Él protegería a la gente, derrotaría a los enemigos de su paz.

Y, actualmente, el enemigo más grande de todos era el hombre frente él.

Frías pupilas lo enfrentan, sin emociones, sin vida. Las túnicas negras combinan bien con tal rostro carente de sentimientos.

—Shen Qingqiu, mago oscuro, por tus actos que han atentado contra el bienestar de inocentes, yo, Liu Qingge, hoy te llevaré ante la justicia— proclama, apunta con Cheng Luan al mago que lo observa sin interés aparente.

Es sólo tras escucharlo que se transforma el rostro impasible, una sonrisa se extiende, no demasiado grande para considerarla burlesca, tampoco lo suficiente pequeña para descartar la diversión. Si Liu Qingge encontrara más importante analizar las expresiones, tal vez se habría percatado que, si bien el rostro sonríe, el brillo de las pupilas es de alguna forma más opaco que antes; no obstante, sólo un segundo después, los iris adquirieron un brillo esmeralda, el rostro sombrío se iluminó con un nuevo toque de arrogancia.

—Quiero ver eso.

「✦」

Liu Mingyan ha crecido con el ejemplo de su hermano. Toda su vida lo ha observado, ha aprendido de sus principios, sus actos y su esfuerzo. Quien conoce mejor el nivel de Liu Qingge es, naturalmente, ella.

Crecieron juntos, entrenaron juntos, uno fue el maestro y la otra el aprendiz; en ninguna parte podría haber alguien que conociera a Liu Qingge tanto con ella lo hacía, no respecto a su personalidad, no respecto a su habilidad.

Entonces, cuando ella abrió la puerta tras una serie de golpes insistentes, lo que menos esperaba era que al otro lado se encontrara su hermano quien debería estar a miles de kilómetros de distancia con su tez blanca más pálida de lo que debería ser, menos con rastros de sangre en sus túnicas usualmente prístinas.

Ella no entendía, pero tampoco haría preguntas. No hasta que haya sanado a su hermano, al menos.

Es hasta que infunde su magia curativa en Liu Qingge que entiende el por qué su hermano viajó desde dónde sea que haya sido su batalla hasta llegar con ella en lugar de detenerse con algún otro sanador.

—Debió ser un oponente formidable— comenta una vez ha neutralizado la energía oscura en el cuerpo de su hermano. Pocos eran los magos que podrían curar esto, lo eran menos aquellos que podían infringirlo.

La tez de Liu Qingge se vuelve roja, una señal del enojo creciente si el marcado seño en la frente no es suficiente evidencia.

—¡No es más que un bastardo tramposo!— responde ofendido.

—Hermano, los magos oscuros nunca han sido famosos por su integridad, te pido que lo tengas presente la próxima vez.

Porque, Liu Mingyan sabía, Liu Qingge nunca dejaría el asunto así.

Lo que no le dijo fue lo sorprendente que era el que tuviera la oportunidad de tener una "próxima vez". Por lo general, las víctimas de estos ataques apenas podían tener algunos minutos de vida después de ser infectados con magia oscura en sus cuerpos. Al final, sólo pudo atribuirlo a la fortaleza y suerte de su hermano; así como a la arrogancia de su oponente al pensar que con tan poca magia lograría asesinar a Liu Qingge.

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