Serendipia [Casi Ángeles]

Un poco de respeto

Luego de vaciar su estómago Selene estaba pálida, con ayuda de Luca entraron a la residencia y fueron a su cuarto que estaba vacío.
Él le trajo un vaso de agua y se sentó frente a la platinada. Ella se veía muy mal.

- ¿Estás mejor, Ángel? - le pregunto preocupado al ver a su novia más pálida de lo que era

- Si amour, gracias - dijo dejando el vaso ya vacío a un lado, él la tomo de las manos.

- ¿Me querés contar que pasó?¿Por qué estabas así?

Selene sabía que no le podía contar todo lo que había visto y menos porque si ella se puso así no quería imaginar la reacción de él.

- Hay cosas que no podés saber del futuro y esto precisamente no lo podés saber.

- Está bien. Entiendo - asintió comprensivo haciéndola sonreír

- Gracias amour - se levantó

- ¿A donde vas? - pregunto confundido

- Necesito buscar a Gonzalo para hablar con él

Gonzalo era su protector, si ella estaba en peligro él debía saberlo. Al igual que ella lo supo porque la vida de los guardianes estaban en riesgo.

- A él si le podés contar - dice molesto

- Amour, es diferente. Gon, es mi protector. Así como lo fue en algún momento Ani - intenta hacerlo entender

- Está bien, anda, contale a Gonzalo lo que no me podés contar a mi. Ya estoy acostumbrado a que lo prefieras antes que a mí - dice él intentando hacerla sentir culpa para que no se vaya con el rubio pero esta vez Selene no sé lo iba a permitir, no?

- ¡Basta, Luca! No quieras manipularme - sus ojos se llenan de lágrimas - ¿No te das cuenta que me lastimas? - le dice entre sollozos

- Ángel... Yo ..

- Yo te amo, Luca. Por favor, no me lastimes - lo mira con sus profundos ojos verdes Luca jura que pudo sentir su dolor

- Perdóname, Ángel. No te quiero lastimar - le dice poniéndose de pie y besándola

Ella se deja llevar correspondiéndole, permitiéndose disfrutar de ese momento donde estaban bien, sin pelear. El beso se vuelve más intenso, apurado y voraz.

Él la gira recostandola sobre la cama y  lentamente baja sus besos al punto débil de ella que sin poder evitarlo suelta un gemido. Al escucharla no controla sus manos que tocan y aprietan partes de su cuerpo.
Ella tampoco se contiene al meter las manos por debajo de su remera, se la quita con su ayuda y lo toma de la nuca para profundizar el beso enredando sus dedos en su cabello. Cuando él está por desprender su remera, Sele escucha como se cierra una puerta y se separa abruptamente al pensar que fueron descubiertos en una situación tan comprometedora.