El declive y El extraño

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Recuerda que se conocieron cuando tenían 22 años y cursaban la universidad. Seis años después se casaron.

Tal vez ese fue su primer error.

Recuerda que al inicio su matrimonio era pasional y fogoso, amaban con adoración y no temían demostrar su amor al mundo (o al menos Wei Ying) pero conforme pasaron los meses la miel de sus hojuelas se fue amargando.

Y no, no fue porque de un día a otro se dejaron de amar o dejaron de demostrar su sentir. En realidad, fue porque cayeron en la rutina de su día a día.

Ese fue otro error.

Se volvió habitual regresar del trabajo y prepararse para esperar a su esposo, ya sea para cocinar la cena o simplemente esperar en la sala a verlo. Al inicio era emocionante, recuerda esas mariposas revoloteando en su estómago por los nervios y la felicidad.

-Er-ge ¡Bienvenido a casa~!

-Wei Ying

Si, esa era su rutina, al paso de los días recibir ese beso o abrazo de bienvenida se volvió... Normal y cotidiano. Y estaba bien ¿Verdad?

Suponerlo fue el tercer error.

Hacer el amor perdió la magia. Al ser jóvenes no experimentaron la pasión de entregar sus cuerpos mutuamente hasta después del matrimonio, así que realmente no sabían mucho del tema y tampoco se tomaron el tiempo de explorar cosas nuevas, cosas que le gustarían al otro. Así que tener relaciones se convirtió en algo cansado y aburrido. Y día a día perdía el interés en ser tocado por su esposo. ¿Qué había de emocionante en sólo recostarse y abrir las piernas para su esposo? ¡El sexo vainilla no era lo suyo!

Lan Zhan era un amante... Reprimido. Él lo notaba. Su agarre era rudo y su toque brusco cuando tenían sexo (ya ni siquiera podía llamarlo hacer el amor) sin embargo, sus embestidas eran lentas y suaves, como si temiera romperlo.

Y él, aunque algunas veces era un desvergonzado, no se atrevía a decirle que le molestaba su... Técnica en la cama. ¡No podía romperle así su orgullo!

¡Ding Ding! Otro error.

No debió callar ¿Verdad? Se supone que un matrimonio se basaba en la confianza y la comunicación, y él había fallado.

Los dos lo habían hecho.

Las salidas a citas eran... Buenas, por no decir aburridas. Siempre al mismo restaurante familiar y la caminata nocturna por el parque hasta llegar al auto.

Si no estaban trabajando, estaban en casa y eso era... Triste. Porque realmente no compartían mucho tiempo juntos. No hablaban si no era para preguntar que cenar o si dormirán temprano saltándose su... Casi todos los días. Si, triste.

Las cenas con la familia eran incómodas. Porque frente a la familia Lan tenían que mantener la compostura y la elegancia que se supone tienen los esposos (así que Lan Zhan lo ignoraba todo el tiempo). Mientras que las cenas con su familia fingían ser la pareja perfecta para no hacer sospechar a sus padres.

Eran tan rutinarios que tenían un menú preestablecido para la semana. Sí, todas las semanas comían lo mismo.

Sin embargo no podía decir que odiaba su matrimonio. Porque amaba a Lan Zhan y sabía que él lo amaba. A su manera, pero lo hacía.

Su matrimonio no era un Edén, pero tampoco un infierno. Y estaba bien así, tenía que estarlo. Porque lo había prometido en el altar.

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Desde hace ya más de tres años recibe cartas de un extraño, cartas llenas de poesía que le han devuelto la alegria.
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Ese Estúpido Que Llama •WangXian•Where stories live. Discover now