21. Confianza después de traición

454 86 69
                                    

Fuyumi se levantó de prisa mientras tomaba su mano, Shoto había despertado, a media tarde finalmente abrió lo ojos.

—No hagas nada brusco Shoto —indicó la chica—. ¿Cómo te sientes?

La miró cansado mientras llevaba una mano a su costado, sintiendo las vendas.

—El Sur no hizo nada —habló ronco por el recién despertar.

Le tendió un vaso ayudándole a tomar, el chico lo recibió sintiéndose un poco mejor.

—Iré a que traigan a la curandera, ya no dijo que estás bien así que no te preocupes —comentó sin mirarlo de forma directa.

Después de un pequeño chequeo rápido, algunas preguntas y cambios de vendas, se le había dicho que estaría bien. Debía evitar movimientos muy repentinos, fuera de eso no había tanto problema.

Después comió sopa que su hermana había traído, estaba recostado y no sentía tanto la herida.

No pasó por alto la actitud de la muchacha, parecía abatida sin querer demostrarlo.

—Fuyumi, ¿atraparon a quien me disparó? —preguntó dejando de lado la comida.

Ella negó mientras se acercaba al escritorio de su hermano donde había dejado una hoja.

—Hermano —pronunció mientras se lo tendía—, quiero que no te alteres. No te lo daría, pero Touya fue claro en pedir que en cuanto despertaras lo supieras.

Confundido tomó la hoja mientras minetras la albina bajaba la mirada.

"Shoto.

En este momento nos estamos dirigiendo al Sur para terminar con la guerra.
No tengo idea si nos odiaras por esto, pero es algo inevitable, siempre lo fue. No nos despedimos porque fue lo mejor para que no hicieras ninguna otra locura.

Voy directo a una posible muerte, perdóname por lo que te dije, en realidad estoy muy orgulloso de ti, Shoto.

Aún recuerdo mi promesa de estar para ti, si algo pasa, lo seguiré estando aunque no me veas.

Recuerda que tus hermanos mayores siempre te protegerán.

Todoroki Touya."

Una gota manchó gusto donde estaba el nombre de quien escribió la carta.

—¿Por qué? ¡Fuyumi ellos no pueden ir! —gritó a lo que ella se tapó la boca para ahogar un sollozo— ¡El Sur nunca nos hizo nada!

—H-Hermano-

—¡Aún hay tiempo, puedo tenerlos!

Se levantó de la cama pero fue sujetado de los hombros al mismo tiempo que Fuyumi se ponía enfrente de él.

—¡No quiero que nadie muera! —dijo sin moverse— Ya no, Fuyumi, ya no quiero otra muerte. Ni de aquí ni del Sur.

Aún lidiaba con la partida de Rei, no soportaría más pérdidas.

—Déjame ir —suplicó—, déjame intentarlo, por favor.

—Estás lastimado, no pude detener a padre y hermanos, no me dejes también —pidió mientras lo abrazaba con delicadeza.

—La curandera dijo que estoy bien, debe haber una manera de parar esto.

—¿Y si no la hay? —cuestionó— No te arriesgues más.

Batalla CardinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora