Home.

17 2 0
                                    

Se había ido hace tanto tiempo, dejando atrás su pasado, sus amigos, su familia. Todo. En una maleta metió su vida entera y se marchó.  No miró atrás porque sabía que se arrepentiría de hacerlo.

Y ahora estaba devuelta, sus pies volvían a tocar el mismo suelo en el que nació. Sus oídos volvían a escuchar los sonidos con los que creció, y sus ojos se encontraban nuevamente con la gente que dejó atrás.

Se sentía una intrusa caminando por las calles que la vieron crecer, seguían igual 5 años más tarde, mientras que ella era una desconocida a la niña que corrió una vez por ahí con su padre, la visitó esas tiendas con su madre.

Estaba bañada en la nostalgia que le producía ver todo, recordaba estar parada en el mismo sitio que ahora, hace ya muchos años; junto a su padre. Sentados los dos en la arena mirando al mar, sin hablar, con la compañía de los pajaros que por ahí pasaban y el pequeño cangrejo que salía de su cueva en la arena.

Pero ahora se hallaba sola, sin saber dónde estaba su padre, sin pájaros en el cielo ni un cangrejo en la arena. Ella había abandonado todo por su propio bienestar y ahora le tocaba aferrarse a esa soledad.

Su recorrido se extendió por aquella playa, y luego por las concurridas calles con nuevas y viejas tiendas. De lejos vió a gente que reconocía y recordaba;  la niña que siempre acompañaba a su madre a vender ya no era una niña y la madre ahora lucía más canas que antes.

También notó a los que ya no estaban, al anciano sentado frente a su casa, y al gris gato que solía pasear en la panadería.

En 5 años había cambiado todo y nada.

Visitó las tiendas en las que había estado junto a su hermana y se preguntó que sería de ella. Compró pan en la misma panadería en la que solía hacerlo con su padre y volvió a encontrarse con la señora que le decía «eres identica a tu madre»

Su madre...

Esa que murió hacía más de 15 años, la había visitado en el cementerio apenas llegó. Reencontrarse de nuevo con el sitió donde estaba enterrada fue doloroso, y más al ver la adición de dos nuevas tumbas sobre la de su madre. Los nombres de sus abuelos grabados en la piedra sobre ella.

Habían muerto mientras ella se hallaba lejos.

Les pidió perdón en voz alta, a ellos y a su madre. Por irse sin despedirse, por no darles un último abrazo, un último beso.

Se arrepintió por un momento de haberse ido, pero la realidad es que era difícil hacerlo cuando estando lejos fue que se encontro a sí misma y a lo que necesitaba para sanar las héridas venia cargando desde niña.

De ello habían pasado un par de días, y ahora caminaba en la calle donde se encontraba su casa, y vió tantas cosas que no habían cambiado. Los mismos vecinos, las mismas tiendas se mantenían, y cuando estuvo frente a su casa, en la acera contraria a esta, vio como todo seguía igual. la misma pintura naranja y los ladrillos rojos. la misma puerta color cobre.

En esa instante la puerta se abrió, su padre saliendo por la puerta. Ahora lucía más canas y mejos cabello que antes, pero más barba que nunca.

Él miró hacia el frente, y ambos  encontraron la mirada del otro, ella alzó la mano en saludo y con la voz rota, dijo: Hola papá, estoy en casa.

«🌷»

Comeback HomeWhere stories live. Discover now