Capítulo 33

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Día esperado, lunes. La rutina de siempre... Casa, amor, escuela, amigos, momentos únicos...
Nereón, más complacido que nunca. Alegre, contento, sonriente, perdido cada vez más en su mundo, en ella... Ella que no sabe de que otra forma gritar por dentro. Se siente libre con él, lo hace ser otra persona. Y, así, los dos se complementan, se ayudan...

El sonido del timbre inunda la escuela en todos sus rincones. Son las cuatro con veinte. Han concluido las clases.
En el Décimo Dos, aún no liberan los estudiantes. Ramón continúa explicando algo importante.
-¡Recuerden que esta visita de clases me dará una nota a mi, y también a ustedes como aula! —Sigue gesticulando con las manos mientras camina de un lugar a otro, a pasos cortos.— ¡Ahora! —Hace una pausa para dar un vistazo a toda el aula.— ¡Hay una canción, de Los Cafres, que habla sobre la naturaleza! Sería especial para la clase... ¿Quién la tiene?
-¡Yo! —Alguien responde al unísono.
Ramón mira a esa dirección. Es Jeniffer.
-¿Tú? —La señala.
-Si.
-¡Perfecto! —Se adelanta a la mesa donde tiene sus cosas. Abre uno de los bolsillos de su portafolio y saca una memoria USB, negra y roja, por el color se puede percibir que es casi nueva.— Te voy a encargar mi memoria, la pasas para aquí y mañana la traes.
Jeniffer asiente.
-¡No la puedes olvidar! La clase es mañana.
-¡No!
-Bien. —Simula una sonrisa y va hasta su mesa. Le deja el dispositivo y retrocede.— ¡Ya pueden salir!
El chirrido de las sillas se hace eco entre las cuatro paredes. Julia y Jeniffer se levantan con prisa y salen agarradas de la mano.
Afuera, las esperan Nereón y Yandri, junto a Marquiño.
-¡Que manera de demorarse ese tipo! —Nereón hace un gesto de mal gusto.
-Es que mañana van a visitar la clase, y estaba aclarando algunas cosas. —Jeniffer le explica moviendo las manos.
-¿Y eso qué es? — Yandri se percata de lo que te en su mano derecha.
Jeniffer mira el dispositivo.
-¡Ah!. Es su memoria USB, me la dió para que le pasara una canción para mañana la clase. —Acto seguido, la mete en el bolsillo de su blusa.
-¡Un momento! —Nereón interviene.— Déjame verla.
-¡Baff! —Jeniffer pone los ojos en blanco, pero de igual forma obedece.
Saca el dispositivo del bolsillo y se lo pasa a Nereón que, lo observa detalladamente, dándole vueltas entre sus dedos, asintiendo y riendo, como si estuviese pensando algo, o mucho peor: como si tuviese un plan.
-¡Ya está! —Le devuelve la USB a Jeniffer.— Ya nos vamos —Se dirige a Julia, tomándola de la mano.— ¡Yandri, deja a Jeniffer en su casa y corre para la mía!



La puerta del cuarto se abre, brusca, con un fuerte empujón.
Nereón entra casi corriendo y lanza la mochila al clóset. Sigue con el mismo ímpetu, dispuesto a buscar alguna prenda de vestir.
Escoge un pulóver y lo tira a la cama, después un shorts. Continúa con quitarse el uniforme, primero la camisa, la camiseta de debajo...
Julia lo observa sin entender nada, a un lado de la cama.
Desde que observó la USB del profesor Ramón no ha dejado de actuar como el que lucha contra el tiempo para salvar al mundo.
-¿Se puede saber por qué tanta prisa?
-¡Tengo que aprovechar esta oportunidad —responde mientras se acomoda el pulóver.
Julia sigue sin entender, aunque con algunas sospechas.
-¿Y tienes que salir?
-¡Será rápido! —Se acerca a ella y le da un beso en los labios.— ¡Ven, espérame con mi madre en la cocina! —Le tiende la mano y se la da.

Minutos más tarde, va saliendo de la casa. Y justo en ese momento, Yandri aparece por la puerta q da a la garita.
-¡Muévete! —le grita Nereón.
Yandri hace una seña y apresura el paso.
-¡¿Qué fue?! —pregunta ya estando junto a él.
-¡Tengo una idea!
-¡¿De qué?!
-¡Venga, te cuento en el camino! 

                    


Cae la tarde, y junto a ella la noche que, pasa metafóricamente volando para dar paso a la mañana. Una mañana abierta, con el cielo bien despejado, azul vivo y mucho sol.
En la escuela, el ambiente es tranquilo. Sólo en el Décimo Dos es un poco tenso, tienen Biología a primer turno.
Ramón recibe los estudiantes en la puerta, los saluda y les recuerda la visita.
-Estén siempre atentos y no se distraigan —les dice a una pareja de chicos. Ellos asienten y entran.
-¡Buenas!
Ramón mira en dirección a ese saludo. Luego sonríe al ver de quienes se trata.
-Buenas, ¿pasaste eso?
Jeniffer asiente con la cabeza, sacando el dispositivo del bolsillo de su blusa.
-Aqui está.
Ramón lo toma y lo contempla unos segundos. Luego agrega algo.
-¡Perfecto! ¡Muchas gracias!
Jeniffer simula una sonrisa y entra seguida por Julia. Ramón se da media vuelta para vacilar esta última y asentir mostrando una pequeña sonrisa.

Julia y Jeniffer toman asiento. Sacan los materiales de la asignatura y colocan las mochilas en la espalda de sus sillas.

Un poco más allá, Ramón se acerca a sus mesa de trabajo y deja el dispositivo USB cerca de sus cosas. Después vuelve a la puerta.
Julia lo observa detalladamente. Tiene algo parecido a una espina en el estómago, que no le pincha para nada bien.
-¿Yandri no te habló ayer de lo que hizo con Nereón?
-No. —Jeniffer niega con la cabeza también.
-¿Ni tampoco te preguntó nada relacionado con la clase de Biología hoy?
-Solo la canción que tenía que pasar.
-¿No lo viste cerca de la memoria del profesor o algo?
-¡Que no, Julia, por Dios! —Se comienza a desesperar.— ¿Por qué tantas preguntas?
Julia mira a Ramón, que sonríe mientras recibe a los que van llegando.
Es como si sospechara algo extraño, algo malo.
-No sé. Noto algo fuera de lugar.

Justo en ese momento, se pasea por frente al aula un chico gordo, con espejuelos.
Julia lo reconoce, era quien se sentaba con ella. Lleva una toalla de nariz  que se transita de una mano a otra, lanzándola al aire, como si hiciera malabares.
Va pasando junto a la mesa de Ramón, cuando resbala de la nada. Rápido se sujeta a la mesa para no caer del todo, provocando que se regaran algunas cosas.
Toda el aula rompe a reír, pero él permanece sereno, se pone de pie, toma la toalla de nariz que había caído de sus manos en el mismo instante en que resbaló y sigue su camino, sin mirar a los lados.
-¿Te pasó algo? —Ramón se acerca.
-No. —El gordo acomoda sus espejuelos y va hasta su mesa.
Ramón se acerca a sus cosas de trabajo para comprobar que todo esté en orden, principalmente él dispositivo USB. Y así es, todo está en su lugar.
El gordo, desde su mesa, lo contempla, con una sonrisa pícara. Luego suspira... Parece haberle salido algo bien...
Y unas mesas más atrás, Julia que estaba observando todo. Ahora se alimentan más sus dudas, pero no sabe como unir cada punto.

Gracias por llegar a mi vida(Borrador) Where stories live. Discover now